A raíz de una caricatura que subí una vez a mis redes -Jerzy Kosinsky- hubo muchos comentarios sobre uno de sus libros que fue llevado estupendamente al cine. Se trata de una película que me emociona cada vez que la veo. Cada tanto regreso a ella, o si la pesco en el cable, me detengo a mirarla nuevamente. Se trata de Desde el jardín. La película, de 1979, tiene como protagonista a un soberbio Peter Sellers. Fue una de las últimas películas del actor británico que murió a los 54 años, al año siguiente, en 1980. La primera vez que vi la película -estrenada en el cine Trocadero de Montevideo, en agosto del ’79- me motivó a leer el libro en el que se inspiró. Se trata de una obra del norteamericano Jerzy Kosinski. La relectura del libro no deja de conmover. La experiencia lleva a preguntarnos, una vez más, si es mejor el libro o la película. En el caso que dispara esta nota, Desde el jardín, me cuesta elegir, ya que tanto la obra escrita como la cinematográfica me resultan perfectas.
Los cineastas están siempre atentos a aquellos libros que, por un lado sean títulos de éxito y que tengan la posibilidad de ser adaptados como películas. Pensemos, por ejemplo, en la trilogía Millennium, la serie de novelas escritas por el sueco Stieg Larsson o lo que fue el arrollador éxito de la saga de Harry Potter o El Señor de los anillos. En estos casos, siempre estuvo primero el éxito del libro para después ser un éxito cinematográfico.
Sobre literatura y cine, el británico Graham Greene, comentó que “el impacto del cine sobre mi manera de escribir proviene de las mismas películas, más que de las críticas que hice de ellas”. Llegó a decir sobre alguno de sus libros (El tercer hombre) que “no fue escrito para ser leído, sino para ser visto” ya que “nunca pretendió ser otra cosa que una película”.
En su trabajo El aula sin muros, el investigador Marshall McLuhan escribió que “la película es a la representación teatral de lo que el libro fue al manuscrito. Pone a disposición de muchos en muchos momentos y lugares lo que de otro modo quedaría restringido a unos pocos y a pocos momentos y lugares. La película, igual que el libro, es un mecanismo de duplicación”.
En internet fácilmente uno se encontrará con miles de listas que presentan tablas de posiciones sobre las mejores adaptaciones literarias al cine. De las más fallidas que recuerde está La insoportable levedad del ser, una fantástica novela de Milan Kundera, cuya película es soporífera. Si bien Gabriel García Marquez pocas veces veces autorizó que se hicieran películas sobre sus libros o cuentos, las pocas que hubo, fueron muy pobres, como El amor en los tiempos del cólera. Sin embargo, novelas monumentales como El nombre de la rosa, tiene una increíble versión cinematográfica que hizo mucho más popular al erudito libro de Umberto Eco, con Sean Connery como protagonista. Celebro también todas las películas sobre las novelas policiales de Agatha Christie con el actor Peter Ustinov como el mítico detective Hercules Poirot.
Hay ejemplos uruguayos más que interesantes para mencionar. Por ejemplo, hace algunos años, el ciclo “Somos” de Canal 10, adaptó obras de la literatura uruguaya para televisión. Se trató de unitarios basados en obras de escritores Milton Fornaro, Mario Delgado Aparaín, Henry Trujillo y Hugo Burel. En el caso de Burel, además, una novela suya, El corredor nocturno, tuvo una interesante versión cinematográfica en España, con Leonardo Sbaraglia, muy ajustada al libro original.
Otra interesante película uruguaya fue Mal día para pescar, largometraje basado en el cuento Jacob y el otro de Juan Carlos Onetti. Dirigida por Alvaro Brechner, fue la primera vez que una obra de Onetti se adaptó al cine.
La película uruguaya más vista fue En la puta vida de Beatriz Flores Silva y, justamente, estuvo basada en la investigación periodística editada como libro, El huevo de la serpiente de María Urruzola.
Cuando el escritor Pablo Vierci escribió la novela sobre el caso Berríos, 99% asesinado, sabía que la historia terminaría siendo una película. Fue Matar a todos.
Cada lector tendrá su lista personal de películas que fueron mejor que los libros o de libros que jamás pudieron ser superados por el séptimo arte. Aquí van algunos ejemplos emblemáticos.
· Drácula de Bram Stoker (1897), tuvo mil y una versiones. Entre tantas algunas muy buenas y otras espantosas. El vampiro dio para todo.
· El Gran Gatsby F. Scott Fitzgerald (1925).
· La película Apocalypse now (1979) fue la adaptación de la la novela Heart Of Darkness de Joseph Conrad.
· La naranja mecánica (1971) fue en 1962, una novela de Anthony Burgess.
. La tregua (1974) dirigida por Sergio Renán, fue una adaptación de la novela de Mario Benedetti, escrita casi quince años antes. Tuvo un intenso trabajo de adaptación de la literatura al cine del escritor con el equipo cinematográfico.
. Para muchos, de las mejores adaptaciones de libros, está El Padrino, de Mario Puzo, que tuvo en Francis Ford Coppola, una gran versión.
Obviamente que no son todas las que están, ni son todas las que faltan. Las sagas de libros también son series. Por nombrar unas pocas: Wallander, Pepe Carvalho, Montalbano. Esta nota pretende ser un disparador para discutir y que cada lector arme su lista. La conclusión parece ser sencilla: hay libros magistrales que jamás podrán ser una buena película; filmes que fueron muy superiores a los libros que los inspiraron; y finalmente siempre se dará ese duelo eterno entre dos versiones, dos lenguajes, dos propuestas diferentes que apuntan a lo mismo: cautivar con historias bien contadas.
Texto publicado originalmente en el sitio http://delicatessen.uy/