La canción popular británica “Its a long way to Tipperary”, escrita por Jack Judge y que mejor identificó al Reino Unido durante la Primera Guerra Mundial, fue escrito en 1912, fruto de una apuesta por cinco chelines organizada en un pub de Stalybridge, cerca de Manchester, y fue interpretado la noche siguiente en un salón de música.
Los padres de Judge eran irlandeses y sus abuelos eran originarios del condado de Tipperary (centro de Irlanda), una zona de la región de Munster que, curiosamente, el músico nunca había visitado antes de componer la popular canción.
El tema se convirtió en una pieza popular entre los miembros del Ejército británico durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y hoy en día se asocia a ese conflicto.
No obstante, los primeros en cantarla en la Gran Guerra fueron los soldados de una compañía recién llegada al frente del llamado Regimiento de Connaught (otra región irlandesa), compuesta en su mayoría por reservistas de este país, entonces bajo soberanía británica.
Según cuenta el rotativo de Cork (sur de Munster) “The Irish Examiner”, fue un artículo de un periodista británico que escuchó a los soldados cantarla a su paso por Francia el 12 de agosto de 1914 lo que dio a conocer al mundo este tema.
“Una compañía del Regimiento de Connaught nos pasó cantando, con una nota de extraño patetismo en sus sonoras voces irlandesas, una canción que nunca antes había oído”, escribió el periodista.
“Tipperary -dice “The Irish Examiner”- se convirtió en un éxito, su letra se reproducía en todos los periódicos; las orquestas la tocaban en todas partes, se escuchaba en cafeterías y cines; la gente la cantaba en las calles”. Y ello porque era un tema “muy pegadizo” pero a la vez muy emotivo y con mucho “amor y esperanza”.
Al finales de 1914, los horrores de la guerra provocaron que su popularidad entre los soldados cayese en picado, hasta el punto de que los nuevos reclutas eran abucheados cuando la entonaban.
No ocurrió lo mismo en el Reino Unido, donde “Its a long way to Tipperary” (Hay un largo trecho hasta Tipperary) continuó siendo “inmensamente popular y, de todas las canciones de la Primera Guerra Mundial es, quizá, la más duradera”, señala el rotativo irlandés.