El 4 de abril de 1917 se registró un hecho que tuvo impacto en las relaciones argentino-alemanas y demostró la intención del gobierno de Hipólito Yrigoyen de adoptar una postura equidistante de los bandos en guerra. En esa fecha, el velero de bandera argentina Monte Protegido, que llevaba un cargamento de lino con destino a Rotterdam, fue hundido por un submarino alemán frente a las islas Scilly (islas Sorlingas), ubicadas en el área de bloqueo decretado por la guerra submarina alemana, reiniciada dos meses antes con el objetivo de neutralizar los efectos de la política de listas negras y embargos contra empresas alemanas declarada por Gran Bretaña.
El día 10 de abril el cónsul argentino en Londres, Arturo Parker, reclamó ante el gobierno británico por el incidente. Tres días después, el entonces encargado de negocios argentino en Londres notificó al canciller argentino las averiguaciones que éste le solicitara acerca del Monte Protegido: el buque era de propiedad argentina, llevaba bandera argentina izada en el mástil y en la proa, mientras su capitán y tripulación eran provenientes de Noruega, una nación neutral como la Argentina (1).
El 22 del mismo mes, el gobierno argentino reclamó al alemán enérgicamente, señalando que el incidente:
es evidentemente contrario a los principios de Derecho Internacional consagrados, a la neutralidad observada estrictamente en todo momento por la República Argentina, y a las relaciones cordiales entre este país y ese Imperio. (…)
(…) el hundimiento del “Monte Protegido (…) constituye una ofensa a la soberanía argentina, que pone al gobierno de la República en el caso de formular la justa protesta y la reclamación de las explicaciones consiguientes. El gobierno argentino espera que el gobierno imperial alemán (…) le dará las satisfacciones debidas, desagraviando el pabellón, y acordará la reparación del daño material (…) (2).
La respuesta alemana tuvo un tono conciliador. Presentó sus excusas a través del secretario de Estado Arthur Zimmermann el 28 de abril de 1917, utilizando el argumento legal de que el barco había zarpado antes de que se declarase la guerra submarina sin restricciones y señalando la disposición del gobierno alemán a reparar el daño causado. Por su parte, el ministro alemán en Buenos Aires Luxburg sostuvo que las autoridades germanas habían resuelto desagraviar el pabellón argentino por este incidente y por el hundimiento del vapor argentino Toro (3). Esta actitud flexible del gobierno alemán permitió cerrar el incidente y dejar momentáneamente bien parado a Yrigoyen en su postura de neutralidad (4).
Vale acotar que el incidente ocurrido con el velero argentino Monte Protegido también generó ecos en la política interna. El gobierno argentino dispuso que los barcos alemanes internados en el puerto de Buenos Aires fuesen vigilados por guardias armados argentinos, medida que quedó sin efecto una vez solucionado el incidente. Pero además una parte importante de los sectores proaliados argentinos iniciaron una campaña en favor de la ruptura de las relaciones con Alemania. El 14 y 15 de abril, antes de que el gobierno de Yrigoyen se pronunciase ante las autoridades alemanas en repudio del incidente, se registraron tumultos en el centro de Buenos Aires. Como consecuencia de éstos, los negocios alemanes y el Club Alemán fueron saqueados, lo mismo que la legación y los diarios alemanes. Estos desórdenes fueron conducidos por el Comité de la Juventud Pro Ruptura, una organización integrada por jóvenes de la alta sociedad porteña, que contó a su vez con el respaldo de integrantes de las comunidades italiana, francesa e inglesa y muchos intelectuales aliadófilos. El día 22, el mismo que el gobierno argentino envió su protesta a las autoridades alemanas, una manifestación presidida por Francisco Barroetaveña, el socialista Alfredo Palacios, el entonces nacionalista Ricardo Rojas y otros protestó contra el hundimiento del Monte Protegido, exigiendo además la ruptura de vínculos con Alemania (5). No obstante, la solución obtenida en este incidente dejó la imagen de Yrigoyen bien parada, al menos durante el mes de mayo de 1917, y motivó incluso el aplauso de los diarios La Prensa y La Nación, opositores al gobierno.
1-Telegrama del cónsul argentino en Londres, Londres, abril 10 de 1917 y nota del encargado de negocios argentino en Londres al ministro de relaciones exteriores argentino, Londres, abril 13 de 1917, cit. en República Argentina, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Memoria…1916-1917, op. cit., Anexo A, pp. 43-45.
2-Texto de la nota de reclamación al gobierno alemán, dirigida por el canciller argentino Honorio Pueyrredón al ministro argentino en Berlín, Luis B. Molina, 22 de abril de 1917, citado en C.A. Silva, op. cit., pp. 527-528; también en Hipólito Yrigoyen, op. cit., p. 36 y sigs., cit. en Weinmann, op. cit., p. 114. Consultar asimismo I. Ruiz Moreno, op. cit., p. 396.
3-Esta promesa fue cumplida por el gobierno de Alemania en una ceremonia en el puerto de Kiel celebrada años después del fin de la guerra, el 22 de septiembre de 1921, oportunidad en la que se izó la bandera argentina bajo los acordes del himno nacional a bordo del acorazado Hannover.
4-Molina a Pueyrredón, 30 de abril de 1917; Luxburg a Pueyrredón, 2 de mayo de 1917; Pueyrredón a Luxburg, 4 de mayo de 1917; Pueyrredón a Molina, 4 de mayo de 1917, en APGM, op. cit., pp. 247-250, fuentes citadas en R. Weinmann, op. cit., p. 115. Ver también I. Ruiz Moreno, op. cit., pp. 396-397.
5- P.A. Martin, op. cit., p. 200; Wilhelm Keiper, Das Deutschtum in Argentinien während des Weltkrieges (1914-1918), Hamburgo, 1942, p. 52; Gaston Gaillard, Amérique Latine et Europe occidentale. L’Amérique Latine et la guerre, Paris, 1918, p. 134, fuentes citadas en R. Weinmann, op. cit., p. 115.
Texto extraído del la web: http://www.argentina-rree.com/8/8-057.htm