16 de mayo de 2006 falleció de uno de los más grandes cómicos que tuvo la Argentina, Jorge Porcel.
La causa de su muerte fue determinada por los especialistas como el resultado del postoperatorio de una simple operación de vesícula, aunque en realidad “El Gordo Porcel”, como le decían todos, había pasado sus últimos años con algunos problemas personales que hicieron mella en su salud.
Cuando lo recordamos, miles de imágenes visuales surgen en nuestra mente, como destellos de una estrella que brilló en el firmamento del espectáculo, y que luego parece haberse apagado debido a los problemas personales que opacaron a una figura pública que todo el mundo quería.
Hoy algunos aseguran que Porcel no tenía buena fama en el ambiente artístico, que era criticado por sus compañeros, repudiado por la gente cuando se supo que tenía un hijo al cual no le daba la manutención, y en muchos casos fue odiado por aquellas mujeres del ambiente que supuestamente habían sido acosadas sexualmente por él.
No obstante, debemos separar las aguas y diferenciar al hombre del artista. Por lo menos esa es nuestra intención, para lo cual guiaremos la redacción de este artículo a través de aquellas imágenes que se suceden en nuestra mente, que nos muestran a un Jorge Porcel alegre y divertido, haciendo sketches humorísticos con Moria Casan o Jorge Luz, componiendo el dúo inigualable que logró junto a Alberto Olmedo, y recordando su talento de actor dramático, que pudo demostrar en el filme “Carlito´s Way” de Brian De Palma, en la que participó junto a un elenco de lujo, encabezado por Al Pacino.
Jorge Porcel nació el 7 de septiembre de 1936 bajo el nombre de Jorge Raúl Porcel de Peralta, y a partir de su adolescencia comenzó a demostrar un gran interés en la actuación, lo que lo llevó a dedicarse de lleno a la corriente humorística, en primer lugar en la recordada audición de radio “La Revista Dislocada”, junto a Carlitos Balá, Mario Sapag, Nelly Beltrán y Raúl Rossi.
Su llegada al cine fue en el año 1962 cuando participó en la película “Disloque en Mar Del Plata” interpretando un papel de poca importancia, pero que le serviría como puntapié inicial hacia una carrera realmente exitosa. Así fue que dos años después consiguió su primer protagónico en el largometraje titulado “El gordo Villanueva”.
No obstante, su consagración total, tanto en la Argentina como en el mundo, llegaría en las década de los setenta, cuando se consolida el binomio Olmedo-Porcel. El dueto comienza a realizar una serie de películas que apenas se estrenaban en las salas de cine se convertían de manera inmediata en éxitos indiscutibles. Solo basta nombrar algunas, como “Los colimbas se divierten”, “Rambito y Rambón”, “Los reyes del sablazo”, “Los fierecillos indomables”, “Expertos en pinchazos”, entre otras, para que una sonrisa se dibuje en nuestro rostro, recordando los gags de aquellos filmes.
Tal era el éxito del dúo cómico que incluso se volvieron habituales las colaboraciones mutuas en aquellas películas que sólo eran protagonizadas por uno de ellos. De esta manera, cuando se trataba de una “película de Porcel” no podía faltar la aparición sorpresa de Olmedo, y viceversa.
En televisión también brilló en ciclos como “Operación Ja-Ja”, “El botón” y “Polémica en el bar”, para terminar convirtiéndose en el peluquero que atendía sin demasiada seriedad a Rolo Puentes en la “Peluquería de Don Mateo”. Allí llegó también el exitoso programa “Las gatitas y ratones de Porcel”, en el que se desarrollaba un intenso desfile de los más diversos personajes, algunos realmente memorables como el carnicero, el canillita Rofo y la Tota.
Mientras tanto, a la par que se desenvolvía en el cine y en la televisión, Jorge Porcel siempre se dio tiempo para sus dos grandes pasiones: el teatro y la música. Mientras que el teatro era en realidad una extensión de su éxito en la pantalla grande, por lo que protagonizaba obras catalogadas como de “revista”, en el año 1980 logró concretar su máximo ambición, publicando un disco de boleros titulado “Puro Corazón”.
Pero la fama y el éxito comenzarían a decaer, siendo el principal detonante la inesperada muerte trágica de su amigo y compañero Alberto Olmedo. Eso lo llevó a exiliarse del país y radicarse en Estados Unidos, donde a pesar de continuar trabajando en el mundo del espectáculo, su vida daría un giro total, cuando decidió convertirse al evangelismo.
El deterioro de su salud comenzó en la década del noventa, con la aparición del mal de Parkinson y problemas en la columna que lo postraron a una silla de ruedas. De allí en más su vida ya no fue igual, y en definitiva allí había comenzado el proceso que lo llevó a la muerte.
Texto publicado originalmente en: https://historiaybiografias.com/artistas9/amp/