Allí se lo ve con aire soñador jugando distraídamente con una flor en la mano. La imagen de este médico de provincia con veleidades de artista se hizo famosa en todo el mundo al ser retratado por uno de sus pacientes, un huraño pintor holandés, un paciente que atendía llamado Vincent Van Gogh. Este cuadro, por uno de esos caprichosos designios del dios mercado se convirtió en el más caro de la historia del arte.
Paul Gachet era un médico homeópata que conoció Van Gogh a través de su hermano Theo, y a éste a través de Pisarro. Era además pintor aficionado y coleccionista de cuadros impresionistas especialmente de su amigo Cezanne, cuya colección sería vendida en 1952 por el hijo del doctor al Estado francés.
Después de la internación estuviese en el Hospital Saint Remy, cuando la célebre resección de su oreja, Theo le encomendó al Dr. Gachet el cuidado de su hermano. Vincent estaba medicado con digitalina, un antiguo remedio que aún hoy se usa en casos de insuficiencia cardiaca. No es que sufriera esa enfermedad, sino que entonces era la única droga para el tratamiento de la epilepsia. Como fenómeno colateral los pacientes que la utilizan suelen ver al mundo de un tinte amarillo, fenómeno llamado xantopsia, probablemente responsable de la preferencia por ese color del pintor. Curiosamente, en este retrato, el último pintado por Van Gogh, la flor que sostiene Gachet es la digitalis purpúrea, fuente de este medicamento.
Preso de un impulso autodestructivo, Van Gogh pretendió suicidarse pegándose un tiro al corazón, aunque las nuevas versiones digan que recibió una bala accidentalmente de unos jóvenes que estaban cazando. Para no implicarlos, dijo que se había querido suicidar. Por una razón u otra, la bala falló y la agonía duró dos días. Finalmente, Vincent murió el 27 de julio de 1898, Theo estuvo constantemente a su lado.
Existen dos versiones de este retrato, la más célebre fue la adquirida por un empresario japonés en 1990, por la que pagó 82,5 millones de dólares. Curiosamente esta obra había estado en Alemania y fue incluida en la lista nazi de “arte degenerado”. La otra versión, la de la mesa roja fue donada por la familia Gachet al Museo D´Orsay. Sin embargo, han surgido algunas dudas en cuanto a su autenticidad. Ante todo llama la atención la enorme producción del artista durante los 60 días que habitó en casa de Gachet (70 pinturas y 50 dibujos) ¿Fueron todos pintadas por Van Gogh o acaso el doctor y su hijo, también artista, colaboraron en esta desmedida producción? Algunos aseguran que mientras Van Gogh agonizaba, Gachet se dedicaba a mezclar las copias por él elaboradas con las pinturas postreras del artista. Muchos dudan de la legitimidad de estas obras, porque varios cuadros de Cezanne y de Van Gogh entregadas por el hijo de Gachet resultaron ser falsos. Lamentablemente Gachet y su hijo llevan varios años muertos por lo que sólo nos es lícito especular si uno de los cuadros más caros de la historia del arte es la obra de un médico de provincia que en sus momentos de ocio copiaba obras maestras.
El Dr. Gachet se movía entre artistas y no es curioso que exista otro retrato del doctor, en este caso pintado de Norbert Goeneutte en 1891 (dos años después de la muerte de van Gogh).