Primogénito de una familia judía de origen sefardí, Elias Salomon Canetti nació el 25 de julio de 1905 en Rustschuk, Bulgaria, una ciudad a orillas del Danubio que había formado parte del Imperio Otomano hasta 1878. En su niñez aprendió a hablar búlgaro y ladino, el español arcaico que usaban los judíos al ser expulsados de España en 1492, pero al irse a vivir a Manchester en 1911 “convierte el inglés en su lengua de expresión” y lee en ese idioma clásicos de la literatura como Las mil y una noches, Don Quijote, Los viajes de Gulliver y Robinson Crusoe. Un año después muere su padre y el resto de la familia se instala en Viena, en donde su madre comienza a enseñarle alemán, una “nueva lengua materna” que como afirma el traductor Juan José del Solar, director de las Obras Completas de Canetti en castellano, es “la que predomina en sus años de formación y de estudio, y en la que se forja su vocación de escritor”.
Asiste a la enseñanza secundaria en Frankfurt de 1921 a 1923, y a partir de 1924 inicia la carrera de química en la Universidad de Viena. Una amiga lo invita a Berlín en 1928, donde conoce a Georg Grosz, Bertrolt Brecht, Isaak Babel y Karl Kraus. Una vez que concluye los estudios de química en 1929, se dedica a proyectar los ocho libros de la Comedie Humaine de la locura —una obra que nunca concluiría—, y entre 1930 y 1931 trabaja en su primera novela, con la que daría inicio formal a su carrera de escritor.
Canetti se había casado en febrero de 1934 con la escritora Veza Taubner y durante la Noche de los Cristales Rotos la pareja abandona Austria para establecerse en Londres a principios de 1939.
Es entonces cuando Canetti empieza a trabajar en Masa y poder, el ensayo que venía rondando en su cabeza desde los 17 años —desde el momento que presenció una manifestación obrera en Frankfurt—, y cuya preparación y redacción lo absorberá 35 años, hasta que finalmente el libro vea la luz en Alemania en 1960. Con esa obra creía haber “conseguido agarrar al siglo XX por el cuello¨.
El atractivo de Masa y poder frente a posiciones más o menos psicologizadas (como en el caso de Ortega y Gasset) o de índole pretendidamente científica (como en el caso de Freud), reside en que Canetti nos ofrece una explicación casi demoníaca de los fenómenos propios de la masa. Ésta nos atrae y repele por igual. Inmersos en la masa, quienquiera que sea el que se estreche contra nosotros, es idéntico a nosotros mismos, lo sentimos como a nosotros mismos, nos hacemos un solo cuerpo en virtud del terror a ser tocados por lo desconocido. La vida está hecha de distancias… que a cada paso quedan difuminadas, rotas. Por eso, en opinión de Canetti, el fenómeno más importante que se produce en el interior de la masa es el denominado “descarga”: “antes de ella, la masa no existe propiamente: sólo la descarga la constituye de verdad. Es el instante en el que todos los que forman parte de ella se deshacen de sus diferencias y se sienten iguales”.
En los años posteriores vivió una grave depresión a consecuencia de la muerte de Veza —en 1963—, pero dio a la imprenta el libro de viajes Las voces de Marrakesch (1968); El otro proceso de Kafka (1969), sobre la correspondencia del autor de La metamorfosis con Felice Bauer; El testigo oidor. Cincuenta caracteres (1974); La conciencia de las palabras (1975); y dos volúmenes de su autobiografía: La lengua salvada (1977), que comprende sus memorias de infancia, y La antorcha al oído (1980), el relato de sus años de adolescencia.
Elías Canetti fallece en Zúrich, en la casa que había compartido con su segunda esposa, la historiadora de arte Hera Buschor —quien moriría en 1988—, y su hija Johanna. Aunque hacía tiempo que vivía casi retirado de la vida pública, cuando le fue concedido el Nobel de Literatura en 1981 “extremó su aislamiento de los medios de comunicación y se negó a conceder entrevistas”. En los últimos doce años de su vida, además del tercer volumen de su autobiografía El juego de ojos (1985), publicó los libros de aforismos El corazón secreto del reloj (1987) y El suplicio de las moscas (1992), que forman parte del género que empezó a cultivar en 1942 como un “alivio mental” al trabajo que realizaba con Masa y poder, constituyendo un “cúmulo de anotaciones breves” —reunidas a partir de La provincia del hombre (1973)—, que el biógrafo Sven Hanuschek ha denominado “el macizo central” de su obra, y de los que han aparecido varios tomos de manera póstuma. El cuarto volumen de su autobiografía fue titulado Fiesta bajo las bombas (2003) y sus Diarios, a petición expresa del autor, podrán ser editados recién en el año 2024.