Hay muchísimas cosas inseparables, o casi. De todo tipo y en todos los rubros, en todas las épocas. Los dúos, yuntas y parejas mencionadas resultan más o menos conocidas según la edad, las actividades o los intereses de cada uno. Los de más años reconocerán más casos y seguramente podrían agregar varios. Los más jóvenes quizá reconozcan menos pero seguro podrían agregar muchísimos, más actuales, que no han llegado a impregnar tanto a los mayores. De lo que se trata es de leer o escuchar un nombre o una palabra y sentir qué otro nombre o palabra se viene a la cabeza inmediatamente, en forma casi refleja. En la literatura, nadie concibe a Don Quijote sin Sancho Panza, a Sherlock Holmes sin Watson o a Don Juan sin Doña Inés. Si se dice Caperucita se piensa en el lobo, y se los piensa siempre juntos a Hansel y Gretel, a Tom Sawyer y Huckleberry Finn, a Romeo y Julieta, a Robinson Crusoe y Viernes, a Ulises y Penélope (aunque hayan pasado mucho tiempo separados). Entre algunos escritores y sus personajes también hay yuntas: José Hernández y Martín Fierro, Mary Shelley y Frankenstein, Dante Alighieri y Virgilio. Entre escritores también hay inseparables, más allá del talento o grandeza de cada uno: Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Alejandro Dumas y Auguste Maquet (su ghost writer), Borges y Bioy (amigotes, compinches y socios en proyectos literarios). El cine es otra fuente de dúos y yuntas, tanto de personajes como de actores: Abbott y Costello, El Gordo y El Flaco, Thelma y Louise, Butch Cassidy y Sundance Kid, E.T. y Elliott, Marty McFly y el Doc Brown, Bonnie and Clyde, Rocky Balboa y Apollo Creed, Tonto y Retonto, el sr. Miyagi y Daniel, Leon y Mathilda, Tarzán y Chita, Halcón y El Trampero (los desquiciados y geniales médicos de M.A.S.H.), los casi omnipresentes Tataglia y Barzini. Y otras yuntas indivisibles, y también invisibles (ya que es una yunta “de una sola persona”), son las de los actores que son identificados inmediatamente con un personaje que han interpretado, del que incluso no pueden separarse… porque, digámoslo: Bela Lugosi “es” Drácula, Marlos Brando es Don Corleone, Harrison Ford es Indiana Jones, Julia Roberts es Mujer Bonita, Boris Karloff es Frankenstein, Michael Fox es Marty McFly, Sylvester Stallone es Rocky, Malcolm McDowell es Alex (“La naranja mecánica”), Arnold Schwarzenegger es Terminator, Tom Hanks es Forrest Gump. Y algo parecido, no tan notorio pero igualmente válido, pasa con Robert De Niro-Jimmy Conway (“Goodfellas”), Al Pacino-Michael Corleone, Jean Reno-Leon (“Leon, El Profesional”), Tim Robbins-Andy Dufresne, Bruce Willis-John McClane, Sean Connery-James Bond, Johnny Weissmüller-Tarzán, Linda Blair-Regan (“El exorcista”), John Travolta-Tony Manero (“Fiebre de seabado a la noche”), Elijah Wood-Frodo, Humphrey Bogart-Rick, Jack Nicholson-Jack Torrance (“El Resplandor”), Mel Gibson-William Wallace (“Braveheart”), Natalie Portman-Mathilda, Clint Eastwood-Harry El Sucio. Los directores Joel y Ethan Coen, los antes hermanos y ahora hermanas Wachowski, los actores Rock Hudson y Doris Day, Humphrey Bogart y Laureen Bacall, Jerry Lewis y Dean Martin, Olmedo y Porcel, Walter Matthau y Jack Lemmon. Si en el cine hay varios casos, en las series ni hablar: El Zorro es inconcebible sin Bernardo, el Avispón Verde sin Kato, el Llanero Solitario sin Toro, Mulder sin Scully, el Chavo sin Quico, Cisco Kid sin Pancho, Mork sin Mindy, Alf sin Willy, el Sr. Steed sin la Sra. Peel, Jim West sin Artemio Gordon. El incomparable Maxwell Smart y La 99, Starsky & Hutch, Tony y Douglas en el túnel del tiempo, Brett Sinclair y Danny Wilde (Dos tipos audaces), Borges y Álvarez (geniales Portales y Olmedo, que hacían reir mucho más que en el cine), Napoleón Solo e Illya Kuryakin, Samantha y Darrin (Hechizada), Tim y el tío Martin (Mi marciano favorito), Charlie y Alan Harper (Two and a half men). En el rubro dibujos animados e historietas hay para rato. El Coyote y el Correcaminos, Tom y Jerry, Silvestre y Tweety, Tintín y Milú (Tintín y Haddock también vale), Patoruzú e Isidoro, Astérix y Obelix, Pedro Picapiedra y Pablo Mármol, Bart y Lisa, Archie y Torombolo, Bugs Bunny y el pato Lucas, Chip y Dale, Scooby Doo y Shaggy, Yogui y Bubu, Lilo y Stich, Snoopy y Charlie Brown, Pinky y Cerebro, la pantera Rosa y el inspector, la Tortuga D’artagnan y Dum Dum, las urracas Tuco y Tico, Anteojito y Antifaz, Popeye y Olivia, Mortadela y Filemón, Tiro Loco McGraw y Pepe Trueno, Pierre Nodoyuna y Patán, el inspector Clouseau y Dodó, Phineas and Ferb, Mario Bros y Luigi, Lenny y Carl, Diógenes y el linyera, Beavis and Butthead, Hernández y Fernández, Woody y Buzz, el señor Burns y Smithers, Ed Sullivan y Mike Wazowski. En el ámbito del deporte hay tantos que es imposible acercarse siquiera a nombrarlos a todos. Pero aquí van algunos… Bochini y Bertoni (la magia y la realidad), Pelé y Coutinho, Madero y Loffreda, el Diego y Guillote, Di Stéfano y Puskas, Michael Jordan y Scottie Pippen, Palermo y Guillermo, Serena y Venus Williams, Alonso y J.J., Nico y Manasa, el Bambino Veira y el Loco Doval, Victor Matfield y Bakkies Botha, Brindisi y Babington, Xavi e Iniesta (magia al cuadrado), Ma’a Nonu y Conrad Smith, Perfumo y Basile (uno era fino y áspero, el otro, fino… no era, no), Angelillo y Cash, Messi y Neymar, Villaverde y Trossero (como el Mariscal y el Coco pero de rojo), Gullit y Van Basten, Travaglini y Matarazzo, Ronaldo y Raúl, Bermúdez y Samuel (el Patrón decía “por acá ni se te ocurra venir”, y Samuel no decía nunca nada), Ardiles y Villa, Baresi y Maldini… En la música, la danza, el arte… Lennon y McCartney, Jagger y Richards, Axl Rose y Slash, Troilo y Piazzolla (de bandoneón a bandoneón, de estilo a estilo, pero al mencionar a uno inevitablemente se recuerda al otro), Plant y Page, Charly y Nito (Sui Generis), Frank Sinatra y Tony Bennett, Annie Lennox y Dave Stewarts (Eurythmics) Simon & Garfunkel, el Polaco Goyeneche y Edmundo Rivero, Marie Frederikson y Per Gessle (Roxette, nadie imaginaba a uno sin el otro), Pete Townshend y Roger Daltrey, Pedro y Pablo, El Chúcaro y Norma Viola, Rudolf Nuréyev y Margot Fontaine, Fred Astaire y Ginger Rogers, Van Gogh y Gauguin (antes de pelearse), Dalí y Gala, Frida Kahlo y Diego Rivera, Miguel Ángel y la Capilla Sixtina, Leonardo y La Gioconda… En la historia, en la política. no se puede pensar en uno sin que nos sobrevuele por la cabeza el otro… Fidel y el Che, Hitler y el nazismo, Cleopatra y Marco Antonio, Isabel de Castilla y Fernando VII (los reyes católicos), Lenin y el comunismo, Calígula y su caballo, Perón y Evita, Marx y Engels, Bill y Hillary Clinton, Rómulo y Remo, Ferdinand e Imelda Marcos, John y Jackie Kennedy (no contamos a Marilyn porque sería un triángulo), Alejandro Magno y Hefestión, Himmler y Heydrich, French y Beruti, Moisés y la zarza ardiente, Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda (no es un dúo, son un montón, pero vale), Mussolini y el fascismo, Sacco y Vanzetti, Severino Di Giovanni y la anarquía, Rasputín y los Romanov, Danton y Robespierre. En el campo de la ciencia, la tecnología, la medicina… Pierre y Marie Curie, Steve Jobs y Apple, Watson y Crick, Freud y el psicoanálisis, Neil Amstrong y la Luna, Einstein y la relatividad, Jobs y Wozniack (“se me ocurrió esto… ¿puedes hacerlo, Woz?” “sí, claro que puedo hacerlo”), Antoine y Marie-Anne Lavoisier, Isaac Newton y la gravedad, Favaloro y el by-pass, Bill Gates y Microsoft, Darwin y la evolución, Christian Barnard y el transplante cardíaco, Smith & Wesson, Cormillot y las dietas. En gastronomía… queso y dulce, fernet con Coca, jamón y queso (hasta podría ser una sola palabra: “jamonyqueso”), asado y vino, flan con dulce de leche, milanesa con papas fritas (con puré también vale), churrasco con ensalada, choripán con chimichurri, tomate y lechuga, pizza y fainá, banana con dulce de leche, yogur con cereales, ajo y perejil, café con leche, papas fritas a caballo, pan con manteca, aceite y vinagre, fideos con tuco, empanadas y vino, mate con tortas fritas (con bizcochos también vale)… Y hay que buscar dónde ubicar otros ejemplos, pero valen: Barbie y Ken, luz y sombra, Niembro y Closs, Chasman y Chirolita, Barnes & Noble, truenos y relámpagos, abejas y miel, Procter & Gamble, Hewlett-Packard, pez y agua, Araujo y Macaya, Gath & Chaves, Thompson & Williams, Tití y Benedetto, Johnson & Johnson y los originales Adán y Eva. Hay cosas y personas que vienen juntas. Así de simple. Imposible hacer referencia a uno sin que inmediatamente ronde el otro en nuestra cabeza. Inseparables, como culo y calzón.