Nació el 15 de julio de 1930 en El-Biar durante la ocupación francesa en Argelia (la cual se produjo en 1830 y duró hasta la independencia del país africano en 1962), en el seno de una familia judía sefaradí originaria de Toledo y de clase media acomodada. De joven soñó con ser futbolista profesional, pero tras descubrir la literatura su sueño de deportista de elite se desvaneció y el mundo de las palabras lo abdujo por completo. Además de a novelistas clásicos, durante su pubescencia, leyó a filósofos y escritores como Albert Camus, Antonin Artaud, Paul Valéry, Rousseau, Nietzsche y André Gide. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, Derrida comenzó a estudiar filosofía. En 1949 se trasladó a París, donde, tras cuatro años de clases preparatorias literarias en el liceo Luis el Grande, se postuló para el examen de admisión a la prestigiosa École Normale Supérieure, pero falló en su primer intento. Lo aprobó en su segundo intento en 1952 (ese día, en el patio de la universidad, antes de entrar a rendir, Gilles Deleuze pasó a su lado sonriéndole y le dijo: “Mis pensamientos están contigo, mis mejores pensamientos”). Derrida ingresó a la École Normale en un momento en que una notable generación de filósofos y pensadores estaba llegando a la prodigalidad de sus producciones. Estaban Foucault, Althusser, Lyotard, Barthes y Marin. Merleau-Ponty, Sartre, de Beauvoir, Lévi-Strauss, Lacan, Ricœur, Blanchot y Levinas todavía estaban vivos. Los años cincuenta en Francia fueron la época de la fenomenología, y Derrida estudió de cerca las obras publicadas entonces de Husserl, así como parte del material de archivo que estaba disponible en ese momento. El resultado fue una tesis de maestría del año académico 1953-1954 titulada El problema del Génesis en la filosofía de Husserl (Derrida publicó este texto en 1990). Lo más importante es que en la École Normale, Derrida estudió a Hegel con Jean Hyppolite. Hyppolite (junto con Maurice de Gandillac) iba a dirigir la tesis doctoral de Derrida, La idealidad del objeto literario, pero Derrida nunca completó esta tesis. Sin embargo, sus estudios con Hyppolite llevaron a Derrida a una lectura notablemente hegeliana de Husserl (cuestión que ya estaba en marcha gracias a las obras del asistente de Husserl, Eugen Fink). Derrida planteó una comprensión radicalmente nueva del filósofo y matemático alemán: enfatizó el problema del lenguaje en el pensamiento de la historia de Husserl. Paralelamente, durante esos días como alumno de la École Normale descubrió las obras del filósofo y teólogo danés Kierkegaard y del filósofo alemán Martin Heidegger, las cuales lo marcaron substancialmente e influenciaron toda su posterior producción filosófica.
En 1956 obtuvo una beca para estudiar en la Universidad Harvard, donde completó sus estudios de filosofía y luego dio clases en varias universidades estadounidenses como Yale y NYU (Universidad de Nueva York). En 1957 se casó con la psicoanalista y traductora Marguerite Aucouturier con quien tuvo dos hijos, Pierre (1963) y Jean (1967). Desde finales de 1957 a mediados de 1959 debió cumplir con el servicio militar en plena guerra de Argelia (primero bajo las órdenes del general Jacques Massu y luego bajo las del gobernador general nombrado por De Gaulle, Paul Delouvrier), durante la que se mostró en desacuerdo con el colonialismo francés y conoció al sociólogo Pierre Bourdieu mientras impartía clases de inglés y francés en Koléa, cerca de Argel. En 1959 volvió a Francia y fue profesor en el Liceo Montesquieu de Le Mans y trabajó como asistente en la Facultad de Letras de la Universidad de París. En 1962, Derrida publicó su traducción de El origen de la geometría de Husserl, antecedida por una extensísima y sólida introducción. A causa de la publicación de ese libro comenzaron las colaboraciones de Derrida en numerosas publicaciones y su intensa actividad como conferencista hasta el final de su vida (la primera conferencia la dio en París, en el Collège Philosophique, sobre la Historia de la locura de Foucault, luego publicada). Para casi finales de 1965 obtuvo el cargo de Director de Estudios del departamento de Filosofía de la École Normale Supérieure, donde trabó amistad con Georges Canguilhem y Michel Foucault. Dos años más tarde, fueron publicadas simultáneamente tres obras capitales de su pensamiento: De la gramatología (un análisis sistemático del origen del lenguaje en las obras de Saussure, Rousseau y Lévi-Strauss), La escritura y la diferencia (una recopilación de artículos escritos entre 1963 y 1967 en los que trata las obras de Foucault, Levinas, Husserl, Heidegger, Hegel, Bataille y Artaud) y La voz y el fenómeno (una aguda crítica de la obra de Husserl encaminada a mostrar la no presencia a sí inmediata de la conciencia y la mediación irrecusable de la voz). Tras dichas publicaciones, la labor investigadora de Jacques Derrida fue interrumpida, dando lugar a obras de gran reconocimiento e influencia en el mundo académico como son: La diseminación (1972), Márgenes de la filosofía (1972), Glas (1974), Dar el tiempo (1991), Mal de Archivo (1995) o Papel Máquina (2001). Dentro de la filosofía política, descollaron: Fuerza de ley (1991), Espectros de Marx (1993) y Políticas de la amistad (1994). En lo que se refiere a su activismo institucional y político cabe destacar su participación en la fundación del Colegio Internacional de Filosofía en 1983, la dirección de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales desde 1984 hasta el día de su muerte y la colaboración en la fundación de la Asociación Jan Hus en apoyo de los intelectuales disidentes de Checoslovaquia (colaboración que le valió la encarcelación en Praga por haber impartido unos seminarios clandestinos de filosofía en 1981). También, participó en actividades culturales a favor de Nelson Mandela y por la liberación tanto del periodista afroamericano Mumia Abu Jamal (por quien llegó a escribir una carta al presidente de los EEUU Bill Clinton) como por el líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales (MST) de Brasil José Raihna.
Murió a principios de este siglo -tecnoparasitario, farmacopornográfico y desubjetivizador alígero- en París, la ciudad en la que vivió más de la mitad de su existencia. El 8 de octubre de 2004, tras haber sido víctima de un cáncer pancreático, fue sepultado en el cementerio de Ris Orangis (una localidad ubicada a 23 kilómetros al sur de la capital francesa). Para bien o para mal, el nombre de Jacques Derrida ha pasado a la historia de la filosofía y las humanidades como sinónimo de la “Deconstrucción”, si bien desde un ámbito estrictamente académico actualmente se le está re-situando dentro de una categoría más amplia denominada “Filosofía de la diferencia”, junto a la obra de otros filósofos como Michel Foucault o Gilles Deleuze. De cualquiera manera, la compleja obra de Jacques Derrida se caracterizó por una gran proliferación de nuevos términos no exclusivamente conceptuales como por ejemplo son los de “différance”, “huella”, “suplemento”, “subyectil”, “párergon”, “espaciamiento”, “khora” o la misma “deconstrucción” que, juntos, conforman una crítica múltiple a la historia de la metafísica y la ontología occidental en tanto que “fonocéntrica”, “logocéntrica” y “falocéntrica”. Para Derrida el lenguaje no era uno, era una sedimentación del encuentro entre lenguas, un híbrido, una mixturización permanente. Ante la dictadura del canon (la policía del lenguaje que se dedica a la represión constante de nuestro habla), Derrida planteó la democracia de la polisemia, estableciendo que el acto de lectura genera infinitas diseminaciones. Postulaba no leer desde la perspectiva oficial, sino buscar en sus detalles, en sus significantes, otros disparadores, otras posibilidades. “La única actitud (la única política -judicial, médica, pedagógica, etc.) que condenaría absolutamente es la que, directa o indirectamente, interrumpe la posibilidad de un interrogatorio esencialmente interminable, es decir, un cuestionamiento eficaz y, por lo tanto, transformador”, dijo en una de sus últimas conferencias. Derrida ansiaba desnaturalizar el lenguaje y evidenciar las imposiciones que ciertos conceptos habíanse ido construyendo a sí mismos como si fueran incuestionables (naturales), permitiendo(nos) así poder visualizar todas las otras perspectivas obturadas, opacadas, exiliadas. “Las revoluciones empiezan por la palabra”, escribió Jean Paul Marat (el controvertido periodista revolucionario protagonista del cuadro que pintó su amigo Jacques-Louis David tras su trágica muerte por mano de Marie-Anne Charlotte Corday, el cadáver que descansa dentro de una bañera, con la cabeza envuelta en paños y el brazo colgando con una pluma en la mano y una carta en la que se lee: “13 de Julio de 1793. Marie-Anne Charlotte Corday al ciudadano Marat: Basta con que yo sea realmente desdichada para tener derecho a vuestra benevolencia”), y siguiendo esa premisa, Derrida principió una guisa idónea (que nos legó) para que una nueva sedición se origine y las inconmensurables otredades se hagan ostensibles.
Links a la obra de Derrida:
Por Otra Parte, Jacques Derrida – documental dirigido por Safaa Fathy subtitulado al español https://www.youtube.com/watch?v=3FYLoWf1cZ0&ab_channel=CanaldePrueba
Libros y conferencias más relevantes de Jacques Derrida https://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/escritos/libros.htm
Sobre la hospitalidad, Jacques Derrida https://docer.com.ar/doc/xxvc08s
Carta a Peter Eisenman de Jacques Derrida https://tecnne.com/biblioteca/jacques-derrida-carta-a-peter-eisenman/
Fear of Writing, recorte de la película “Derrida” (2002) dirigida por Amy Ziering Kofman and Kirby Dick -subtitulada al inglés- https://www.youtube.com/watch?v=qoKnzsiR6Ss&ab_channel=jmettes
“Derrida” (2002) dirigida por Amy Ziering Kofman and Kirby Dick https://wat32.tv/watch/qvagJ0G3-derrida.html
Un gestito de idea, Kristine Mckenna https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-502-2002-12-01.html
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