Serguéi Deviátov, un asesor del director del Servicio Federal de Protección de Rusia, reveló detalles poco conocidos de la Conferencia de Teherán, donde las vidas de sus protagonistas estuvieron en juego.
Irán afrontaba una situación compleja durante la fase inicial de la Segunda Guerra Mundial. El país persa era una región rica en recursos naturales, especialmente petróleo.
Dicha situación sirvió como pretexto para el ingreso de las tropas soviéticas y británicas en el Irán imperial, que, entre otras cosas, había negado el uso del llamado ‘Corredor Persa’ para el paso a la Unión Soviética de suministros militares de los aliados.
La posibilidad de una reunión entre los líderes de Reino Unido, Estados Unidos y la URSS se planteó en numerosas ocasiones. Teherán fue elegido por ser un punto relativamente confortable para todos los participantes.
Según Deviátov, la inteligencia nazi se enteró de la visita bastante rápido. De ahí que procediera a empezar los preparativos para neutralizar a los tres líderes del bando aliado. Para ser más precisos, se trataba de un posible atentado contra la vida de Stalin, Roosevelt y Churchill.
Durante el transcurso de los preparativos para la conferencia, los servicios especiales desenmascararon a 160 agentes enemigos en la capital iraní y las zonas adyacentes a ella, continuó Deviátov.
En aquella época Teherán se llenó de efectivos de los servicios de seguridad y contrainteligencia, cuyo objetivo era proteger al líder soviético. Se creó un sistema entero para el funcionamiento apropiado de dichos servicios. El régimen de confidencialidad era asombroso, aseguró el entrevistado.
Luego surgió la cuestión del transporte de los miembros de la delegación soviética. En estas condiciones las autoridades tomaron la decisión de enviar por tren los automóviles de Moscú a Bakú —después de la disolución de la URSS se convirtió en la capital de Azerbaiyán independiente—. Desde Bakú los propios vehículos circularon hacia Teherán.
El líder de la URSS, Iósif Stalin, y su séquito también viajaron en tren hacia Bakú —entonces parte de la URSS— y de ahí volaron en un avión especial hacia Teherán. La aeronave realizó el vuelo a una altitud mayor que el alcance de la artillería antiaérea.
Justo el primer día de la visita oficial, la parte soviética discutió la posibilidad de invitar al presidente estadounidense a alojarse en la Embajada de la URSS en Irán por razones de seguridad. El propio Stalin hizo la propuesta a Roosevelt de mudarse y el mandatario de EEUU la aceptó.
La delegación soviética preparó de antemano el recinto para que Roosevelt, que sufría una discapacidad, se sintiera cómodo.
El mayor logro de la Conferencia de Teherán fue el acuerdo entre los aliados sobre la apertura de un segundo frente en Europa Occidental. Asimismo, se discutió el futuro del Viejo Continente después de la guerra y el ingreso de la URSS en la lucha contra Japón después de la derrota de la Alemania nazi.
Tal y como recordó Deviátov, la mayoría de los efectivos soviéticos que garantizaron la seguridad en la cumbre fueron condecorados. Teniendo en cuenta las dificultades de entonces, los servicios de seguridad cumplieron con su cometido con la máxima profesionalidad y rigor, agregó.
Texto publicado originalmente en https://mundo.sputniknews.com/politica/201811281083733985-conferencia-teheran-apertura-de-segundo-frente-en-europa-stalin-roosevelt-churchill/