La batalla de Maipú: “Como Epaminondas”

Después de Cancha Rayada, gracias al orden de Las Heras, que había logrado una retirada estratégica del campo, al trabajo incansable de Fray Luís Beltrán, quien en pocos días puede rearmar al ejército y la apasionada vehemencia de Rodríguez, que logra insuflar nuevo espíritu patriótico a la nación chilena, es como San Martín en pocas semanas puede enfrentar de igual a igual a Osorio y Primo de Rivera en los campos de Maipú, a escasa distancia de Santiago.

Antes de la batalla San Martín tiene un último contratiempo: el general Miguel Brayer, un antiguo bonapartista que creía que existían pocas posibilidades de vencer, se excusa ante su jefe, alegando no estar en condiciones físicas de combatir. “Hasta el último tambor tiene más honor que usted”. le dice el Libertador. (Desde Buenos Aires Brayer, llevó adelante una campaña difamatoria contra San Martín, pudo recuperar su grado en Francia y su nombre está inscripto en el Arco del Triunfo).

Después de un avance frontal, que no logra romper la línea española, San Martín intenta un movimiento oblicuo a cargo de la Quintana que fractura la línea realista, iniciando su dispersión.

Los batallones españoles trataron de resistir el ataque, especialmente el regimiento Burgos, que se ufanaba de haber ganado 18 batallas, sin haber perdido ninguna. Esta sería la primera.

Los cuadros españoles se retiraron hacia el caserío de Los Espejos, conducidos por el mismo Osorio. La artillería argentino chilena se encargó de destruir la resistencia, mientras O’Higgins llegaba de Santiago con refuerzos, justo en el momento que San Martín ponía en fuga a los godos. El abrazo de los jefes señaló el momento culminante del día.

Los patriotas perdieron 35 % de sus fuerzas entre muertos y heridos, mientras que los españoles tuvieron 3.000 prisioneros y 2.000 muertes de los 5.500 que entraron en la batalla. Osorio logra retirarse con los mermados restos de su ejército, hasta Talcahuano.

Como símbolo de la dureza del combate es que el bando patriota perdió totalmente (hasta el último hombre) el batallón de Negros de Mendoza, mientras los realistas perdieron hasta el último soldado del batallón Don Carlos y batallón Burgos.

Después de Maipú, la libertad de Chile dependía de remover el poderío naval de España. Para esa tarea era menester atacar con la flota a Lima, tarea que prepararía el general San Martín, junto a Thomas Cochrane, el almirante escocés que liberaría Valdivia y sería el terror de la flota española del Pacífico.

 

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