Ovidio Cátulo Castillo nació el 6 de Agosto de 1906; Descanso Dominical González Castillo, así debió llamarse. Porque su padre, el talentoso José González Castillo, anarquista, quiso con ese nombre celebrar una conquista laboral de la época. Pero en el Registro Civil se negaron y luego de algunas discusiones con las autoridades, sus amigos lo convencieron para que le ponga Cátulo.
Ni el padre, ni el padrino ni los del Registro Civil, imaginaron que estaban ante un bebé que le daría mucho a la música y a la poesía nacional: “Organito de la tarde”, “El aguacero”, “Tinta roja”, “Caserón de tejas”, “El último café”, “La última curda”, “A Homero”, “Desencuentro”, “El trompo azúl”,”María”, “Una canción”…¿hace falta decir más? Fue presidente de SADAIC y de la Comisión Nacional de Cultura.
Poeta y compositor de tango, Cátulo Castillo, a los 17 años compone Organito de la tarde, su primer tango, al tiempo que practica boxeo, llegando a ser campeón argentino de peso pluma.
En 1926 viaja por primera vez a Europa, donde luego va a dirigir su propia orquesta.
Durante la década del `30, obtiene una de las cátedras del Conservatorio Municipal Manuel de Falla. Hacia 1950 llegará a ser director de dicho conservatorio, cargo con el que se jubiló.
En los años ´40 y 50´, cuando el tango vuelve a su apogeo, se consagra a la poesía y escribe con los compositores más destacados: Mores (Patio de la Morocha), Pontier (Anoche), Pugliese (Una vez), Piana (Tinta roja y Caserón de tejas), y su gran colaborador desde 1945: Aníbal Troilo (María, La última curda, Una canción).
Se dedicó al periodismo en diversas revistas, publicó el libro Danzas Argentinas (1953), hizo canciones para distintas películas, escribió el sainete lírico El Patio de la Morocha (con música de Troilo), fue secretario y presidente de SADAIC en distintos ciclos.
En 1953 fue designado presidente de la Comisión Nacional de Cultura de la Nación.
En 1955 la dictadura autodenominada Revolución Libertadora (Argentina) lo despoja de todo lo que había conseguido
En los años 60, vuelve a plena actividad. Sigue componiendo, escribiendo guiones radiales, trabajando en SADAIC. Publicó la novela Amalio Reyes un hombre, que llevó al cine Hugo del Carril.
En 1974, lo designan Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Al recibir el galardón, Cátulo relató esta breve fábula: “El águila y el gusano llegaron a la cima de una montaña. El gusano se ufanaba de ello. El águila aclaró: `Vos llegaste trepando, yo volando´. ¿Pájaros o gusanos? – inquiría Cátulo – he aquí una pregunta clave”.
Falleció el 19 de octubre de 1975.
Texto publicado originalmente en: https://www.cultura.laplata.gob.ar/efemerides/poeta-y-compositor-de-tango-boxeador-docente-periodista