Boris Vian fue, en efecto, uno de los protagonistas de la bohemia intelectual, nutrida del existencialismo de Sartre, del barrio parisino de Saint-Germain-des-Prés en los años cincuenta. Causó escándalo la publicación, con el seudónimo de Vernon Sullivan, de su primera novela, Escupiré sobre vuestras tumbas (1946), que contiene, bajo la forma de una novela negra, una rabiosa denuncia del racismo. Es autor asimismo de las novelas La espuma de los días (1947) y El otoño en Pekín (1947) -que revela el influjo de Raymond Queneau y de Eugène Ionesco-, y de poemarios como No quisiera morir (1962). Compuso incluso dos óperas: El caballero de nieve (1957), con música de G. Delerue, y Fiesta (1959), con música de D. Milhaud.
Boris Vian quedó huérfano de niño por el asesinato de su padre y conoció la pobreza. A los doce años sufrió reumatismo articular agudo que degeneró en una cardiopatía que le produciría la muerte a la edad de treinta y nueve años. En 1943 se licenció, pero dejó la profesión de ingeniero para dedicarse a tan variadas actividades como son la de novelista, autor de teatro, virtuoso trompetista de jazz, actor de cine, “chansonnier”, colaborador de Temps Modernes, traductor de novela negra americana, letrista y autor inconformista de canciones que tocaba personalmente. A lo largo de su vida alternó su profesión de músico de jazz con su faceta de escritor.
Sus dos primeras obras las firmó con el seudónimo de Vernon Sullivan. Una de ellas, Escupiré sobre vuestras tumbas (1946) resultó impactante para el momento; novela descarnada, escandalizó al público francés por su violencia y pornografía, lo que llevó a Boris Vian y a su editor, Jean D´Hauin, a ser procesados por la justicia en 1950 bajo la acusación de “ultraje a la moral y las buenas costumbres”, y a pagar una multa de 100.000 francos. Prohibida en 1949, fue reeditada de forma clandestina.
Escupiré sobre vuestras tumbas está narrada al estilo americano de la época. En medio de un ambiente racista y de fuertes diferencias de clase, un joven blanco se introduce en una pandilla de adolescentes de la buena sociedad con el fin de vengar la muerte de su hermano negro. En la prensa llegó a aparecer alguna entrevista a Vernon Sullivan, y en las crónicas se dijo que todo fue un montaje del escritor y su editor para poner en ridículo a la crítica y ganar una buena cantidad de dinero gracias al escándalo.
A pesar de que Vian se había hecho famoso, no lo tuvo fácil para editar su siguiente obra, La espuma de los días (1947), una historia de amor delicada que hace de contrapunto a la anterior. La trama se desarrolla en un mundo extraño y fantástico, que se va haciendo pequeño y en el que los protagonistas se llenan de una melancolía que acaba con ellos poco a poco. En ella el autor refleja la frustración de su amor por Michelle, su mujer, que lo engañó con Jean-Paul Sartre. Como venganza, Boris Vian ridiculizó al pensador en muchos de sus escritos utilizando el nombre de Jean Saul Partre. A pesar de todo, un editor asumió la responsabilidad de publicar de forma clandestina esta obra de un hombre macilento que llevaba el mote de la Garza, se dejaba absorber por el jazz y escribía disparates irracionales.
Otras obras en las que el autor se revela reflexivo y casi delicado son El otoño en Pekín (1947) y La hierba roja (1950), obra por otro lado insolente en su burla de las teorías psicoanalíticas: un personaje llamado Wolf inventa una máquina para destruir los recuerdos y recuperar así la felicidad, objetivo que no consigue. No obstante, su faceta de gamberro literario vuelve a aparecer en Con las mujeres no hay manera (1948) o Que se mueran los feos (1948), en la que el personaje del doctor Schulz se empeña en mejorar la raza humana y hacerla más bella. Otras de sus obras destacadas son Todos los muertos tienen la misma piel (1947), El arrancacorazones (1953) y los relatos de Las hormigas (1949).
De su faceta de poeta cabe mencionar Cantinelas de hielo (1950), No quisiera morir (editada de forma póstuma en 1962) y Textos y canciones (también póstuma, 1966). Como dramaturgo se anticipó al teatro del absurdo utilizando diálogos inconexos como herramienta para mostrar la absurdidad de la existencia humana. Son famosas Descuartizamiento para todos (1950), comedia negra ambientada en un matadero, y la tragedia burlesca Los constructores del imperio (1959). Boris Vian murió de un ataque al corazón en la butaca de un cine durante el estreno de la película basada en su primera y polémica novela. Según dice la leyenda, el disgusto que le produjo la versión cinematográfica fue lo que le provocó el ataque.
Autor: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Boris Vian. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vian.htm