Bessie Smith: una vida triste como un blues

De Bessie Smith la emperatriz del blues, no se conoce la fecha de nacimiento porque en aquellos años a las personas de color no se las registraba. Años más tarde de su muerte por accidente – por la desidia de un hospital que negó la asistencia, alegando su raza-, cuentan que su lápida la pagó Janis Joplin. A su funeral asistieron 70.000 personas. Sufrió una niñez difícil en Chattanooga (Tennessee), la cuestión racial después de la Guerra de Secesión y la segregación anterior y subsiguiente, no era el mejor momento para llegar de color oscuro a esas tierras, y menos en el Sur.

Los que saben de blues dicen que su éxito se basa en una dicción muy clara, un oído y una afinación extraordinarios, con voz singularmente centrada, dominio máximo del ritmo, así como una forma de máxima naturalidad y aparentemente sin ningún esfuerzo. Comenzó muy pronto por bares y cafés porque en aquellos años el blues rural pasó a ser urbano y en él las cantantes femeninas tenían un lugar.

Tampoco estaba sola. Louis Armstrong, aún muy joven, la acompaña muchas veces, y los registros de ambos juntos quedan como grandes obras maestras: todavía pueden escucharse esos encuentros, entre otros temas Careless Love. Su notable voz llegaba a llenar teatros y salones sin necesidad de amplificadores. Su sonoridad alcanzaba a cada oyente. Hermosa y esbelta, dominaba el escenario hipnotizando al público mientras permanecía encima de él.

Tuvo sus momentos de triunfo total en los que se desplazaba con su propio vagón de ferrocarril. Hay un período, que no dura mucho, en que Bessie llega a ser la actriz negra mejor pagada y realiza grabaciones junto a los artistas más importantes del momento.

Llega la gran depresión y la sufre cualquier americano, las fuentes de trabajo y de actuaciones se reducen considerablemente y más la calidad de las mismas. En esos oscuros tiempos, el alcoholismo arrasa con ella.

Como las inestabilidades no llegan desde un lado, sino que arrastran a toda la vida Bessie vive unas tormentosas relaciones: grandes amores y grandes desvaríos. Pese a estar casada, se enamora de sus referentes musicales: primero de Fats Waller, un gran organista que era uno de los grandes pianistas del moderno jazz. Tampoco faltó “el capítulo lesbiano” en su agitada vida, al que la habría iniciado Ma Rainey, una de las primeras cantantes negras de blues clásico, llamada “La madre del blues”. Pese a su marido que la maltrata por celos, ella asume valientemente sus preferencias sexuales en varias canciones, entre las que es emblemática It’s Dirty But Good, de 1930. Lo que explica de su carácter.

La de Bessie Smith, es una historia que se repite en grandes artistas femeninas y sirven para una película de guión muy agradecido y casi increíble. De cantar en la calle, pasó a convertirse en la artista que más discos vendió en su tiempo. Como su estilo vocal era tan hipnótico y tenía grandes dotes de declamación y poseía cierta comicidad, aparecía con frecuencia en comedias, que tuvieron gran éxito y fueron muy celebradas. Cuando actuaba Bessie, el público del teatro no quería irse sin escuchar siempre una canción más, otra y otra…

El que se quedaba fuera oía los aplausos que no cesaban y sabía que se había perdido algo grande.

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