Arcimboldo y el mundo vegetal

Grotesco, excéntrico, extraño… fantástico, son algunos adjetivos que nos ayudarían a describir las pinturas del artista milanés Giussepe Arcimboldo. Los historiadores han concluido que el 11 de julio de 1593 fue el día que falleció a la edad probable de 66 años, ya que también se estima que nació en el año de 1527, sin embargo se tiene la certeza de que fue en Milán, Italia donde ocurrieron estos dos hechos.

Giussepe nació a mediados del siglo XVI, en una época que se le conoce como el Bajo Renacimiento, ya había la época de los grandes artistas renacentistas – como Leonardo da Vinci, Rafael Sanzio y Miguel Angel Bounarroti – y había en Europa una gran actividad debido a la exploración de América y a la defensa del Imperio otomano. Este ambiente parece que fue ideal para que muchos artistas empezarán a seguir los pasos de los maestros renacentistas, lo que dio como resultado el movimiento manierista – llamado así porque los artistas pintaban imitando “a la manera” de sus predecesores-. Los críticos de arte definen este estilo como una reacción de los artistas de élite a la belleza clasicista y el uso de elementos alegóricos, rebuscados y exagerados. Arcimboldo entró en esta categoría junto a otros artistas como El Greco y Tintoretto.

Arcimboldo trabajó junto a su padre y aprendió el oficio de hacer vitrales para iglesias – algunos todavía se conservan en la Catedral de Milán – lo que le dio la oportunidad de estar cerca de arquitectos, escultores y gente de la nobleza; su vida cambiaría cuando fue llamado a trabajar en la corte del emperador Ferdinando I y después de su hijo Maximiliano II de Habsburgo – pariente tres siglos lejano del que vino a México – y ahí se convirtió en el retratista oficial de la corte y del que destaca el retrato familiar real pintado en 1563.

Su talento y seguramente su disposición le abrieron las puertas para participar en otras actividades artísticas de la corte y es por eso que tuvo la oportunidad de decorar espacios, diseñar vestuario y disfraces en los que pudo explotar toda su creatividad hasta sus límites. En 1566 presentó su proyecto Los cuatro elementos donde alegorías representan cada uno de los elementos esenciales de la vida -tierra, agua, aire y fuego- y que son a su vez los retratos de los mismos. El resultado es fantástico tanto en concepto como en ejecución. Años después trabajó en la pintura de otros personajes típicos de la corte, como El jurista (1566) y El bibliotecario (1566) este último empleando solamente libros para hacer una crítica de las personas que conservaban los libros solo para mantenerlos en su colección y no para su lectura.

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Por encargo trabajó en la colección Las cuatro estaciones, en donde pintó alegorías en forma de retrato con vegetación y elementos presentes en cada una de las estaciones del año. Estas cuatro obras se pueden apreciar en uno de los salones del Museo de Louvre. Su ingenio lo inspiró a pintar bodegones reversibles, en los que al girarse de cabeza las calabazas se transformaban en narices. Arcimboldo sirvió a la casa real por 25 años al servicio del emperador Rodolfo II – hijo de Maximiliano II- recibió el encargo de retratarlo a su estilo dando como resultado Vertumnus (1590) una alegoría en donde el emperador era el dios romano de las estaciones empleando solamente flores, frutas y verduras.

Al concluir su servicio, Arcimboldo se retiró a Praga y después regresó a Milán donde fallecería y sería olvidado por muchos años, pese al reconocimiento que tuvo en la corte, los críticos del arte lo consideraban de menor valor por absurdo y grotesco; fue hasta el siglo XX cuando fue revalorado por los surrealistas quienes vieron en su obra la libertad y poesía que buscaban en sus trabajos. Salvador Dalí pintaría Rostro paranoico (1935) en donde una escena en el desierto se transfigura en una cabeza enterrada en las arenas. En la actualidad, el estilo Arcimboldo se hace presente no solo en los museos y nos llega a través de la publicidad y el cine, con resultados divertidos e inesperados.

Desde el mes de marzo de este año se presenta en la galería audiovisual Carrières de Lumières, en Francia una exhibición dedicada a la obra de El Bosco, Pieter Brueghel “El viejo” y Giuseppe Arcimboldo en donde el visitante literalmente estará inmerso en sus cuadros experimentado al grado de la alucinación las visiones de estos singulares artistas.

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