Aloysius Viktor Stepinac (Krašić, 8 de mayo de 1898 – ibídem, 10 de febrero de 1960) fue el arzobispo católico de Zagreb desde 1937 hasta su muerte en 1960. En 1946 ―tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)― el Gobierno comunista yugoslavo lo condenó por traición y colaboración con el régimen católico Ustasha que dirigía el «Estado Independiente de Croacia».
Procedencia
De procedencia familiar de origen campesino, fue el quinto de los ocho hijos de Josip Stepinac y su esposa Bárbara. Con escasos 11 años, en 1909 se traslada a Zagreb donde termina sus estudios escolares y al cumplir los 18 años, en 1916, forma parte del ejército austro-húngaro que lo entrena por un período muy corto de tiempo, enviándolo al frente italiano en la Primera Guerra Mundial en donde es tomado prisionero por los italianos en 1918 y mantenido como prisionero de guerra durante cinco meses. Una vez lograda su liberación se incorpora al ejército yugoslavo y regresa a su casa en la primavera de 1919.
Estudios
En 1924 se trasladó a Roma para su formación sacerdotal en el Colegio Germánico y fue ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1930. Un año más tarde ya oficiaba como clérigo en una parroquia de Zagreb.
Vida política
Desde 1929 perteneció a la Ustacha (una organización terrorista basada en el racismo católico nacionalista).[1] En 1934, Stepinac fue una de las figuras que firma la carta al rey Alejandro I de Yugoslavia, que mantenía una dictadura en su país, la liberación de algunos dirigentes políticos católicos como Vladko Macek y el otorgamiento de una amnistía general.
El 7 de diciembre de 1937, a los 39 años de edad, Stepinac fue nombrado arzobispo de Zagreb, ante el súbito fallecimiento de su antecesor Anton Bauer. Como Stepinac tenía esta privilegiada posición durante la Segunda Guerra Mundial en lo que se llamaba el «Estado Independiente de Croacia», que era un estado fachada y títere de la Alemania nazi, que se había formado después de la sangrienta invasión alemana en abril de 1941.
Desde hacía siete años, Stepinach formaba parte del Ustasha, un movimiento fascista de extremistas católicos croatas que controlaba el Estado. Como casi todas las personas influyentes, Stepinac también apoyó el nuevo gobierno ante la desaparición del Reino de Yugoeslavia, haciendo públicas exhortaciones para que fuera apoyado e incluso en sus sermones, pidiéndole a Dios la bendición y protección para su líder Ante Pavelic.
Sin embargo, este nuevo Estado creado por los croatas dejaba dudas en el exterior, por lo que casi ningún estado sólidamente establecido reconoció nunca al NDH, ni siquiera el Vaticano, a quienes Stepinac exhortaba para que lo reconocieran.
Durante este oscuro período de la historia yugoslava se inició el exterminio masivo de los serbios, de religión cristiana ortodoxa ―a quienes Stepinac les sentía una abierta animadversión por considerar que esta religión era «la maldición más grande de Europa»―, por lo que en los informes que enviaba al Vaticano, este solo consignaba plenos elogios para el nuevo régimen, fingiendo desconocer el exterminio masivo que ya llevaban a cabo las milicias ustashi.
El 14 de mayo de 1941 ―en pleno período de mayor actividad genocida de los ustashi― Stepinac envió una carta de protesta a Pavelić, solicitando que «en todo el territorio del Estado Independiente de Croacia, que ni un solo serbio sea asesinado sin haberse probado la culpabilidad que le ha hecho merecedor de la muerte».
Un año después, el 24 de mayo de 1942, Stepinac condenó los asesinatos en general (en todo el mundo), y omitió mencionar a los serbios y a la Ustachá de manera explícita. También se dirigió a Pavelic para «expresarle su preocupación» por las actividades que estaban cometiendo las milicias católicas en el Campo de concentración de Jasenovac, que hasta el momento sigue siendo el más cruel de la historia de la humanidad.
Como si toda su actuación ya no fuera extremadamente polémica, colaboró con el régimen en la conversión masiva de los serbios ortodoxos al catolicismo, lo que podía significar la conservación de la vida, pero unida a una humillación y violación de sus derechos de los serbios. Sus detractores lo acusan de colaborador con el peor régimen de la historia de Yugoeslavia y sus defensores aducen que con estas «conversiones» les salvó la vida a cientos de personas.
Caída del fascismo
Tras la caída del régimen católico, Stepinac fue detenido por el ejército yugoslavo el 17 de mayo de 1945, pero fue liberado tras la intervención del mariscal Tito el 2 de junio de 1946. No obstante, el régimen comunista expropió todos sus bienes (en solo nueve años, Stepinac había acumulado una fortuna). Convertido en un firme opositor, Stepinac denunció que en Yugoslavia estaba sucediendo el «asesinato de católicos desde que los comunistas tomaron el poder». En un diario belgradense, Tito dijo que Stepinac «había declarado la guerra a Yugoslavia». En enero de 1946, el Gobierno yugoslavo solicitó al Vaticano el traslado de Stepinac a otro país, pero la petición fue denegada.
Fue arrestado el 18 de septiembre de 1946 y acusado de colaborar con las fuerzas nazis, de mantener relaciones con los ustashis, de ser un agitador religioso, de realizar conversiones forzosas a los serbios ortodoxos al catolicismo (mediante amenazas de muerte y con pistola en mano) y de alta traición.
Enjuiciamiento
Su juicio iniciado el 30 de septiembre de 1946 fue seguido muy de cerca, ya que la fiscalía del momento le desmontó todos sus argumentos en defensa de sus actuaciones y fue condenado a 16 años de cárcel.
Cuando apenas llevaba cinco años de cárcel, el mariscal Tito (presidente de Yugoslavia) lo deja en libertad con dos condiciones opcionales: o retirarse a Roma o a su parroquia natal de Krasic, adonde finalmente se traslada el 5 de diciembre de 1951.
Esta controversia aun se mantiene y se incrementó después de que el papa Pío XII lo nombrara cardenal el 29 de noviembre de 1952, lo que lleva a protestas en varios países y al rompimiento de las relaciones diplomáticas entre Yugoslavia y el Vaticano.
Impunidad
Como si ya la historia de Stepinac no tuviera suficientes elementos controversiales, el 9 de octubre de 1981, el Vaticano inició su proceso de beatificación y el 11 de noviembre de 1997, el papa Juan Pablo II ―a pesar de haberse demostrado la complicidad de Stepinac con la Ustachá― lo declaró mártir. El 3 de octubre de 1998 el papa lo convirtió en beato.
Estas actuaciones de la iglesia a favor de Stepinac han generado un rechazo generalizado en el mundo y la protesta oficial de la Iglesia ortodoxa serbia y del Centro Simon Wiesenthal (especializado en la persecución de genocidas).