A lo largo de la historia, en todos los deportes de conjunto siempre ha habido equipos especialmente destacados, que trascienden la esfera de su deporte y son reconocidos mundialmente. En el fútbol, el Santos de Pelé o el Barcelona de Guadiola son equipos inigualables que dejaron su marca para siempre; Brasil del 70 y Holanda del 74 son seleccionados inolvidables que trascendieron sus fronteras y sus épocas. El hockey, el voley, el fútbol americano, el beisbol, el cricket, todos los deportes de equipo tienen sus referentes admirables. Pero todos han tenido “su” época predominante, períodos relativamente cortos en medio de su larga historia. Ninguno mantiene su supremacía más que por un tiempo, que rara vez llega a una década, aunque la impronta que dejan dura mucho más.
Pero hay dos super-equipos que son diferentes.
Uno es el Dream Team, el seleccionado de basket de los EEUU que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Para qué abundar en detalles, todos recordamos lo que fue ese equipo. No habrá otro equipo igual. Pero, justamente… “fue”; duró lo que duró el torneo. Una reunión de genios tan arrasadora e irrepetible como imposible de mantener por mucho tiempo.
El otro… son los All Blacks. Pero a diferencia del Dream Team, los All Blacks “son”. Se conjugan en tiempo presente; es más, su pasado y su presente son lo mismo. Los All Blacks existen desde hace más de un siglo, su dominancia sobre todos sus rivales se mantiene desde el principio de su historia hasta hoy y nada hace sospechar que se vaya a modificar. En otras palabras, la historia los muestra como una leyenda y el presente como una dinastía vigente que entra a la cancha y tritura a sus rivales.
En ningún deporte existe un equipo (de club, local, regional o nacional) que pueda mostrar una estadística tan contundente frente a sus rivales a lo largo de la historia. Por supuesto que hay muchos equipos que han sido dominantes durante años, pero no durante más de un siglo…
Los All Blacks muestran estadística favorable contra todos sus rivales: vencieron a los Wallabies australianos en 7 de cada 10 partidos disputados entre ellos, a los Springboks sudafricanos en 6 de cada 10 (la estadística más pareja de todas), a ingleses y franceses en 8 de cada 10 partidos, a irlandeses, galeses y escoceses en 9 de cada 10 partidos, y a los British Lions (seleccionado de las islas británicas) en 3 de cada 4 partidos. Contra 12 países tienen un 100% de victorias, y contra otros 4 más de un 90%. Contra Argentina jugaron 29 veces, ganando 28 y empatando una vez.
Hasta el día de hoy, sumados todos los partidos contra seleccionados nacionales, tienen un porcentaje de casi 80% de triunfos (457 triunfos, 21 empates, 113 derrotas), porcentaje bastante superior al de cualquier seleccionado o equipo de cualquier otro deporte. Y si se cuenta la totalidad de encuentros disputados (incluyendo otros rivales como clubes y combinados regionales o internacionales), el porcentaje de triunfos es aún mayor: 84% (1110 triunfos, 40 empates, 166 derrotas). Lograr esos porcentajes durante algunos años es dificilísimo; mantenerlos por más de un siglo… es único.
Los All Blacks han marcado más de 100 puntos en un partido en 8 oportunidades, y en 69 partidos han marcado más de 50 puntos (y hay que marcar 50 puntos, eh…).
Han ganado 3 Campeonatos Mundiales, 10 de los 16 torneos de rugby del hemisferio sur disputado por máximas potencias del rugby (antes llamado Tri Nations y en el que competían NZ, Sudáfrica y Australia, ahora llamado Rugby Championship, con el agregado de Argentina) y 10 de las 12 series disputadas contra los British Lions.
El equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda hizo la primera gira de su historia en 1884. Por entonces su camiseta era de color azul marino y tenía bordado un helecho dorado en la parte izquierda de su pecho. En 1893, la Unión de Rugby de Nueva Zelanda (NZRFU) decidió que la camiseta fuera negra y el helecho plateado. En la famosa gira de 1905, la camiseta era negra con vivos marrones en la zona del cuello. Después, ya sería completamente negra.
En 1905 el seleccionado de Nueva Zelanda hace una gira de más de cinco meses (que comienza en septiembre en Exeter, Inglaterra, y termina en febrero de 1906 en San Francisco, EEUU) en la que recorre Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda, Francia y Estados Unidos. En el inicio de esa gira el equipo era conocido popularmente como “The Originals”. Fue una extensísima gira en la que jugaron 35 partidos, ganando 34 y perdiendo sólo uno, ante Gales. El plantel era de 24 jugadores, y el impresionante juego desarrollado por el equipo llenó de admiración a los británicos, que comenzaron a describir el rugby neozelandés como un rugby de “all backs” (todos tres cuartos, todos backs) debido a la velocidad de movimientos que mostraban todos los jugadores y la dinámica sostenida durante todo el partido, algo a lo que los aficionados británicos (y sobre todo los jugadores, que fueron quienes lo padecieron) no estaban acostumbrados; a eso se agregaba la unión y la velocidad con la que se agrupaban en las situaciones de contacto. El término “all backs” se unió al de la camiseta negra y se transformó en “all blacks”, sobrenombre que se fue haciendo popular en Nueva Zelanda luego del triunfal regreso del equipo. Sin embargo, recién en 1934 la NZRFU comienza a llamar a su seleccionado oficialmente “All Blacks”, nombre que quedó para siempre y que nadie desconoce en el mundo del deporte, ya no digamos del rugby.
Los All Blacks tienen rituales, costumbres y una cultura propia; ser un All Black es más que un mérito solamente deportivo, es una distinción ética a la que debe hacerse honor. “Mejores personas hacen mejores All Blacks”, sostienen con orgullo. Quien es All Black lo es dentro y fuera de la cancha los 365 días del año. “Eres un All Black 24-7 o no lo eres”. La discreción y el respeto son reglas no escritas para un All Black.
El haka, uno de los símbolos visibles de la cultura maorí, es uno de los emblemas de los All Blacks. El haka es una danza tradicional maorí, históricamente utilizada para diferentes ocasiones como el desafío a rivales en la guerra o cuando se establecía la paz entre grupos diferentes. Según la mitología maorí, el Dios del Sol, Tama-nui-to-ra, tenía dos mujeres, Hine-raumati (el verano) y Hine-takurua (el invierno). El hijo fruto de la relación con la dama del verano es Tane-rore, a quien se le atribuye el origen de esta danza. Tane-rore representa el temblor provocado por el viento cálido de los días de verano, y en el haka esto se simboliza mediante el movimiento tembloroso de las manos.
El haka “Ka Mate” es el más conocido mundialmente, y es el que suelen utilizar con más frecuencia los All Blacks. El Ka Mate tiene su propia historia: se dice que fue compuesto alrededor de 1820 por Te Rauparaha, jefe de la tribu Ngāti Toa, que mientras era perseguido por otra tribu rival fue escondido por Te Wharerangi, de la tribu Ngāti Tuwharetoa, en un hoyo de un campo de “kumara” (batata), con la esposa quien le ayudó a escapar sentada encima a modo de protección. El Ka Mate es el relato de ese episodio. A partir de 2005, los All Blacks utilizan también un segundo haka que fue escrito especialmente para el equipo por Derek Lardelli, un experto en cultura maorí. Es el “Kapa O Pango”, que significa básicamente “el equipo de negro”.
La “cultura All Black” tiene tantas aristas que es difícil reflejar en pocas líneas. Hace muchos años, dos jugadores símbolo escribieron una especie de decálogo (se lo llamó “El Libro Negro”) que deja clara la cultura All Black: “Nadie es más importante que el equipo”, “deja la camiseta mejor que como la recibiste”, “no es suficiente con ser bueno, hay que ser grande”, “los mejores practican mucho más de lo que juegan”, “una vez All Black, para siempre All Black”, “no es una tarea, es un honor”, “sangra por la camiseta”, “vas al frente o vete de aquí”, son algunas de las frases que acompañan la filosofía de Los Hombres de Negro.
Los All Blacks limpian el vestuario antes de irse (“nadie cuida a los All Blacks; se trata de no esperar que alguien haga tu trabajo ni que te regalen las cosas”), y si bien los encargados se van rotando, suelen hacerlo los más veteranos, jugadores consagrados, líderes que dan el ejemplo: “al final del juego, el rey y el peón se guardan en la misma caja”.
Su trascendencia a través del tiempo radica en muchas cuestiones, y la capacidad de cambio es una de ellas. “Evitar a los jugadores que impidan la capacidad de cambiar” es una máxima que se cumple a rajatabla.
En 1993, luego de un durísimo partido que terminó en derrota, el capitán de los All Blacks habló en el vestuario: “recuerden bien cómo se sienten ahora y asegúrense de no volver a sentirse así nunca más.” El concepto de liderazgo desde la humildad y el ejemplo es otra de las claves de los All Blacks. “Los líderes comienzan subiendo a las personas correctas al ómnibus y bajando a las equivocadas, y recién después de eso empiezan a pensar hacia dónde conducir el ómnibus”.
El estímulo al desarrollo individual es otro punto clave: “aunque hay una rutina de preparación establecida, van apareciendo pequeños desafíos, se van agregando algunas aristas… esas aristas son lo mejor” dice uno de los grandes entrenadores que ha tenido el equipo. En resumen, “no te conformes”. Todos comprenden que forman parte de algo mayor y más duradero que ellos, y hacer que cada uno sienta una responsabilidad propia en el éxito del grupo es clave.
“En nuestro modelo, integridad es honrar la palabra. Los beneficios personales y organizacionales de honrar la palabra son enormes y, por lo general, poco reconocidos”. “Se trata de hacer lo correcto, de la manera corrcta, por las razones correctas”; es la forma de alcanzar el “mana”; la fuerza, el orgullo, la integridad y la identidad colectiva.
¡Ah! Por supuesto, los All Blacks juegan un rugby brillante, sobresaliente. Su estilo es único: ataque, apoyo, continuidad y presión en su máxima expresión. Es el equipo más creativo, el que siempre tiene algo nuevo o inesperado para entregar. El equipo que nunca se da por vencido y el que siempre quiere más aunque tenga resuelto el partido. El equipo que demuestra su respeto por los rivales siendo impiadoso con ellos. El que aprovecha cada detalle para marcar la diferencia. Los All Blacks no juegan sólo contra sus rivales sino contra sus propios standards; hacen lo complejo con simpleza y lo simple en forma perfecta. Nunca es uno solo el jugador que sobresale; en cada partido hay por lo menos cinco o seis jugadores destacados, y no siempre son los mismos.
Muchos jugadores y entrenadores brillantes, como en ningún otro equipo, han formado parte de la cultura All Black. Nombrarlos sería larguísimo y además iría en contra de lo que representan. Los All Blacks siempre han sido más que la suma de sus componentes, por más brillante que fuera cada uno de ellos. Su esencia es el conjunto, no lo individual. De hecho, el refrán del equipo es “tú no eres el dueño de la camiseta, eres solo quien se la pone en este momento. Tu tarea es continuar este legado y sumarle algo más”.
Así lo han hecho desde hace más de un siglo.