El corredor de 100 inolvidables metros
Existen escritores de gran aliento -y obras completas: más de cinco volúmenes, pasta dura, papel biblia- y otros que serán recordados por los cien metros en los que se dejaron el corazón y la sangre, en la elaboración de una única obra (Rulfo, Salinger, Fante son algunos nombres de velocistas literarios memorables). Entre éstos últimos -y para lo que atañe al género de las novelas antibélicas- casi nadie como Erich Maria Remarque, quien con su obra Sin novedad en el frente se ganó para siempre un lugar entre los grandes escritores del siglo XX.
Trazos de una intensa carrera
Erich Paul Remark –Erich Maria Remarque– nació el 22 de junio de 1898 en Osnabrück. Fue el segundo de los cinco hijos que procrearon Peter Franz y Anna Maria Remark. Damos un paso de gigante hasta su adolescencia donde sabemos que estallada la Primer Guerra Mundial fue obligado a alistarse en las fuerzas del ejército, siguiendo la marcha de los soldados alemanes hacia el este, allá por 1917.
Es entonces cuando conoce todo el furor, la locura, la barbarie y la decadencia moral que implica toda guerra -cualquier guerra, en nombre de cualquier ilusión-, la cual marcará hasta tal punto su obra que gran parte de ella beberá de esa amarga fuente.
Pero para contarlo tuvo que salvar su vida primero, salvación que le llegó por medio de una explosión de granada que lo dejó con heridas de esquirlas en brazos, piernas y cuello y lo devolvió a la tranquilidad del escritorio. El absurdo: Eso destinado a matarte te devuelve de una forma extraña una vicaria vida.
Después de terminada la guerra retomó sus estudios y su carrera de magisterio y de 1919-20 ejerció de profesor en varias instituciones educativas. Por esa época hace de todo un poco y va metiéndose en el mundo del periodismo trabajando para distintos tabloides como el “Echo-Continental” de su ciudad natal, o el “Sport im Bild” de Berlín.
Los estragos de la guerra
La experiencia de la guerra se ha sedimentado y al mismo tiempo se ha vuelto imperiosa, así que en 1928 Erich María Remarque -que para entonces ya había adoptado el apellido paterno en su forma original francesa y le había sumado el nombre de la madre- comienza a escribir la obra que lo hará famoso. Sin novedad en el frente (Im Westen nichts Neues) se publica un año después y poco después de publicada se podía leer ya traducida a 28 idiomas.
Con la adaptación fílmica de la novela -por Lewis Milestone en 1930- el nombre del autor quedó impreso en el parnaso de la literatura inmortal. Al día de hoy se calculan 50 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y unas 50 lenguas en las cuales se puede leer esa novela de poco más de 100 páginas y episodios inigualables.
La quema de libros
Otra tempestad se va formando en el horizonte hasta que la entrada al poder de Hitler -y el partido nacionalsocialista- en Alemania se hace efectiva y Remarque se exilia voluntariamente en Suiza, primero, para terminar recalando en EE.UU., de donde adquiriría más tarde la nacionalidad.Y es que nadie que acuse y descubra los horrores y la estupidez de la guerra con esa precisión puede ser querido: Los asesinos odian la verdad y la persiguen con fanatismo.
Así hicieron los alemanes nazis -como tantos otros- y no sólo le retirarán la nacionalidad al escritor y quemarán sus libros en la hoguera de la pureza racial que creían salvaguardar esa noche oscura de 1933, sino que se atreverán a distorsionar la realidad creando la leyenda de que bajo el apellido alemán de Remark, se escondía en realidad un nombre judío Kramer, justificando así la persecución del escritor.
En EE.UU. conoce a varios escritores exiliados como él y continuará escribiendo obras como Liebe deinen Nächsten -Ama a tus prójimos-; Arc de Triomphe -Arco del Triunfo-; Zeit su Leben und Zeit zu sterben -Tiempo de vivir y tiempo de morir- o Die Nacht von Lissabon -La noche de Lisboa-. Aunque en todas ellas Remarque muestra el talento y músculo de un gran escritor, su obra inicial es la que le guardaría para siempre su lugar en el Olimpo de la literatura.
El 25 de septiembre de 1970 Erich Maria Remarque moriría de un aneurisma en la aorta, en la ciudad suiza de Locarno.
Texto publicado originalmente en https://alemaniaparati.diplo.de/mxdz-es/aktuelles/sinnovedadenelfrenteaniv/1083094