La fotografía descripta es uno de los memes más famosos de los que circulan por las redes sociales (“Novio distraído”). No solo es un meme en sí mismo, sino que se usa como plataforma para relatar diferentes situaciones según lo que requiera el mensaje que se quiere trasmitir. Algo así como un metameme. Desde admiración por los perros hasta criticar a la dirección de una empresa y desde un dolor de muelas hasta procrastinación. Si cualquiera desea hacer su propio meme empleando el meme del novio distraído como base, solo debe ingresar a alguna de las tantas páginas generadoras de memes que lo facilitan [1].
Algo similar ocurre con el que muestra a una niña en primer plano mirando a la cámara mientras a sus espaldas se observa un voraz incendio (la “Niña desastre” [2]) o el del actor Keanu Reeves sentado comiendo un sándwich en un banco de plaza en una actitud que transmite abatimiento (“Keanu triste” [3]). La lista es interminable. Internet facilitó la “viralización” (hubo que inventar un verbo para expresar que algo se comporta como un virus y “se hace viral”) pero los memes existieron desde los tiempos más remotos. Su velocidad de difusión y alcance solo depende de la tecnología de soporte utilizada.
La idea de meme no se limita a imágenes graciosas (la mayoría) o de gatos muy serios escribiendo novelas, de médicos heroicos (rápidamente olvidados) o de niños amordazados y atados a una silla, como los que pulularon durante la pandemia. Cualquier idea que prende en la sociedad es un meme. La pandemia sirvió para que todos entendiéramos sin ambigüedades de que se trata aquello de “volverse viral”. La cultura nació en aquel lejano instante en el que el primer meme logró saltar de un humano a otro. Primero fue el meme, luego la cultura. A partir de ese momento cultura y meme se potenciaron y evolucionaron juntos hasta llegar dar forma a lo que somos hoy.
Todos nos reímos el lunes a la mañana con el último meme que nos mandaron por WhatsApp los amigotes del club o de la oficina [4] (ese que le dedicaron los hinchas de River a los de Boca después de que perdieran el clásico del domingo), pero ¿cuál habrá sido el primer meme?
Imaginemos a aquel lejano antepasado nuestro que en algún lugar de África tuvo la idea de usar un hueso para golpear a otro en la cabeza y, con un simple gesto, creó la primera arma. Stanley Kubrick lo inmortalizó en los primeros minutos de 2001 una odisea espacial. ¿Habrán sido un arma el primer meme? No lo sabemos. Haya sido el primero o el segundo, lo que resulta indiscutible es que el meme “arma” se viralizó, evolucionó y resultó tan exitoso que hoy es capaz de destruir a la humanidad con solo apretar un botón. Otros memes arcaicos como “dios”, “dinero”, “nación” o algunas melodías también son sumamente exitosos ya que lograron superar el tiempo y la geografía. ¿Quién no entonó alguna vez el Cumpleaños feliz o Yesterday, de Paul McCartney, o Adiós Nonino, de Piazzola, por nombrar solo algunas entre miles?
Tal como ocurre con cualquier virus, un meme necesita un medio, un vector sobre el cual reproducirse. La velocidad, alcance y éxito de un meme está íntimamente ligado a ese medio. El lenguaje es el instrumento primordial para la construcción de memes. Las tradiciones culturales dependieron y dependen aún de la transmisión oral. La escritura y el arte son otros de los medios de supervivencia elegidos por los memes. En la prehistoria, los memes se grababan en la roca. El arte rupestre no deja de ser una serie de memes que se difundieron a lo largo de decenas de miles de años a lo largo y a lo ancho de África, Eurasia, Oceanía y América. Entre las rocas e internet encontramos medios como la arcilla, el papel, la imprenta, la radio y la televisión. Internet llevó a los memes hasta el espacio, tanto de manera metafórica como literal. Cada uno de estos contribuyó a ampliar el alcance y la velocidad de transmisión de los memes.
El nacimiento del meme
Cuando escuché por primera vez el término “meme” inmediatamente recordé un libro que había leído hacía un tiempo. En su obra “El gen egoísta” [5] escrito en 1976 –varios años antes de la difusión masiva de Internet–, el biólogo evolucionista inglés Richard Dawkins, buscaba un ejemplo de algo que no fueran genes pero que se comportaran de manera similar. Es así como vio que la cultura se comportaba como un organismo vivo. Para Dawkins, la trasmisión cultural es análoga a la trasmisión genética que da origen al proceso de evolución.
El primer ejemplo que ofrece es el lenguaje. Parecería que éste “evoluciona” de manera no genética pero similar a los genes, aunque a una velocidad mucho mayor ya que va variando y adaptándose al “espíritu de su época” [6] de generación en generación. Aunque pueden comunicarse, a muchos padres les resulta difícil comprender ciertos giros idiomáticos de sus hijos y ni hablar el de sus nietos. La dificultad se profundiza a medida que las generaciones se suceden a lo largo del tiempo. El británico sostiene que “Cristóbal Colón no podría mantener una conversación con el capitán de un buque moderno, pese a estar unidos por una cadena ininterrumpida de veinte generaciones de hispanoparlantes cada uno de los cuales podía comunicarse con sus contemporáneos y con las generaciones de sus hijos”. Dice Dawkins que parecería que el lenguaje evoluciona por medios no genéticos a una velocidad varios grados de magnitud mayor que la evolución genética. “El lenguaje es un ejemplo entre muchos. Las modas de vestir y los regímenes alimentarios, las ceremonias y las costumbres, el arte y la arquitectura, la ingeniería y la tecnología, todo evoluciona en el tiempo histórico de una manera que parece una evolución genética acelerada”. Como la evolución genética se pueden producir “breves estallidos” o mutaciones genéticas.
Podríamos dar como ejemplo actual el estallido de lo que se dio en llamar “lenguaje inclusivo”, que es una suerte de mutación que emergió de manera casi instantánea en los últimos años. Llevó al surgimiento de dos posiciones irreconciliables. Por un lado, está la tendencia conservadora de respetar la “pureza” del lenguaje establecido y, por otro, el progresismo que se niega a aceptarla e introduce términos que pretenden cambiar lo que considera “estereotipos discriminatorios”. De pronto, una cuestión que debía ser limitada la justicia de aceptar la igualdad humana en todos los ejes de diversidad se ha convertido en un tema ideológico que lleva a la “cancelación” del otro (u “otre”, para no ser cancelado yo mismo) en caso de la más mínima discrepancia.
Retomando a Dawkins, lo peculiar de los genes es que son entidades replicadoras y que la cultura humana es un caldo de cultivo apto para la replicación. Denominó “meme” a la unidad de transmisión cultural. “Al igual que los genes propagan un acervo genético a otro… puede llamarse imitación”. [7]
La replicación de ideas abarca todos los ámbitos. Desde un científico que escucha una idea y la trasmite a sus colegas haciendo que la idea se haga popular, hasta la idea de “la vida después de la muerte” o de dios, que se replica mediante la palabra escrita y oral, con la ayuda de la música, la pintura y la literatura. El creer que hay “otra vida” en la que se rectificarán las injusticias de este mundo es sumamente atractiva. Tiene un funcionamiento similar al Teorema de Thomas que sostiene que “si una persona cree que algo es real, esto tendrá consecuencias reales”. Sirve para explicar cómo –en algunos casos– los placebos son efectivos. La idea de dios ha sido copiada y replicada generación tras generación ya que la cultura humana es un ambiente propicio para que eso ocurra.
Dentro de la línea anterior, el meme “fe” (confiar ciegamente más allá de las evidencias) es la némesis del meme “ciencia” (la búsqueda sistemática de evidencias que justifiquen las creencias). Si hubiera evidencias no sería necesaria la fe. Según Dawkins, el meme fe es suficientemente poderoso como para reasegurar su propia existencia ya que inmuniza a la gente contra el miedo que genera la muerte. El meme fe es potenciado por otros como “el infierno” (castigo eterno) y “el cielo” (felicidad eterna).
Dice Dawkins que algunos memes tienen más éxito que otros, algo análogo a lo que ocurre con la selección natural. El éxito se mide en términos de longevidad, fecundidad y fidelidad de la copia. Muchas ideas “están en el aire” hasta que les llega su hora y estallan. Las melodías populares y algunas modas tienen éxito en el corto plazo, pero no duran mucho. Las leyes bíblicas o el arte rupestre han durado milenios. Aunque los memes van sufriendo variaciones de individuo a individuo, existe una idea básica que se mantiene.
Los memes también compiten por la atención. Por ejemplo, el tiempo dedicado a la radio, a la televisión o a Internet, los centímetros de columnas en diarios y revistas, las góndolas de un supermercado son espacios que buscan atraer la atención de los clientes. Su éxito se mide en términos económicos: más atractivos, más caros.
Dawkins dice que cuando morimos podemos dejar dos cosas de herencia: genes y memes. Sin embargo, los genes se diluirán en unas pocas generaciones hasta resultar insignificantes mientras que los memes pueden sobrevivir generación tras generación como los legados por Sócrates, Leonardo, Copérnico o los hombres del Paleolítico.
Una ciencia de la memética
En su libro La máquina de los memes [8] –escrito en 1999, mucho antes de la difusión que le dieron los medios de comunicación y las redes sociales–, su autora, Susan Blackmore, parte de la premisa de que los seres humanos tenemos una capacidad natural de imitación superior que nos distingue de otras especies. Cuando alguien es imitado está transmitiendo algo. Ese “algo” puede seguir transmitiéndose una y otra vez hasta alcanzar vida propia. Pueden ser ideas, información, un chiste, una melodía, una conducta, un pensamiento, una comida… Ese algo es lo que llamamos “meme”, por comparación con los genes como vimos antes. Entonces, un meme es una unidad de información que puede ser transmitida de un cerebro a otro. Para Blackmore, el tema es tan significativo desde el punto de vista sociológico que propone abordarlo de manera científica. Estudiando a los memes y a su dinámica se puede observar los hechos sociales desde el “punto de vista” de los memes, prácticamente es meterse dentro de la cultura ya que son los ladrillos con la que se construye.
Tal como los genes de Dawkins, los memes también son “egoístas” y “se reproducen cuando encuentran la ocasión”. Estas expresiones se deben considerar de manera figurativa y significan que los memes supervivientes son aquellos que se replican y que se propagan, los que no lo logran, simplemente desaparecen. Los memes “quieren” reproducirse y perpetuarse saltando de cerebro en cerebro tantas veces como les sea posible. Proceden de una variación y combinación de otros más antiguos, ya sea porque nacieron en la mente de una persona o porque se transmitieron de boca en boca. Cada pensamiento es un meme. Como millones de personas generan millones de memes por día, solo un porcentaje mínimo consigue trascender.
Hay memes que producen más impacto que otros. Dawkins sugiere que los niños son más vulnerables frente a las “infecciones” meméticas, lo que los deja expuestos a cuestiones ideológicas impuestas por sus mayores (por ejemplo, creer en los “Santa Claus” y otros mitos) o por el medio (influencia de la ideología woke).
Analizando la historia de la humanidad se puede observar que la cultura evoluciona. Eso quiere decir que, a lo largo del tiempo, circunstancias ambientales, tecnológicas y humanas producen cambios, en especial, en las costumbres, conductas y valores. La difusión se realiza por medio de memes exitosos que lograron viralizarse saltando entre muchos cerebros. Por ejemplo, cuando se difundieron casos de hombres que habían aprovechado su posición y poder para abusar –física y psicológicamente– de mujeres, surgió el meme #MeToo que se viralizó a nivel global. Las redes sociales son una plataforma descomunal para que los memes exitosos se propaguen y se conviertan en movimientos.
De memes a movimientos
En su libro Memes to Movements [9], An Xiao Mina explora cómo los memes de Internet se han convertido en una poderosa herramienta para el activismo social y político en todo el mundo. El libro profundiza en la historia de los memes, su evolución hasta convertirse en una forma de comunicación política y las formas en que se han utilizado para movilizar a las personas y generar cambios. Mina examina varios casos, desde la Primavera Árabe hasta el movimiento Black Lives Matter, para ilustrar el impacto transformador de los memes en los movimientos sociales y políticos. El libro argumenta que los memes tienen el potencial de transformar nuestra comprensión del poder y el activismo, y ofrece información sobre cómo pueden aprovecharse para lograr un cambio positivo. Veamos algunos ejemplos.
#MeToo
Un ejemplo de meme que se ha convertido en movimiento es el #MeToo. Todo comenzó en 2006 cuando Tarana Burke usó la frase “MeToo” (“Yo también”) para crear conciencia sobre la agresión y el acoso sexual, particularmente en las comunidades marginadas. Sin embargo, no fue hasta 2017, cuando la actriz Alyssa Milano tuiteó la frase y alentó a otros a compartir sus historias de acoso y agresión sexual usando el hashtag #MeToo, que el movimiento ganó fuerza significativa.
El movimiento #MeToo rápidamente se volvió viral, con millones de personas compartiendo sus historias y experiencias de agresión y acoso sexual. También condujo a la exposición y caída de varias decenas de personajes de alto perfil. Luego del renombrado caso de Harvey Weinstein –quien fue condenado por agresión sexual y violación en 2020–, surgieron figuras como Bill Cosby, Kevin Spacey, el príncipe Andrés de Reino Unido, Dustin Hoffman y una larga lista que sigue ampliado casi diariamente.
#BlackLivesMatter
Otro ejemplo de meme que se ha convertido en movimiento es el Black Lives Matter (“Las vidas de las personas negras importan”). El movimiento comenzó en 2013 en respuesta a la absolución de George Zimmerman, el hombre que mató a Trayvon Martin, un adolescente negro desarmado. El movimiento obtuvo una gran atención en 2014 tras la muerte de Michael Brown y Eric Garner a manos de agentes de policía. El movimiento Black Lives Matter ha utilizado las redes sociales y las plataformas en línea para crear conciencia sobre la brutalidad policial y el racismo sistémico, y para organizar protestas y mítines. Ha provocado una toma de conciencia global sobre las persecuciones que sufren algunas minorías por cuestiones raciales.
Los memes también se han utilizado para difundir otros problemas sociales y políticos, como el cambio climático, el control de armas y los derechos LGBTQ+. Por ejemplo, el meme March for our lives (“Marcha por nuestras vidas”), que presentaba a un grupo de estudiantes de secundaria que abogaban por el control de armas luego del tiroteo masivo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en 2018, se convirtió en un movimiento que organizó mítines y marchas en todos los Estados Unidos.
Un caso argentino: #NiUnaMenos
En Argentina, uno de los movimientos más resonantes generados a partir de un meme fue el #NiUnaMenos. La iniciativa surgió en 2015 y busca poner fin a la violencia de género y difundir el problema. Luego de la primera manifestación en Buenos Aires, el movimiento se expandió rápidamente en América Latina y el mundo, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por los derechos de la mujer.
El meme surgió luego de un femicidio que conmocionó a la opinión pública argentina. El 3 de junio de 2015, el cuerpo de Chiara Páez, una adolescente de 14 años, fue encontrado enterrado en el jardín de la casa de su novio. El caso de Chiara generó una gran indignación en la sociedad y se convirtió en un punto de inflexión del problema de la violencia de género en Argentina.
La violencia contra las mujeres y las niñas, que se manifiesta de muchas formas, desde la violencia física y sexual hasta la discriminación laboral y el acoso en línea. Las mujeres en todo el mundo enfrentan diariamente obstáculos para acceder a sus derechos y a una vida digna, y el movimiento #NiUnaMenos busca concientizar sobre esta problemática y movilizar a la sociedad para buscar soluciones.
El movimiento ha tomado muchas formas, desde marchas masivas en las calles hasta campañas en las redes sociales. En Argentina, se han llevado a cabo manifestaciones en las principales ciudades del país, y en otros países de América Latina y el mundo se han realizado marchas y concentraciones en solidaridad con el movimiento. Asimismo, #NiUnaMenos ha generado una gran cantidad de contenido en las redes sociales, incluyendo testimonios de mujeres que han sufrido violencia de género y campañas de concientización sobre el tema.
Gracias a el esfuerzo de muchas personas y a la difusión que obtuvo no solo en las redes sociales sino en los medios periodísticos, el movimiento ha logrado importantes avances en la lucha contra la violencia de género. En 2180 se sancionó en Argentina la Ley Micaela [10], que establece la capacitación obligatoria en género y violencia contra las mujeres para todas las personas que trabajan en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. En otros países de la región, se han implementado medidas similares para abordar la problemática.
A pesar del esfuerzo, según los datos brindados por el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina [11], las cifras se mantienen prácticamente en los mismos niveles:
- 2015: 235 femicidios
- 2016: 254
- 2017: 251
- 2018: 255
- 2019: 252
- 2020: 251
- 2021: 231
Como vemos, estas medidas y otras en el mismo sentido, aún no han sido suficientes para reducir de manera significativa los femicidios en Argentina. Es necesario abordar el problema de manera integral, garantizando el acceso a la justicia para las víctimas y sancionando de manera efectiva a los agresores. También es fundamental trabajar en la prevención de la violencia de género, a través de campañas de concientización en la sociedad y la educación en igualdad de género desde edades tempranas.
Los memes son mucho más que un fenómeno simpático de internet. Se pueden usar para difundir ideas y generar sentido de urgencia en aquellas cuestiones que afectan a la sociedad. Actúan como catalizadores de comprensión y empatía, e impulsan a las personas a la acción. Son un componente esencial de la manera en que nos comunicamos para cambiar valores, costumbres y conductas. Son unidades de cambio que deben ser tratadas con cuidado, en especial porque, así como pueden usarse para generar el bien, pueden ser aprovechados para llevar confusión. Por ejemplo, cuando una noticia falsa se transforma en meme y se viraliza, las consecuencias pueden ser catastróficas para el orden social. En resumen, hay que considerar a los memes con seriedad ya que son la unidad básica con la que se construye la cultura.
[1] Es posible hacer cualquier meme con un meme gracias a la posibilidad que ofrecen los generadores de memes. Si desean hacer uno personal empleando de base a la pareja de la famosa imagen solo deben entrar en shorturl.at/uKQT9 y completarlo con las frases de su elección. (Levantado el 18.12.2022).
[2] shorturl.at/jkouH (Levantado el 18.12.2022)
[3] shorturl.at/fkqsB (Levantado el 18.12.2022)
[4] A propósito, la combinación de memes y WhatsApp puede resultar un combo nefasto para discriminar a alguien. El hecho de mantener a la persona fuera del grupo es una suerte de ostracismo digital del cual las mujeres suelen ser las mayores perjudicadas.
[5] The Selfish Gene; Oxford University Press, 1976. Edición consultada: El gen egoísta, traducción al español de Juana Robles Súarez, Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1993. El siguiente apartado está basado en el capítulo XI de dicha obra.
[6] Podríamos emplear el término alemán zeitgeist que significa el clima moral, intelectual y cultural de una época.
[7] La idea original era denominarlo “mímeme” (con la raíz de Mnemosine la diosa de la memoria) como una unidad de imitación, pero eligió “meme” para simplificar y por el parecido en inglés entre “gene” (pronunciado “yin”) y “meme” (pronunciado “mim”). Dawkins 1993: 218.
[8] Blackmore, Susan; La máquina de los memes, Ediciones Paidós Ibérica, traducción de Montserrat Basté-Kraan, Barcelona, 2000.
[9] An Xiao Mina: Memes to Movements. How the word’s most viral media is changing social protests and power, Beacon Press, Boston, 2019. Edición consultada Kindle.
[10] La ley fue llamada así en recuerdo de Micaela García, una militante social que fue violada y asesinada a la salida de una discoteca en Gualeguay, (Entre Ríos) en 2017. El autor del crimen fue Sebastian Wagner, quien ya había sido condenado a nueve años de prisión por la violación de dos mujeres.
[11] https://om.csjn.gob.ar/consultaTalleresWeb/public/documentoConsulta/verDocumentoById?idDocumento=115