Kaliningrado es un “óblast” (que significa “región”), denominación dada por varios estados de la órbita soviética a sus provincias, regiones o divisiones. Kaliningrado es uno de los 47 óblasts de la Federación Rusa y es el único óblast separado por completo del resto del país, una situación equivalente al “peñón de Gibraltar” para los británicos, pero bastante más grande y sin que nadie hasta ahora se lo reclame.
La ciudad principal del óblast también se llama Kaliningrado. Esta ciudad, antes llamada Königsberg (que significa “monte del rey”) en tiempos de la Prusia alemana, fue fundada en 1255 por el rey Otakar II de Bohemia, ayudado por caballeros de la Orden Teutónica, una orden medieval religioso-militar parecida a los Templarios fundada durante la tercera Cruzada, que se estableció en el noreste de Europa, en Prusia y Livonia. Estos monjes-soldados, encargados de conquistar las regiones y convertirlas al catolicismo, con frecuencia recurrían a la ayuda de refuerzos extranjeros para estas conquistas, sobre todo nobles que apreciaban participar en esas guerras santas para dorar su escudo. Este fue el caso del rey Otakar II de Bohemia. O sea… un rey checo fundó una ciudad en Prusia que ahora es rusa. Es lo que hay. La Orden Teutónica dominó Königsberg hasta que ésta quedó bajo la órbita prusiana desde el siglo XVI, convirtiéndose en la capital de Prusia Oriental, una próspera región del Imperio alemán.
La ciudad pasó a manos de Rusia por primera vez en 1758, durante la Guerra de los Siete Años, pero casi al final de la misma, en 1762, Königsberg volvió a manos de Prusia. Königsberg volvió a pertenecer a Rusia en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial; tras la derrota de la Alemania nazi, el territorio fue anexado por la Rusia soviética, mientras que la parte sur de Prusia Oriental fue anexada por Polonia. Cuando la ciudad y la región quedaron bajo administración soviética, Königsberg fue rebautizada como Kaliningrado (el mismo nombre que recibe toda la región) en honor a Mikhail Kalinin, uno de los líderes de la revolución bolchevique, presidente del Soviet Supremo entre 1938 y 1946 y uno de los que ordenaron el asesinato de más de 21.000 prisioneros de guerra polacos en la denominada “masacre de Katyn” –actualmente territorio ruso– en 1940.
La URSS comenzó entonces la “rusificación” del óblast, lo que provocó que la mayoría de los alemanes emigraran de la región; así, Kaliningrado se convirtió en un reflejo social, étnico y político del sistema soviético.
El territorio fue inicialmente un punto estratégico en la Guerra Fría, ya que le ofrecía a Moscú un acceso al mar Báltico en un puerto (Baltiysk) de aguas más templadas, donde instaló su flota.
Tras la desintegración de la Unión Soviética a fines de 1991, Kaliningrado se convirtió en un exclave ruso (lo dicho, un área geográficamente separada del territorio principal de un país) entre Polonia y Lituania. En 2004, Polonia y los países bálticos (Lituania, Estonia y Letonia) ingresaron a la Unión Europea y Kaliningrado se convirtió entonces en una especie de “cuña territorial” rusa en pleno territorio de la UE.
La ubicación geográfica de Kaliningrado es de una enorme importancia estratégica y militar para Rusia. Allí se encuentra el mencionado puerto de Baltiysk, único puerto del Mar Báltico cuyas aguas no se congelan en invierno; este puerto alberga, quedó dicho, una importante base naval rusa. Además, al compartir fronteras con Lituania y Polonia (países miembros de la UE y la OTAN), los misiles nucleares rusos estacionados en Kaliningrado pueden alcanzar las principales capitales europeas. Kaliningrado le proporciona a Rusia un lugar desde donde desplegar sus tropas en Europa en una zona dominada por la OTAN y donde, debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, la tensión es máxima; de hecho, la OTAN ha aumentado su presencia en los países bálticos (los mencionados Estonia, Letonia y Lituania).
Pero así como la ubicación de Kaliningrado tiene sus ventajas para Rusia, también tiene sus desventajas: las rutas y vías férreas que conectan el óblast con Rusia pasan por Lituania y Polonia, lo que supone un obstáculo y hasta un riesgo para abastecer el óblast, con la posibilidad de que el mismo sea aislado de Rusia por sus vecinos, ya que la mayoría del transporte de los insumos y abastecimientos llega por tierra. Lituania ha bloqueado el paso de algunas mercancías por tren, lo que demuestra la vulnerabilidad del exclave. Además, el acceso marítimo al óblast pasa por el golfo de Finlandia, que está bajo dominio de Finlandia y Estonia, ambos miembros de la OTAN.
En la actualidad, la población del óblast de Kaliningrado es de casi un 90% de rusos, un 5% de bielorrusos y un 2% de ucranianos. A pesar de que Kaliningrado limita con Lituania y Polonia, sólo hay un 1% de población de origen lituano y un 0,5% de población de origen polaco. Quizá porque ambos países pertenecen a la Unión Europea, quizá por heridas jamás cerradas… pero eso es otra historia.
En la ciudad de Königsberg nació y vivió uno de los filósofos más importantes de la historia, Immanuel Kant (1724-1804), que vivió en Königsberg en el período en el que la ciudad pasó por primera vez a ser parte del Imperio ruso (1758); por esa razón le juró lealtad a la emperatriz Isabel I de Rusia, y cuando la provincia volvió a formar parte de Prusia en 1762, Kant no quiso deshacer su juramento, siguió siendo ciudadano ruso hasta su muerte y sus restos descansan en un mausoleo al lado de la catedral de Kaliningrado.
Hoy en día Kaliningrado tiene una intensa actividad cultural, incluyendo el museo Kant, festivales musicales de jazz y rock y el festival de artes “Temporadas del Báltico”, que incluye la presentación de compañías teatrales de toda Rusia. En Kaliningrado hay más de 20 universidades, siendo la más antigua de ellas la Universidad de Königsberg, llamada también Universidad “Albertina”, la segunda universidad protestante del mundo, fundada por Alberto I de Prusia en 1544.
En Kaliningrado se encuentra casi el 80% de las reservas mundiales de ámbar, siendo por lo tanto el centro del comercio global de esa piedra semipreciosa. Uno de los símbolos de la ciudad es el famoso museo del ámbar, en el cual se encuentran las piedras “solares” (piedras en las que la luz interactúa con las inclusiones minerales que se encuentran dentro de la piedra, produciendo un destello de luz particular) y el mosaico de ámbar “Rus” más grande del mundo, que pesa más de 70 kg.
En 2023, el Comité de Normalización de Denominaciones Geográficas en el Exterior de Polonia (¿hay un comité para eso?) * estableció que, para los polacos, la ciudad debería dejar de llamarse Kaliningrado y empezar a llamarse Królewiec, que es la traducción al polaco de Königsberg, el nombre original de la ciudad, y que el territorio debería ser llamado Obwód Królewiecki. Justificó esa disposición en el hecho de que el nombre de Kaliningrado no está relacionado con la ciudad ni con la región, y que tiene una connotación “emocional y negativa” en Polonia. Una forma elegante de decirle a los rusos “vos ponele el nombre que quieras, yo la voy a llamar como se me antoje, de ninguna manera queremos mencionar al asesino Kalinin”.
Por supuesto, Rusia puso el grito en el cielo y elevó una enérgica protesta ante el gobierno polaco.
Pero eso es otra historia…
* Sí, hay un comité para eso.
Polonia tiene dos comisiones encargadas de la normalización de los nombres geográficos. La primera, la Comisión de Nombres de Localidades y Objetos Fisiográficos, depende del Ministerio del Interior y Administración y establece los nombres que se utilizan dentro de las fronteras de Polonia. La segunda, la Comisión de Normalización de Denominaciones Geográficos fuera de Polonia, depende del Catastro General de Polonia y se encarga, entre otras cosas, de normalizar los nombres geográficos polacos en todo el mundo, representar a Polonia ante el Grupo de Expertos y participar en conferencias y reuniones internacionales dedicadas a los nombres geográficos.
