Quién fue Helen Beebe, una guerrera en pantalones

Los pantalones tienen 10.000 años de historia. Por más que algunos sostengan que son de origen celta, ya existían pinturas rupestres que muestran señores usando esta prenda. Los romanos los consideraban un atuendo típico de bárbaros. Incluso Ovidio, el poeta romano, le dedicó unos versos satíricos. El nombre “pantalón” proviene de un personaje de comedia italiano del siglo XVII llamado Pantaleone, que vestía está prenda en sus actuaciones.

Dicha sea la verdad, para el crudo invierno europeo, los pantalones eran más abrigados y prácticos de usar que las túnicas, lo que llevó a su creciente aceptación, convirtiéndose hacia la Edad Media en una prenda exclusivamente masculina… Sin embargo, esa exclusividad no sería eterna.

La primera en proponer esta prenda para mujeres (en realidad parecían más mamelucos turcos) fue Amelia Bloomer (1818-1894), una feminista norteamericana que no solo diseñaba ropa más cómoda para sus contemporáneas, sino que defendía sus derechos a través de un periódico llamado The Lily.

Amelia Bloomer

En 1935, una famosa fábrica de jeans diseñó una prenda para mujeres, con una finalidad laboral. Coco Chanel (1883-1971), en París, intentó popularizar esta prenda hasta entonces masculina pero muy práctica para los dos sexos.

Chanel con unos pantalones wide leg de cintura alta

Helen Beebe, guerrera en pantalones

Justamente en esa época, más precisamente el 9 de noviembre de 1938, Helen Louise Huleck Beebe (1908-1989), quien con los años sería una célebre educadora de niños sordomudos, protagonizó un escándalo al presentarse en un juzgado de Los Ángeles luciendo pantalones.

Helen había sido víctima de un robo y fue citada a declarar para inculpar a los dos hombres que habían entrado a su casa. Entonces era una maestra jardinera de 28 años y, al igual que muchas estrellas de cine, prefería usar pantalones. Nunca imaginó que el juez se escandalizaría por verla con ese atuendo.

Efectivamente, al juez Arthur S. Guerin le disgustó que usara esa prenda y suspendió el juicio por cinco días conminando a la joven a que se presentase “correctamente vestida”. Es decir, parecía importar más el decoro que la sanción de los maleantes. Resulta que Helen no era de dejarse influenciar y, como lo demostró en su vida profesional, optó por mantener sus convicciones.

Cuando la entrevistaron unos reporteros que estaban en la sala, Helen fue determinante:“Dile al juez que defenderé mis derechos. Si él ordena que me ponga un vestido, no lo haré. Me gustan los pantalones, son cómodos”.

Y a la próxima audiencia, Helen fue con pantalones nuevamente, lo que provocó la recriminación del juez, quien la trató de niña malcriada.

“Usted atrajo más la atención entre los espectadores que los presos y los abogados… y ahora vuelve con pantalones, desafiándome abiertamente… Por esto, el tribunal le ordena que mañana se presente vestida adecuadamente. Si insiste, no le permitiré dar testimonio porque está obstaculizando la administración de la justicia… y esté preparada para ser castigada por desacato”.

Al día siguiente, Helen asistió acompañada con un abogado llamado William Katz, quien llevaba cuatro gruesos volúmenes con citas legales que respaldaban el derecho de Helen como ciudadana a asistir a un juicio vestida de la forma que le placiera. Vale aclarar que también fue luciendo pantalones.

Los argumentos de Katz no hicieron cambiar la opinión de Guerin, quien condenó a Helen Louise Huleck Beebe a pasar cinco días en la cárcel. Ya estaba en la prisión luciendo el vestido de denim de las reclusas cuando Katz logró su liberación mediante un habeas corpus, además de declarar que llevaría la causa a la Corte Suprema.

Esta última declaró que Helen estaba libre de usar pantalones a su antojo. Para la presentación ante la Corte, en enero del ´39, Helen se vistió con sus mejores galas, luciendo una pollera.

Ah… los delincuentes fueron condenados a 6 años de prisión. El juez Guerin continuó en funciones hasta su muerte en 1962, y Helen Beebe se convirtió en una autoridad mundial en el enfoque no sensorial de niños con discapacidad auditiva, utilizando pantalones solo ocasionalmente cuando quería estar cómoda.

Falleció en 1989.

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