Presidentes impensados

Vicente López y Planes, el abogado y poeta que dio vida a las estrofas de nuestro himno, nunca pensó que sería el segundo presidente argentino después que Rivadavia dejara vacante su sillón. Lo hizo en forma transitoria, a fin de desarmar la efímera aventura presidencial unitaria.

Más asombrado debe haber estado cuando le tocó sustituir a Rosas después de Caseros. Cabe recordar que su hijo, Fidel, debió exiliarse por discrepancias con don Juan Manuel, pero esto no le impidió a López y Planes desempeñarse como juez a lo largo de la etapa rosista.

Luis Sáenz Peña brotó de la galera política del general Roca, quien, de esta forma, inhibía la nominación de la ascendente figura de su hijo, Roque. El gobierno de don Luis fue desastroso y, solo tres años más tarde debió renunciar.

El segundo presidente de facto, después de José F. Uriburu, fue el general Arturo Rawson, en 1943. Apenas duró tres días en el poder y no llegó a prestar juramento. El general Ramírez, caudillo de la revolución, le exigió la renuncia. Rawson murmuró: “Fue lindo mientras duró”.

El próximo presidente inesperado fue José María Guido. Un grupo afín a Frondizi se adelantó a la jugada de los militares y cuando estos llegaron a la Rosada, Guido los esperaba en el sillón de Rivadavia en su carácter de senador.

Las elecciones del ‘63 venían tan mal barajadas para el radicalismo que Ricardo Balbín cedió su candidatura al Doctor Arturo Illia. Este accedió a la presidencia con el 25.14% de los votos, apenas mayor al porcentaje que obtuvo Néstor Kirchner antes de que Menem decidiera no presentarse a la segunda vuelta en las lecciones del 2003. Otro presidente impensado y desconocido para el público fue Roberto Marcelo Levingston, un general serio y formal que no llegó a estar un año en el poder, reemplazado por el general Lanusse.

¿Por qué surgió la figura de Héctor J. Cámpora como candidato de Perón en el exilio cuando Jorge Daniel Paladino había sido su leal representante? Rumores malintencionados hablaron de ambiciones excesivas y una relación impropia. Perón se dejó llevar por estas versiones y de un día para el otro Paladino fue separado del entorno del General… ¿Por influencia de Isabelita?

Sucesor del “Tío” Cámpora fue otro presidente impensado, Raúl Lastiri cuya única virtud era ser yerno del Brujo y tener 300 corbatas.

¿Era Isabelita la sucesora de Perón o el león herbívoro estaba en tratativas con Balbín para que este lo reemplazase a su muerte? Pero Isabelita asumió el poder y su impericia, la nefasta influencia de López Rega y la interna entre facciones del peronismo llevaron al país a un caos económico y social.

Argentina no es el único país en contar con presidentes inesperados. Abraham Lincoln no era el preferido para ganar las elecciones de 1861, sin embargo, su contrincante, Stephen Douglas, estaba tan seguro de vencer que partió hacia Europa en plena campaña.

A su retorno se encontró que la infatigable actividad de Lincoln había dado sus frutos y se convirtió en el nuevo presidente de EEUU. Por último, es un error decir que el primer mandatario en llamarse presidente fue Washington. Tal distinción perteneció a Pasquale Paoli, presidente de la Republica de Córcega en 1755.

Y, por último, ninguno de los presidentes que sucedieron a De la Rúa en el caótico 2001 fue el más efímero de la historia, ese “honor” le cupo al mexicano Pedro Lascuráin Paredes, quien solo duró 20 minutos en el cargo, el 19 de febrero de 1913, tras la muerte de Francisco Madero. ¿Cuál será nuestro próximo presidente impensado?

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Esta nota también fue publicada en Clarín

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