Una historia de burgueses e infortunios detrás del cuadro más célebre de Rembrandt

La independencia holandesa del Imperio español permitió el surgimiento de un movimiento republicano más tolerante a las libertades individuales y a las nuevas ideas. Estas libertades fueron el aliciente para el afloramiento de las artes, las ciencias y, sobre todo, de una burguesía de comerciantes, motor económico del nuevo progreso. Rembrandt nació el 15 de julio de 1606 en el seno de una familia de esa burguesía. Con los años se volvería el retratista de ese grupo social cuyo pincel le daría brillo inmortal a una patrulla de “kloveniers”, milicia cívica organizada por hombres emprendedores que de esa forma accedían a un estatus superior para la conducción política de la ciudad.

La célebre Ronda nocturna inicialmente se llamó La compañía militar del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van Ruytenburgh. Ellos son las dos figuras centrales donde se concentra la luz. El primero viste ropas oscuras mientras el segundo luce un elegante traje claro de gamuza. Eran conspicuos miembros de la burguesía que estaba convirtiendo Ámsterdam en el puerto más importante de Europa.

En 2021 se volvieron a componer las partes faltantes de “La ronda nocturna” de Rembrandt, en el Rijksmuseum de Ámsterdam; son secciones que se habían cortado en el siglo XVIII y se perdieron, pero con IA pudieron reconstruir cómo se vería el original

Cocq estaba relacionado con la Compañía de las Indias Orientales Holandesa y ambos eran miembros del Consejo de Ámsterdam y de la guardia civil, sostenida económicamente por estos mercaderes para asegurar la paz interna de la ciudad, atestada de marineros y extranjeros siempre dispuestos a reñir bajo los efluvios de la ginebra que corría libremente en las tabernas del puerto.

Atrás de Banninck Cocq, una joven rubia de corta estatura tiene un gallo muerto atado a la cintura, en probable alusión al apellido del capitán (coq significa gallo). Saskia van Uylenburg era la esposa de Rembrandt, una joven de familia adinerada (el padre fue abogado y burgomaestre de la ciudad), cuya dote había hecho posible el bienestar económico del pintor. La pareja tuvo cuatro hijos de los cuales solo sobrevivió un varón llamado Titus. Saskia también fue retratada por su marido en otros oportunidades.

La esposa de Rembrandt murió de tuberculosis poco tiempo después de la conclusión de esta obra, por la que los retratados abonaron 1600 florines al artista. No todos quedaron contentos con el retrato y algunos se quejaron de los honorarios del pintor… no sabían entonces que estaban comprando su porción de eternidad.

La obra se expuso originalmente en el Gran Salón de la Compañía de Arcabuceros y después fue trasladada al Ayuntamiento de Ámsterdam, donde la recortaron para poder entrar en el lugar asignado (en 2019 comenzó el proceso de reconstrucción de la parte faltante con inteligencia artificial).

Rembrandt es una de las principales atracciones del museo nacional de Holanda

Después del periodo napoleónico, La ronda nocturna fue trasladada a la Trippenhuis (es decir, la casa de la familia Trip), que se convirtió en el Rijksmuseum o Galería Nacional.

Durante la Segunda Guerra Mundial la ocultaron en distintos refugios para evitar daños o robos. A tal fin fue desmontada e introducida en un gran cilindro. La obra se volvió a desplegar en 1945, pero su exposición y su valor simbólico la hicieron objeto de actos de vandalismo como el que sufrió en 1975. Entonces fue atacada por un desequilibrado mental que después de cortarla se suicidó. En 1985 otro insano le arrojó ácido, pero el rápido accionar de un guardia evitó males mayores.

Autorretrato del genio, de 1659

La pintura ha inspirado fragmentos de la Sinfonía N° 7 de Gustav Mahler, The Shooting Company of Captain Frans B. Cocq del grupo Ayreon y también “Night Watch” de King Crimson. La letra de esta canción captura la esencia de estos “pequeños burgueses, honestos y laboriosos que siguen viviendo a través de la mano del pintor, pidiendo a todos que los entiendan”.

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Esta nota también fue publicada en La Nación

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