El tiempo pasa…

Hoy la vida dura más pero se vive “más rápido”, con variadas consecuencias. Y más allá de que se esté de acuerdo o no con el abordaje retórico sobre el paso del tiempo, la verdad es que hay señales “externas” inequívocas de que ya nos vamos poniendo “grandes”. Y no se trata de las arrugas, las canas, la calvicie, las manchas en la piel y ese tipo de cosas, que son bien directas; se trata de esas señales que a veces encontramos en nuestras actividades habituales, en nuestras relaciones cercanas, en nuestros gustos, en nuestras costumbres, en nuestro entorno y en un montón de cosas que podemos ver o no y que podemos interpretar o no. En algunos casos divertidas y en otros no tanto, estas señales nos informan que vamos pasando a ser “seniors”, “adultos mayores” o la denominación que cada uno elija; a lo mejor, verlas e interpretarlas es ser viejo y no hacerlo es simplemente resistirse. Cada uno sabrá…

     Repasemos algunas de esas señales…

-Te dan el asiento en el colectivo, en el subte, en el tren.

-Te hacen descuento en el supermercado. Porque sí, porque sos mayor.

-Te cuesta cada vez más conseguir jugadores para el fútbol 5.

-En este caso siempre se pueden conseguir jugadores que frecuentan la canchita, o algún hijo o amigo de tu hijo, en cuyo caso, otra clara señal de que uno está grande es que el chico invitado te diga, por ejemplo: “¿me la pasa, señor?”

-Cuando se arman los equipos, se invita a más gente para que haya muchos suplentes, por las dudas.

-Encontraste que el monto de la cuota del club ahora es menor y resulta que es porque pasaste a ser vitalicio.

-No jugamos más singles de tenis, jugamos dobles.

-Te dan prioridad en la cola de las oficinas públicas o del supermercado.

-Te renuevan la licencia de conducir cada vez por menos tiempo: primero por dos años; después, por un año.

-Te hacen descuento en entradas para el teatro, para espectáculos y en pasajes de transportes variados.

-Manejás menos rápido.

-Vas cada vez a menos conciertos o shows.

-Si vas, elegís alguno en el que puedas sentarte.

-En un restaurante o bar, pedís que bajen un poco el volumen de la música.

-Te irrita cada vez más la impuntualidad ajena.

-No te aceptan en ninguna empresa de medicina prepaga.

-Las canciones que más te gustan y más escuchabas… ahora son “clásicos”.

-A pesar de que siempre te ha gustado la música, los éxitos musicales actuales, sus autores o cantantes te son desconocidos.

-Nadie (o casi nadie) conoce a tus cantantes y bandas favoritas.

-La música actual te parece espantosa.

-Te empieza a molestar la música a todo volumen.

-Quienes te rodean no pueden entender qué cuernos era un magazine o un casete.

-Te empieza a interesar comprar cosas para la casa (cortinas, adornos, vajilla, etc).

-Te empiezan a gustar las plantas.

-Uno se las arregla para cortarse el pelo solo; total, hay cada vez menos.

-Aparecen dolores crónicos sin mayor explicación.

-Tu médico es más joven que vos.

-Tomamos pastillas para diversas enfermedades crónicas.

-Te cuesta ponerte las medias; hay que sentarse o apoyarse en algún lado para ponérselas.

-Empezamos a orinar “en dos tiempos”; a veces, en tres.

-Tenemos que usar anteojos para ver de cerca. Muchas veces, también para ver de lejos.

-Buscamos por todos lados nuestros anteojos y resulta que los tenemos puestos.

-Tenemos en nuestro botiquín medicamentos para una variada cantidad de cosas, por las dudas.

-Lo pensamos dos veces antes de morder un sandwich de milanesa en pan francés.

-Te dicen “señor” o “señora” cada vez más seguido.

-Al levantarte o incorporarte en forma repentina, te agarra un mareo que te dura unos segundos… porque al agua le cuesta llegar al tanque, digamos.

-Empezás a pedir como guarnición ensaladas o puré en lugar de papas fritas.

-Te generan cierta ansiedad los resultados de los análisis o radiografías.

-En una discusión o pelea, te dicen “viejo” como insulto (seguido de otras palabras, habitualmente).

-La mayoría de las personas no tienen idea de qué estás hablando cuando mencionás hechos políticos o históricos.

-Muchos neologismos de uso habitual te resultan desconocidos.

-Usás palabras que son habituales para vos pero que los jóvenes no conocen.

-Tomás cada menos cerveza y más vino.

-Te cuesta más dormir (bien).

-Te despertás más temprano, incluso los fines de semana.

-Cada vez hay menos salidas nocturnas en medio de la semana.

-Cada vez se consulta más el pronóstico del tiempo.

-No te tirás de cabeza a la pileta.

-Salís de la pileta por la escalera.

-Después de un ataque de risa, sigue un ataque de tos.

-Te fatiga subir dos pisos por la escalera. A veces, un piso.

-Te quedás dormido mirando la televisión.

-En la calle, la mayoría camina más rápido.

-Hay que buscar un punto de apoyo para levantarse de un sillón.

-Cuesta agacharse flexionando las piernas, y más aún incorporarse después.

-Los tropiezos y caídas en la calle empiezan a ocurrir o se hacen más frecuentes.

-Si te has caído en la calle, la gente en vez de reírse viene a ayudarte.

-Vas comprendiendo que tus padres tenían razón en muchas cosas, y el clásico “ya vas a entender cuando seas grande o cuando seas padre”, ahora es una frase repetida tuya hacia tus hijos u otros jóvenes.

-Te resultan molestas las novedades, las modas nuevas, los cambios de costumbres.

-Sabés lo que es una diapositiva.

-Empezás frases diciendo “en mi época…” o “en aquel entonces…”.

-Les contás a tus hijos y nietos historias de cuando ibas al colegio.

-Tus hijos no entienden que te guste mucho alguna serie que a ellos no les llama la más mínima atención y que para vos es genial (“Los tres chiflados”, por ejemplo).

-Seguís prefiriendo leer el diario “en papel”.

-Empezeas a leer los avisos obituarios, y encontrás en ellos nombres de gente conocida tuya.

-Te empieza a parecer que el sexo está sobrevalorado.

-Te molesta cada vez más esperar (en una oficina, en una cola, en un consultorio, en un restaurante, donde sea…).

-Si no usabas pijama, empezás a usar pijama.

-El sábado a la noche elegís ver una película que no sea muy larga y no empezás a verla después de las 22 hs.

-Pagás muchas cosas en efectivo.

-Te entretiene más la radio AM que la FM.

-Ese hijo de tu amigo que tuviste en brazos cuando nació, ahora se casa.

-Tus compañeros de escuela empiezan a morir.

-Te cuesta manejar la tecnología cotidiana (apps, celulares, cuestiones digitales, etc).

-Preferís un carnet que una app en el teléfono celular.

-Te importan los errores de ortografía.

-Comienzan a olvidarse cosas relacionadas con la vida diaria (recados, llaves, nombres de personas, etc).

-Contás, orgulloso, que hacés deporte.

-Te molesta cada vez más el desorden de los demás.

-No dejás más la toalla en el piso después de bañarte.

-En vez de escaparte de tu casa para ir a una fiesta, te vas de las fiestas para irte a tu casa (este es un dicho clásico).

-Te dicen que estás bien “para tu edad”.

-Tenés más recuerdos o anécdotas que planes u objetivos.

-Contás cuántas de estas frases se aplican en tu caso…!!!

Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER