El 5 de junio de 1851, Harriet Beecher Stowe (1811-1896) publicaba la primer entrega de La cabaña del tío Tom (Uncle Tom’s Cabin) en el periódico abolicionista The National Era.
En ese momento, la escritora ni imaginaba que su libro sería uno de los más publicados del siglo XIX. Solo el primer año vendió 300.000 ejemplares en Estados Unidos y 200.000 en Inglaterra (como no había derechos de autor internacionales, casi no cobró dinero por estas ventas extraordinarias fuera de EE.UU.).
Harriet Elisabeth Beecher era la hija de un pastor calvinista. Su madre murió cuando tenía 4 años. No es un detalle menor porque en 1849 había fallecido uno de los hijos que tuvo con Calvin Ellis Stowe (1802-1886), un reputado profesor de literatura bíblica. El pequeño, Samuel Charles, murió de cólera antes de que Harriet comenzase a escribir su célebre novela. Por tal razón es que paralelamente a las peripecias del viejo Tom tras ser vendido a un traficante de esclavos, Harriet narra la historia de la esclava Eliza que se escapa de casa de su dueño en busca de su hijo Harry que también había sido vendido.
Beecher Stowe no solo destaca la inmoralidad de la esclavitud, especialmente al separar a las familias, sino que enfatiza la autoridad moral de las madres como factor vinculante de la familia.
En su momento, esta novela reafirmó la importancia de la influencia femenina y ayudó a iniciar la lucha por los derechos de las mujeres. Sin embargo, Harriet, una devota creyente educada en una familia religiosa de tendencia conservadora, no mostró en sus primeros años de celebridad una activa participación en los movimientos de emancipación femenina.
Harriet Beecher Stowe, escritora y ferviente antiesclavista
La autora fue invitada a distintas presentaciones en Inglaterra donde su libro era un éxito (uno de sus hijos, años más tarde, calculó que en 20 años se habían vendido más de 1.500.000 copias del texto). Como entonces no estaba bien visto que las damas hablasen en público, las disertaciones a las que fue invitada no las dio Harriet sino su marido y su hermano, Henry Ward Beecher –un predicador como lo había sido su padre–.
Una sola vez rompió esta regla de silencio, cuando estando en la residencia de la duquesa de Sutherland, Harriet se dirigió a un grupo de damas que se habían presentado en la recepción. De esta forma, Beecher Stowe se convirtió no solo en una afamada escritora sino como una persona de alto estándar moral y un ejemplo para la sociedad como mujer y cristiana.
Con los años, Harriet dejó de lado esta corrección política y declaró la similitud entre las mujeres decimonónicas y los esclavos, ya que una mujer casada no podía disponer de sus bienes sin el consentimiento del marido “a pesar de haber sido ella la que logró estos medios con su talento personal”. Efectivamente, la señora Beecher Stowe pudo acumular una fortuna gracias a su carrera literaria.
La Cabaña del Tío Tom
El texto de La cabaña del tío Tom fue fuente de inspiración para otras novelas abolicionistas y también para una serie de “souvenirs” como cerámicas, muñecas y juegos de cartas llamadas “Tomitudes”, muy populares en los países sajones hasta principios del siglo veinte.
Como era de esperar, la novela fue repudiada en el sur de los Estados Unidos. El escritor William Gilmore Simms la declaró tendenciosa y falsa. Lo que contaba la señora Beecher Stowe no era verdad y nada de eso pasaba en las plantaciones donde trabajaba la gente de color.
En estados como Alabama, su venta fue prohibida y un librero fue expulsado por exponer un ejemplar. Muchos sostenían que Stowe no había vivido en el sur ni conocía de primera mano la vida de los esclavos. Todo lo que describía era una exageración tendenciosa.
Sin embargo, Harriet, mientras vivió en Cincinnati, conoció a muchas personas de color que huían del sur en el llamado “tren subterráneo” (una vía de escape para aquellos que se evadían de esta servidumbre forzada) y le habían relatado historias como las de Tom y Eliza.
Para responder a estas críticas, Beecher Stowe publicó en 1853 un libro titulado Una llave para la cabaña del tío Tom donde presentaba relatos de esclavos que pasaron por circunstancias semejantes a la de los personajes de su novela. Este texto fue considerado un ataque más agresivo a los esclavistas y también se convirtió en un éxito de ventas.
Harriet Beecher Stowe envió una copia de su libro a Charles Dickens, el escritor de habla inglesa más célebre de su tiempo, quien manifestó su profundo interés por el tema, a la vez que lo declaraba como “el aporte más valioso que América le había dado a la literatura inglesa”.
Sin embargo, el punto cúlmine de la carrera de la autora tuvo lugar cuando, iniciada la Guerra Civil norteamericana, el presidente Lincoln la invitó a la Casa Blanca (vale aclarar que el cuñado de Harriet, Salmon Portland Chase, era miembro de su gabinete). En la oportunidad, el estadista la recibió con la memorable frase que dio título a este artículo: “Así que usted es la pequeña mujer que escribió el libro que ha comenzado esta gran guerra”.
La carrera literaria y el final de Beecher Stowe
Harriet prosiguió con su carrera literaria, escribió más de 30 libros aunque ninguno logró el éxito del tío Tom. Se mudó a Jacksonville (Florida) en 1873, cuando el territorio estaba apenas habitado. De estos años, fue el comienzo de su prédica feminista. “Una mujer casada es casi nada”, decía.
Después de la muerte de su marido, sufrió un fuerte deterioro mental. Mark Twain fue testigo de su demencia –muy probablemente un alzheimer– y contaba cómo solía entrar sin permiso a las casas de sus vecinos donde se sentaba a cantar antiguas melodías.
Murió el 1° de julio de 1896. “Las lágrimas más amargas se derraman sobre tumbas donde hay palabras que no se han pronunciado o actos que jamás se han realizado”, escribió Harriet en uno de sus últimos libros.
Como corolario de esta historia y, a pesar del esfuerzo ideológico después de la gran guerra que dividió a los Estados Unidos y las frecuentes proclamas de falta de antisegregacionismo, las relaciones intersexuales entre blancos y negros en los Estados Unidos estuvieron prohibidas en varios estados hasta el 12 de junio de 1967 (casi 150 años después del nacimiento de Harriet).
Mildred Yeter y Richard Loving desafiaron las leyes raciales conocidas bajo el nombre Jim Crow y se casaron en junio de 1958. Como las leyes del estado de Virginia prohibían su vínculo matrimonial interracial, fueron arrestados y condenados a un año de prisión en suspenso. Debieron moverse a Washington DC y estuvieron impedidos de visitar a sus familias en Virginia hasta que en 1964 comenzaron un reclamo legal para que su matrimonio fuese reconocido en todo el país, dictamen que recién se promulgó en junio de 1967. Este veredicto de la Corte Suprema de Justicia (que no fue unánime) consideraba que las leyes que prohibían al matrimonio interracial iban contra la decimocuarta reforma de la Constitución.
Como Harriet Beecher Stowe, Mildred Loving creía que el éxito de La cabaña del tío Tom era parte de un trabajo de Dios, al igual que el juicio que iniciaron con su marido y puso fin a una segregación racista.
Si así fuera, Dios tiene mucho trabajo por delante para enmendar los prejuicios y los vicios de las criaturas que creó a su imagen y semejanza.
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