Demasiado valioso para morir en el espacio: El vuelo de Yuri Gagarin

Después de la Segunda Guerra Mundial, Rusia y Estados Unidos se lanzaron a la carrera especial con ayuda de los científicos alemanes que cada superpotencia había logrado capturar.

Aunque los Estados Unidos contaban con el apoyo de Wernher von Braun, cerebro de los cohetes V1 y V2 que había asolado Londres durante la contienda, la URS había tomado la delantera en la carrera espacial con el lanzamiento del Sputnik I en 1957. Que una nave soviética pasase una y otra vez sobre los EEUU ponía a los políticos norteamericanos muy nerviosos …

Cuando la perra Laika abordó al Sputnik II, los soviéticos ya estaban pensando en una nave tripulada. Todos conocemos a Laika, pero pocos saben qué fue de su vida… o de su muerte, porque Laika murió rostizada al entrar la nave a la atmósfera.

Encontrar a la persona adecuada, también llevó su tiempo … Yuri había nacido el 9 de marzo de 1934 en la villa de Klúshino, cerca de Smolensk (Rusia). Como millones de rusos, los Gagarin sufrieron las penurias de la Segunda Guerra, su pueblo fue tomado por los nazis y la familia desplazada de su casa. Yuri se convirtió en un partisano, saboteando el equipamiento de los alemanes.

Su hermano menor por poco muere a manos de un oficial nazi y los dos mayores fueron enviados a Polonia como mano de obra esclava, aunque pudieron escapar. Yuri debió ser hospitalizado por una golpiza que recibió al resistirse a trabajar para los alemanes. En una oportunidad rescató y ayudó a esconderse a un piloto soviético que había sido derribado. Desde entonces supo que su vocación era la aviación.

Cuando finalmente los nazis abandonaron Klúshino, Yuri asistió al Ejército Rojo a detectar las minas sembradas durante la retirada. Un joven así no le iba a temer a viajar a las estrellas después de todo lo que había vivido en tierra…

Ingresó como cadete de la fuerza aérea soviética, pero debió sortear varias dificultades aunque desde el primer momento demostró una dedicación y concentración que llamó la atención a sus superiores. Por esta razón fue incluido entre los 154 voluntarios para el primer vuelo tripulado al espacio. No solo tenía ventajas intelectuales, sino que contaba con una condición que lo hacía especialmente apto para esta aventura: media 1.57, una altura ideal para el reducido espacio en la Soyuz I. Igualmente, todos los voluntarios fueron revisados por médicos del ejército soviético que seleccionaron a 29 candidatos, de los que quedaron 20 para comenzar el entrenamiento en el aeropuerto de Jodynka en Moscú. Una parte importante de los ejercicios consistía en saltos en paracaídas desde distintas alturas y diversos medios. Cada uno debió hacer 50 saltos.

El 30 de mayo de 1960 fueron seleccionados “los seis de vanguardia”. Mientras se hacia este entrenamiento, los candidatos debían hacer cursos de ingeniería aérea. Un factor determinante en la elección de Yuri como el primer astronauta soviético fue que los demás candidatos cuando les preguntaron quién creían que debía ser el tripulante de la nave espacial, por unanimidad votaron por Gagarin.

El teniente general Nikolái Kamanin, un héroe de la Segunda Guerra, hizo la selección final donde quedaron Gagarin, Nikoláyev, Popóvich y Titov. El 8 de abril de 1961 Gagarin fue elegido en primer término y cuatro días más tarde abordaba la Vostok 1 desde el cosmódromo de Baikonur. A lo largo de 108 minutos orbitó al planeta. Fue el primer humano en hacerlo. A los 7.000 metros fue expulsado de la capsula y aterrizó usando un paracaídas. Es decir que la nave no volvió a la tierra, pero las autoridades rusas mantuvieron este hecho en secreto.

La vida le cambió al joven cosmonauta quien de la noche a la mañana pasó a ser una celebridad. Viajó por el mundo cautivando a todos con su sonrisa, pero la fama es la condición más difícil de sortear y para la que nadie está entrenado.

Yuri Gagarin tuvo problemas de alcoholismo, subió de peso y vivió una aventura extramatrimonial que por poco termina en desastre al verse obligado a huir por una ventana. La herida que lucía en la cara no fue fruto de su carrera especial, sino de una aventura sexual.

Fue ascendido a coronel, nombrado diputado del Soviet de la Unión Soviética y miembro de la Komsomol –o juventud comunista–, pero lo más importante para Gagarin fue ser nominado a director adjunto de entrenamiento para cosmonautas. Pero, el todopoderoso Nikolái Kamanin se oponía a esta designación e impidió que tripulara un nuevo vuelo de la Soyuz I. Sin embargo, apoyó a su amigo Vladímir Mijálovich Komarov quien se convertiría en el primer cosmonauta en morir en una misión espacial (el 24 de abril de 1967).

Las autoridades prefirieron alejar a Gagarin de la carrera especial, era demasiado popular para morir en el espacio, circunstancia que tendría consecuencias nefastas para el programa espacial.

Gagarin se concentró en su carrera de ingeniero aeroespacial, recibiendo el título cum laude en 1968. Pocas semanas más tarde, el 27 de marzo, moría volando el caza de combate MiG-15UTI N° 612739. Tenía 34 años. Como siempre pasa en estos casos, las teorías conspirativas se multiplicaron.

Sus cenizas fueron inhumadas en la necrópolis de la Muralla del Kremlin, muy cerca del cadáver momificado de Lenin.

Erróneamente se atribuyó a Gagarin la frase “No veo a Dios desde aquí arriba”, pero esta fue acuñada por Nikita Jrushchov quien la pronunció en el Comité Central del Partido Comunista.

En cambio a Gagarin sí se le escuchó decir: “Todo lo que he hecho y he vivido ha sido hecho y vivido para este momento”. Y antes de partir exclamó: “¡Poyéjali! (Поехали!, ¡Vamos!) ¡Adiós, hasta pronto, queridos amigos!”

Y así, con un adiós, comenzó la era espacial tripulada.

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Esta nota también fue publicada en TN

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