Genesis: de la cuna de oro al rock majestuoso

     Fundada en 1611, Charterhouse es considerada aún hoy como una de las nueve grandes “public schools” de Inglaterra. A pesar de ese eufemismo tan inglés por el cual se llega a nombrar las cosas por su denominación contraria, Charterhouse parecía existir en un mundo aparte,  tanto por la excelencia de sus instalaciones como por la gran belleza de su entorno natural. Como casi todos los costosos colegios secundarios privados, tenía un régimen de internado y sus alumnos eran todos del mismo sexo. “Era como sentirse en casa estando en prisión”.

     En estas escuelas elitistas aún sobrevivían los valores victorianos: una educación basada en el estudio de los clásicos, una férrea disciplina y el desarrollo competitivo de los deportes. Es uno de esos colegios en los que se educan los futuros gobernantes, dirigentes y personas poderosas: los dueños del establishment, digamos.

     En ese ámbito se encontraban Peter, de padre ingeniero (“odiaba Charterhouse, era terrible”), Tony, de padre docente (“pasé por períodos de extrema infelicidad allí”), Mike, cuyo padre era un marino miembro de la Armada británica (“no era un buen lugar para ninguno de nosotros”) y Anthony, de padre banquero (“sin tocar ni componer, me hubiera vuelto loco”). Para ellos, la música se transformaría en el refugio de aquel entorno adverso a sus intereses.

Tony Banks y Peter Gabriel, los dos juntos en la fila de arriba, en el colegio.

     Peter y Tony recibían sus influencias musicales por el lado materno: la abuela de Peter había sido cantante, las madres de Peter y Tony tocaban el piano y les inculcaron a sus hijos los rudimentos del instrumento y el amor por el mismo, y sus tías habían estudiado en la Royal Academy of Music. Más allá del entorno con el que no congeniaba ninguno de los cuatro, años después aceptarían que su educación en Charterhouse “nos volvió más originales, nos dio una influencia clásica y la idea de usar el intelecto en la música rock, con lo bueno y lo malo que eso conlleva; lo hicimos sin darnos cuenta.”

     Genesis surgió de la unión de dos grupos escolares: Anon (Phillips, Rivers Job, Rob Tyrell y Richard McPhail; en este grupo luego ingresaría Rutherford, que formaría luego su propia banda: The Climax) y The Garden Wall (Banks, Gabriel y Chris Stewart, que sería baterista en los dos primeros singles de Genesis). Peter, Tony y Anthony pertenecían a la misma “house” del colegio (Duckites) mientras que Mike estaba en otra (Lockites), pero eso no impidió que congeniaran, formándose entonces dos “subgrupos” compositivos: Tony-Peter y Mike-Ant. Esos dos subgrupos se harían evidentes en 1968, en su primer single como Genesis: “The silent sun” (Banks-Gabriel) y “That’s me” (Rutherford-Phillips).

Peter Gabriel

    

Que un grupo de adolescentes editara un par de singles en el sello discográfico Decca y tuviera como perspectiva un álbum completo fue posible en buena parte gracias otro ex-alumno de Charterhouse, Jonathan King, que se hizo productor discográfico y que logró para el grupo un contrato de un año con opción a otro. King fue quien le puso el nombre “Genesis” al grupo; ya había un grupo norteamericano que se llamaba Genesis, por lo cual pensaron en otros nombres como “Revelations” y “From Genesis to Revelation”. Pero ese nombre era muy largo y finalmente quedó “Genesis”. El largo nombre descartado terminó siendo el nombre del primer álbum: “From Genesis to Revelation” (1969), una especie de álbum conceptual que narraba la historia de la creación del universo en doce temas pop. En el álbum se destacaba cierta liturgia y épica relacionada con los himnos religiosos anglicanos mezclados con el folk, el pop y el prog británicos. El álbum tuvo poco éxito pero fue valorado con el tiempo como “un muy buen álbum pop de los ’60”. King diría después que la elección del título fue un error suyo, ya que el álbum en las disquerías fue ubicado junto a los álbumes religiosos, haciéndose difícil de encontrar para el público.

Mike Rutherford y Peter Gabriel

     Después de terminar el colegio todos se dispersaron hacia diferentes universidades pero seguían en contacto y escribiendo música, hasta que a fines de 1969 decidieron convertirse en músicos profesionales. Y sería Richard McPhail, otro ex-alumno de Charterhouse, quien como manager proporcionaría el entorno apropiado para Genesis.

     “Fue bueno que no tuviéramos un hit en nuestro primer disco, porque la banda necesitaba experimentar mucho más. Éramos demasiado jóvenes y escritores inmaduros. Fue bueno tener que luchar y esforzarnos mucho, porque eso nos llevó a hacer ‘Trespass’, un enorme paso adelante”.

     En 1970 editarían “Trespass”. El disco fue un éxito; pueden percibirse en él algunos rezagos de King Crimson, banda muy escuchada por el grupo en esa época. Álbum de seis temas, se destacan especialmente “White mountain”, “Stagnation” y “The Knife”; el estilo era, digamos, ecléctico: cada tema tenía una elaboración diferente y distinta preponderancia de cada instrumento.

     Si bien el álbum tuvo muy buenas críticas, los cuatro miembros originales estaban desconformes con John Mayhew, a quien consideraban (y ciertamente lo era) un baterista limitado. Entonces decidieron publicar un aviso en la revista Melody Maker buscando un baterista. Las audiciones se harían en la casa de los padres de Peter, y casi veinte postulantes acudieron allí durante dos días. Philip Collins, un joven de 19 años de los suburbios de Londres que había hecho trabajos aquí y allá, incluyendo pequeños papeles de actor siendo niño, fue el último en audicionar. Collins provenía de un entorno de clase trabajadora, alejado de los círculos acomodados de los anfitriones. “Estaba fascinado por el lugar: una enorme y hermosa casa en la campiña con grandes ventanales, un gran salón con un piano, un jardín de invierno y una pileta de natación; eso sí era vida. Nos atendieron fantásticamente, todos esperábamos que nos tocara el turno para audicionar en la pileta, con tragos y sandwiches. Cada uno de los aspirantes que salía me daba un tip diferente sobre lo que le habían hecho tocar y las preferencias del grupo, así que para cuando me tocó a mí ya estaba más que preparado”. Phil superaba largamente la media y fue el elegido.

Phil Collins

    Por entonces, ya contratados por el sello Charisma, la discográfica organizaba giras de conciertos por el interior de Gran Bretaña con tres grupos: Van der Graaf Generator, Lindisfarne y Genesis. Peter Hammill (líder de Van der Graaf) recuerda cómo se comportaban cuando compartían el mismo bus en la gira: “Lindisfarne se sentaba atrás con la cerveza, Genesis adelante con sus canastas de picnic y nosotros en el medio, con la hierba.”

     Después de “Trespass” se produce el primer alejamiento trascendente en el grupo: Anthony Phillips decide separarse de la banda. Una mezcla de miedo escénico, agotamiento físico y mental y problemas personales le hizo tomar la decisión. “Éramos tan ingleses… no hablábamos entre nosotros”, decía Phillips. Peter Gabriel resume muy bien la ética imperante: “es esa cosa que aprendes en la ‘public school’: no lloras, no recurres a los demás, pones manos a la obra y lo resuelves por tu propia cuenta. Si tenías un problema, hablar con alguien sobre eso era poco varonil, no era lo correcto. Un hombre de honor lo soluciona por sí mismo y sigue adelante. Habíamos pasado por el privilegio de una ‘public school’ y no hablábamos mucho sobre nuestras cosas unos con otros.”

     Ese background de “public school” los perseguiría durante un tiempo, casi hasta convertirlos en “outsiders”, ya que esa tipología era mal vista por el underground rockero que medía la autenticidad de la música por la clase social desde donde provenía: “too posh for fame” (“demasiado refinados para la fama”), los criticaban, en relación a su procedencia de una clase social alta, algo nada usual en el ambiente del rock.

     El contacto con el nuevo guitarrista se hizo nuevamente a través de la revista Melody Maker, pero esta vez al revés: Steve Hackett, un guitarrista bastante respetado en el ambiente del rock joven, buscaba una banda. Peter lo invitó a ver un concierto de Genesis el 28 de diciembre de 1970 en el London Lyceum; el público ovacionó a la banda ese día, y Steve (entre el público) confirmó dos cosas: que esa era la música que quería hacer y que tenía las condiciones necesarias para pertenecer a la banda.

     Así fue, y así quedó conformada la banda más trascendente del rock progresivo británico de los anõs que siguieron: Tony Banks (teclados), Peter Gabriel (voz, flauta), Mike Rutherford (bajo, guitarra de 12 cuerdas, guitarra rítmica), Steve Hackett (guitarra), Phil Collins (batería). Con esta formación Genesis crearía sus obras más notables y se transformaría en una banda inolvidable en la historia del rock.

   A fines de 1971 aparece “Nursery Cryme”, un disco excelente, compuesto en Luxford House, una antigua casona Tudor en Crowborough, East Sussex.

     Tres de los temas del disco (entre ellos, la extraordinaria “The Musical Box”) habían sido compuestos cuando Ant Phillips aún era miembro de la banda. En este disco se destaca la fascinante estructura dramática de sus canciones, siendo “The Musical Box” la síntesis perfecta. Inglesa y victoriana, a tono con el universo ideológico de la banda, cuenta la historia de una niña de 9 años que decapita a su amigo Henry, de 8 años, con un palo de croquet. Unos días después, la niña (Cynthia) descubre una cajita de música en la guardería (nursery), la abre y comienza a sonar una antigua canción infantil británica, “Old King Cole”. Entonces emerge de ella la figura de Henry, transformado en un viejo que arde de deseo sexual por la niña. La niña entonces tira la cajita de música y esta se rompe, acabando así con Henry.

     Todas las canciones del disco son muy buenas (For Absent Friends, Harold the Barrel, Fountain of Salmacis, The Return of the Giant Holgweed, etc), profundas, de varias capas, con una línea lírica de un nivel literario elevado.

     El disco tuvo un éxito aceptable en el Reino Unido, pero en Italia arrasó con los rankings y causó furor. Italia se transformaría en un marco de resonancia privilegiado para el rock progresivo británico y particularmente para Genesis, grupo por el cual el público italiano tendría siempre una especial devoción.

     En 1972 se editaría “Foxtrot”. La línea de continuidad con respecto al disco anterior se apreciaba fácilmente. Cada tema tenía una elaboración precisa y delicada; en “Get’ Em out by Friday” (sobre la redistribución poblacional y el drama del desalojo) Gabriel hace cuatro personajes con voces diferentes, “Can Utility and the Coastliners” muestra una historia mitológica de un rey que dominaba a las mareas, “Horizons” es un bellísimo tema instrumental. Pero lo que supera todo lo conocido hasta entonces es, claro… “Supper’s Ready”. Un tema inigualable, surrealista, onírico, bíblico, cínico, irreverente, humorístico, desmesurado, apocalíptico; todo eso en casi 23 minutos divididos en siete partes que se diferencian tanto en la letra como en la música. Este tema irrepetible es una referencia ineludible de la historia del rock; las complejidades de su música y de su letra han sido elogiadas y estudiadas por igual. El Bien y el Mal, la guerra, las obsesiones, el narcisismo, la política, la condición humana, todo tiene lugar en esta magna obra de Genesis.

  Para esta época, las presentaciones en vivo de Genesis habían revolucionado todo lo conocido. Peter Gabriel con sus maquillajes y disfraces (las alas del murciélago en la cabeza, la flor, la cabeza de zorro, la máscara del viejo, Magog, Britannia, Rael, the slipperman) y la teatralización dramática de las historias daban forma a un espectáculo visual al unísono con la música excelsa que entregaba el grupo. Genesis buscaba el acorde perfecto, y lo encontraba. “Cuando Genesis subió al escenario en el Rainbow, se abrió otro mundo musical.” “El viernes asistí al concierto más magnífico que he visto jamás. Genesis fue perfecto” (decían Melody Maker y Record Mirror).

Gabriel disfrazado de Slipperman

     Luego de “Foxtrot”, Genesis hace su primera gira por EEUU. Tocó en el Philharmonic Hall de New York, pero el retraso de Leonard Bernstein en el ensayo con su Orquesta Filarmónica (que daba un concierto también allí) prácticamente no les permitió hacer la prueba de sonido, por lo cual no quedaron nada conformes; sin embargo, ya en los camarines aún escuchaban la prolongadísima ovación del público. Volverían en 1973, con un éxito arrasador en cada lugar del país en el que tocaron.

     Hacia fines de 1973 se edita “Selling England by the Pound”, la síntesis perfecta de un recorrido musical coherente que no dejaba de sorprender. Este disco, brillante por donde se lo vea, es posiblemente el pico de calidad que puede ofrecerse en el ámbito del rock progresivo sinfónico. Las escalas, las métricas cambiantes, las letras, los climas, todo sumaba en una obra inigualable que evitaba el virtuosismo excesivo en favor de la extraordinaria performance del grupo.

     “Dancing with the Moonlit Knight”, una canción que contiene una épica británica mordaz, folklórica, medieval y actual a la vez, que une pasado y presente, con críticas a las instituciones y a ciertas tradiciones británicas. “I know what I like…”, una historia de un jardinero perezoso y despreocupado. “Firth of Fifth”, bellísima canción alegórica, clásica y solemne, que empieza con la descripción de un río y un estuario pero que alcanza rápidamente otros planos hasta ser completamente críptica. “The Battle of Epping Forest”, genial relato con sarcástico humor negro de una prolongada y cruenta batalla entre dos bandas mafiosas. “The Cinema Show”, un complejísimo tema cuya historia muestra reminiscencias de un conocido poema de T.S.Eliot y relaciona la mitología griega con personajes shakespeareanos traídos al presente. Todos ellos, temas   perfectos en su composición que se han transformado en clásicos del rock.

     Se ha dicho que “Selling England by the Pound” es el disco “más inglés” de Genesis, y quizá fue una manera de responder del grupo a las críticas recibidas por el “excesivo acercamiento” de la banda al mercado norteamericano.

   En 1974 Genesis fue elegido por los lectores de las revistas especializadas como el mejor grupo de rock en vivo. “El rock que representan privilegia el control y la disciplina sobre la espontaneidad y la liberación. El show de Genesis es la pieza de rock teatral más perfectamente acabada, una asombrosa mezcla de ciencia ficción y cuento de hadas, revestida de una dimensión mitológica que te lleva desde dioses primitivos y batallas apocalípticas a guardianes futuristas de los cielos, de una infancia nada inocente a una senilidad malévola.”

     Y entonces, a fines de 1974, Genesis edita el álbum doble “The Lamb Lies Down on Broadway”, la última desmesura progresiva de un grupo que buscaba siempre redoblar la apuesta. La creación de “The Lamb…” se llevó a cabo en Headley Grange, una casona rural bastante ruinosa. El clima estaba enrarecido, las cosas no estaban bien entre ellos; la costumbre de componer en grupo parecía comenzar a asfixiar la individualidad creativa de sus miembros. Hackett recuerda que aunque los miembros originales de Charterhouse estuvieran distanciados (debido a le tensión creciente entre Tony y Peter), “al final, las ideas se terminaban votando siempre de la misma manera: ellos tres contra los dos que habíamos llegado después”. Gabriel quería escribir todas las letras, Banks se oponía, la esposa de Gabriel estaba embarazada de 8 meses y su embarazo era difícil, por lo que Peter debía ausentarse, Phil aprovechaba esos intervalos para tocar con Brand X, el clima no era el mejor.

     La historia de “The Lamb…” es totalmente diferente a las escritas por el grupo hasta entonces: un joven de ascendencia puertorriqueña (Rael) comienza su aventura en Broadway en medio de la cultura pop norteamericana, pero ese periplo se transforma en un descenso a las oscuras regiones de la mente. La letra se presta a varias interpretaciones, la imaginería cristiana sigue presente, las metáforas y referencias casi bíblicas (y sin el “casi”) también. Es un álbum doble absolutamente conceptual pero con una delimitación de canciones bien clara. Se agregan pasajes de música “oscura”, electrónica, poco convencional pero tan brillante como sus obras anteriores. E igual de exitosa, también.

     Y entonces, Peter Gabriel deja el grupo.

     Y entonces, Phil Collins pasa a ser el cantante.

     A principios de 1976, Genesis editaría “A Trick of the Tail”, otro muy buen disco aunque meas lineal, con temas maravillosos como “Dance on a Volcano”, “Squonk”, “Ripples” y el impactante tema instrumental “Los Endos”. Phil Collins dio la talla como cantante y en este notable disco, también exitoso,  en algunos de los temas ya se detecta alguna gotita de pop.

    Algo similar se repetiría en el siguiente disco, “Wind and Wuthering”, a fines de 1976. Otro discazo con temas progresivos de altísima calidad como “Eleven Earl of Mar” y sobre todo “One for the Vine”, un tema de diez minutos con segmentos de estilos diferentes que se integran de manera perfecta mientras progresan y reaparecen, cuenta la historia de un hombre que abandona una comunidad porque ha perdido la fe en su líder espiritual y se transforma en el líder de una nueva comunidad, en la que uno de sus seguidores a su vez lo abandona por razones similares. En ese mismo disco se encuentran otros temas con estilo “mixto” como “All in a Mouse’s Night” y algunos, como “Afterglow”, con una línea melódica diferente.    

     El registro vocal de Collins era muy parecido al de Gabriel, aunque con menos matices dramáticos y un estilo diferente; el público lo aceptó, y la gira de 1977 (con Bill Bruford y Chester Thompson como bateristas invitados) parió el fabuloso disco en vivo “Seconds Out”, uno de los mejores discos en vivo de rock de todos los tiempos, con un Phil Collins brillante como vocalista y todos los miembros del grupo desarrollando un altísimo nivel musical.

Gira Seconds Out
Phil Collins y Steve Hackett
Banks y Rutherford en el estudio

     A mediados de 1977 Steve Hackett deja Genesis, en buenos términos pero con diferencias en cuanto al camino musical que debía seguir el grupo.

      Entonces quedaron tres.

     Y ese fue el nombre del siguiente disco: “And then there were three”. Un muy buen disco, también exitoso. Pero eso sí: un disco pop. Y ahí empieza la segunda parte de la historia de Genesis: la de un gran grupo británico de música pop. O pop-rock, si se quiere. Con excepciones de alta calidad, como algunos temas instrumentales bien progresivos del álbum “Duke”, pero predominantemente pop.

     Se han escrito muchos libros sobre Genesis; su estilo único y la complejidad de sus composiciones y de su lírica han sido y son objeto de ríos de palabras y opiniones. Genesis como grupo de rock progresivo fue una inédita y original conjunción de elegancia, calidad, sutileza y magia entregada por músicos de pocas palabras, discretos y reservados fuera del escenario, que transformaban sus conciertos en espectáculos a los que a su altísimo nivel musical se agregaba una teatralización y unos efectos audiovisuales (fueron los primeros en utilizar las Vari-Lites y las interpretaciones teatrales de Peter Gabriel no han sido igualadas) que lo apartaban claramente del rock convencional.

   El Genesis “pop-rock” que siguió a esa gloriosa etapa mantuvo la calidad, pero cambió el estilo.

     Y esa es otra historia.

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