Ultimamente, la lluvia está en boca de todo el mundo. O, mejor dicho, la falta de lluvia. Todos los días los distintos medios hacen cálculos apocalípticos sobre las consecuencias que esta sequía tendra en la economía del país y sus inevitables secuelas políticas (porque en un país agroexportador como el nuestro, la menor producción se refleja en inestabilidad social y política).
Desde siempre se ha querido dominar a las lluvias, por invocaciones divinas, danzas de la lluvia, ruego a los santos, y otros procedimientos místicos. Sin embargo, hubo algunos que tomaron una posición más científica, como Juan Pedro Baigorri Velar (1891-1972), un ingeniero argentino que inventó la máquina de hacer llover y fue muy popular en las décadas del 30 al 50. Esta máquina tenía dos antenas de polo negativo y positivo y así dirigía las emisiones electromagnéticas que producían, según el ingeniero, una “congestión atmosférica”.
Después de hacer llover en Santiago del Estero, este Júpiter moderno, como lo llamaron los periódicos de la época, participó de algunos promocionados experimentos en Carhué, Caucete, el dique de San Roque y La Pampa, pero lentamente fue cayendo en el olvido y el ingeniero nunca quiso patentar su invento, circunstancia que creó suspicacias y desconfianza. Murió el 24 de marzo de 1972 y el día de su entierro, llovió.
ENERGIA ORDONICA
Más o menos al mismo tiempo que el ingeniero usaba su aparato, en otra parte del mundo un personaje más curioso que Baigorri, también promovía su aparato para generar precipitaciones .Se trataba del Dr. Wilhelm Reich (1897-1957), un conocido psiquiatra y psicoanalista austriaco que promovía su Cloudbuster (destructor de nubes) basado en el manejo de la energía orgónica que, según él, dominaba al universo.
Este discípulo de Freud se había separado de la prédica ortodoxa del psicoanalisis porque creía que el orgón (orgasmo-organismo) era la fuerza que regulaba no solo las conductas humanas sino también las fuerzas cósmica.
Reich tomó de Freud las propuestas sexuales ya que según su perspectiva , el sexo y el trabajo mantienen una relación bioenergetica. “La salud mental de una personas se puede medir por un potencial orgásmico”.
Para Reich, una persona sana disfrutaba del sexo libremente, sin trauma o inhibiciones, mientras que una neurótica no.
Reich daba una importancia fundamental al lenguaje corporal porque decía que los neuróticos se escondían bajo una mascara muscular que los bloqueaba.
Mientras que el psicoanálisis se abstenía del contacto físico entre el paciente y el terapeuta (aunque existiese un contacto emocional, llamado transferencia), Reich sostenía que era necesario el contacto físico del abrazo, hasta el llanto y aún el vómito (que según él, era profundamente relajante). Tampoco prohibía los contactos sexuales entre terapeutas y pacientes (de hecho Reich se vinculó con muchas de sus pacientes )…
A diferencia del Dr. Freud, el Dr. Reich desarrolló una identificación de sus ideas psicoterapéuticas con el materialismo dialectico marxista, a cuyo partido se afilió en 1927. Para él, la superación de las neurosis estaba asociada a la transformación de la sociedad.
Según Reich la mayor parte de la población sufría patologías mentales debido a la fuerte represión sexual. Dentro del Partido Comunista creó centros de orientación donde se leía su texto La lucha sexual de los jovenes. Este libro fue prohibido cuando los nazis accedieron al poder. La publiación de Psicología de masas, del fascismo y conciencia de clases lo enfrentó de pleno con el partido de Hitler. Sin embargo, sus ideas tampoco fueron aceptadas en la Unión Soviética ni por Stalin ni por Trotski.
Reich debió abandonar Alemania y después de un tiempo en Oslo, de dónde debió huir después de la invasión nazi, se fue a vivir a Estados Unidos invitado como profesor de la Universidad de New York.
LA FUERZA AZUL
En 1940 construyó el primer acumulador de energía orgónica (una caja de madera con revestimiento de metal) que hacía “fluir la energía del cuerpo de sus pacientes”, es decir el orgón, la fuerza motora del reflejo del orgasmo, que era “azul, medible y omnipresente”.
Y como estaba en todos lados, debía estar en la atmósfera y ¿qué es más parecido a un orgasmo que un trueno?
En 1951 Reich afirmó haber descubierto una energía negativa a que llamó Radiación orgónica mortal (una nueva coincidencia entre Eros y Tánatos de su mentor). Decía que la acumulación de estas radiaciones jugaban un papel en la desertificación y para atraer a las nubes diseñó este dispositivo con tubos de aluminio montados en una plataforma móvil, conectadas con agua. Con estos tubos estudió “la ingeniería orgónica cósmica” y así, un 5 de julio de 1953 logró desbloquear la energía orgónica de la atmósfera apuntando su máquina a las nubes y hacer llover.
Obviamente, su predicamiento en medicina y los demás campos del pensamiento, no pasaron desapercibidos .Muchos lo llamaban “una creación surrealista”, para otros era fraude y algunos lo creían la persona más notable del siglo XX, el inventor del amor libre.
La FDA (Food and Drug Administration de USA) tomó cartas en el asunto y, después de analizar 250 acumuladores de orgón, no encontró evidencia de todos los beneficios que Reich promovía (desde la cura de la impotencia al cáncer) y lo llamó “un fraude de primera magnitud”. Reich fue convocado a prestar declaración y se rehusó a asistir. Tampoco quiso pagar la fianza. Por eso fue condenado a 2 años de prisión.
Esta es una muy breve descripción de una vida compleja, plagada de relaciones tormentosas (sus amantes se sucedían a ritmo vertiginoso) ,de libros quemados (no solo en Alemania nazi sino en USA), de persecuciones ideológicas y transtornos mentales. En sus últimos días tuvo expresiones megalómanas como “la Fuerza Aérea mi cuida”, o “los Rochefellows (sic) me odian”.
Los estudios para determinar la efectividad de su maquina de hacer llover, solamente han funcionado en los casos relatados por sus seguidores. Ni Einstein, con quien tenía una relación epistolar, pudo confirmar variaciones de energía en sus maquinas de capturar orgones. Wilhen Reich murió de un ataque al corazón en la penitenciaria de Pensilvania y fue enterrado en la granja que poseía en Maine llamada Orgonon, donde se conserva su biblioteca, sus estudios y su laboratorio donde existe uno de los pocos ejemplares de la máquina que hacía llover que ya nadie utiliza.
