De acuerdo a las evidencias históricas parecería que el lenguaje hablado apareció hace aproximadamente 10.000 años, pero eso es algo que probablemente nunca podremos saber con certeza: nadie estaba ahí para confirmar tal pesunción. Así que sólo hay una forma de evaluar la antigüedad de una lengua: por la prueba más temprana de la existencia de su forma escrita. Pero eso también sigue siendo una conjetura, ya que siempre es posible que los arqueólogos o los investigadores descubran algo nuevo el día de mañana, lo que podría cambiar la historia aceptada hasta ahora.
Buceando en la antigüedad de los idiomas, parecería ser que la lengua sumeria es la más antigua detectada, al menos en idioma escrito. La prueba más antigua de sumerio escrito se encontró en la Mesopotamia (en lo que hoy sería Irak), en un artefacto conocido como la Tabla de Kish, una tabla de piedra caliza con escritura cuneiforme considerada la muestra más antigua de escritura hasta hoy. De acuerdo a esta evidencia el sumerio es considerado el primer idioma del mundo. El idioma sumerio escrito fue desconocido para el mundo moderno hasta el siglo XIX, cuando los estudiosos (los “asiriólogos”) comenzaron a descifrar sus inscripciones cuneiformes y a raíz de sus hallazgos empezaron a dividirlo en diferentes períodos que mostraban algunas diferencias. Siglos más, siglos menos, los primeros escritos hallados en China no andan muy lejos en el tiempo. Como lengua hablada, el sumerio fue gradualmente reemplazado por el acadio hacia el 2000 a. C., pero continuó utilizándose como lengua literaria, ceremonial, científica y sagrada hasta el siglo I d. C.
Hay dos teorías acerca de los orígenes de los idiomas. Inicialmente, la teoría más aceptada era la de la “protolengua”, una lengua única hegemónica que se fue dispersando tanto como el ser humano sobre el planeta. Es lo que se denomina “monogénesis”. En la Biblia se hace alusión a la Torre de Babel, un mito muy poco demostrable que comparte la idea de que todos los humanos mantenían un único lenguaje común hasta que Dios cambió las reglas de juego. En fin.
Otros expertos y estudiosos desechan la idea del idioma único inicial y consideran que las diversas lenguas fueron naciendo en cada una de las comunidades mientras se iban desarrollando sus hábitos orales y escritos. Es la llamada “poligénesis”.
Pero hay otra teoría (mezcla de las dos ya mencionadas, aunque algo más cerca de la primera) sobre el origen de los idiomas: investigadores neozelandeses expusieron hace unos diez años una teoía que sostiene que, coincidiendo con las investigaciones genéticas y antropológicas que establecen que el homo sapiens se originó en África, es razonable analizar y estimar como probable que el origen del lenguaje humano siguió un patrón similar.
Para sacar sus conclusiones, estudiaron los fonemas (unidad de sonido que se usa para diferenciar distintas palabras en cada idioma). Y así descubrieron que todos los fonemas que se usan en todos los idiomas tienen lo que denominan un “efecto fundador”. Esto es: así como una población pequeña se desprende de una población original más grande para colonizar nuevos territorios, lo mismo pasa con el lenguaje. Así, los dialectos que contienen más fonemas se hablan en África (el lugar original de la raza humana, “la población grande”) y los que contienen el menor número de fonemas se hablan en América del Sur y en las islas tropicales del océano Pacífico (los últimos lugares del planeta a los cuales llegaron los humanos desde su existencia).
Según estos investigadores, mientras más fonemas tenga una lengua, más antigua es. Las regiones del mundo que fueron colonizadas más recientemente –y que tienen menos pobladores– deberían tener lógicamente menos fonemas en sus dialectos, mientras que las primeras áreas que fueron ocupadas por los humanos en el planeta son las que usan el mayor número de fonemas en el mundo. Según este estudio, las lenguas africanas son las que tienen más fonemas, mientras que las lenguas hawaianas (que están al final de la ruta de migración del homo sapiens desde África) tienen apenas algo más del 10% de fonemas que las africanas, lo que parece sustentar esta teoría y resulta más que lógico. El inglés, a mitad de camino, tiene la mitad de fonemas respecto a las lenguas africanas “originales”.
Hoy se acepta que las palabras sobreviven alrededor de 8.000 a 9.000 años, debido a lo que se ha dado en llamar “meteorización” lingüística: la adopción de términos de otros idiomas que llevan a su extinción. Sin embargo, algunos estudios han identificado casi teinta palabras que han permanecido prácticamente sin cambios durante más 150 siglos.
Para llegar a determinar la “duración” de las palabras, se han estudiado las palabras que tienen a la vez el mismo significado y una fonética o sonido similar en diferentes idiomas (por ejemplo, “padre”: father, padre, pater, pere, etc). A esas palabras se las denomina “cognados”. En base a eso se llega a deducir que los cognados marcan la pertenencia a una misma “familia lingüística”.
Profundizando la investigación, los estudiosos han identificado hasta ahora siete familias lingüísticas (siete “grupos de idiomas”, por así decir): Indo-europeo (latín y sus derivados –italiano, francés, español, portugués–, germánicos y sus derivados –inglés, alemán, neerlandés, escandinavos–, sánscrito), Altaico (turco, uzbeko y mongol); Chukotko-kamchatka (idiomas del lejano noreste de Siberia); Dravídico (idiomas del sur de la India); Inuit-Yupik (idiomas árticos); Kartveliano (georgiano y otros idiomas relacionados) y Urálico (finlandés, húngaro y otros). Algunos de estos grupos no usan el alfabeto romano, otros ni siquiera tenían forma escrita hasta los tiempos modernos y, por supuesto, todos suenan muy diferentes, por lo cual es muy poco probable que compartan “cognados”.
En relación a eso se han establecido (presumido, más bien) las palabras más antiguas, determinadas por la cantidad de familias lingüísitcas que incluyen dicha palabra. Así, se encontró que la palabra “tú”, está incluida en las siete familias lingüísticas, y la palabra “yo” en seis. Las palabras “no”, “nosotros”, “eso”, “dar” y “quién”, están incluidas en cinco. Y en cuatro familias lingüísticas figuran las palabras “esto”, “qué”, “hombre”, “viejo”, “madre”, “fuego”, “tirar”, “negro”, “escuchar”, “mano”, “cenizas” “fluir”, “ladrar”, “gusano” y “escupir”.
Así que esas parecerían ser las palabras más antiguas empleadas por los humanos.
“Escuchar” es más antigua que “hablar”, parece. “Tú” antes que “yo”…
¿Qué nos pasó después?
Ups.