Los días de la mujer

La primera igualdad es la equidad

Victor Hugo

Las luchas por la equiparación de los derechos de las mujeres, si bien se remontan a los albores de la humanidad, recrudecen en el siglo XIX con la búsqueda del voto femenino y sus derechos laborales.

Al igual que el primero de mayo evoca a los mártires de Chicago, muertos en la Revuelta de Haymarket, el día de la mujer es el recordatorio del incendio de la fabrica Triangle Shirtwaist de Nueva York. La tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio, desprovisto de los medios para combatir incendios y porque, para evitar robos y el asedio de sindicalistas que alentaban mejores condiciones laborales, sus dueños habían cerrado las puertas de salida.

La mayor parte de las víctimas, 146 en total, eran mujeres inmigrantes entre 48 y 14 años. Muchas murieron  por contusiones al arrojarse por las ventanas del edificio.

La tragedia de marzo de 1911 movilizó a las autoridades de la ciudad que, de allí en más, impusieron  nuevas leyes laborales y normas de prevención para incendios.

Una de las mujeres que pudo salvarse del incendio fue Francis Perkins, quien llegó a ser Secretaria de Trabajo del presidente Franklin D. Roosevelt por doce años.

Tiempo antes de esta desgracia en New York , el Partido Socialista de Estados Unidos había conmemorado por primera vez el Día Nacional de la Mujer, cuando se convocó a una huelga de trabajadoras textiles. Ese 28 de febrero de 1909, miles de mujeres salieron a protestar contra las condiciones laborales  en Nueva York (15.000 trabajadoras marcharon por esa ciudad).

No había sido esta la primera protesta ya que el 8 de marzo de 1857, las trabajadoras se habían organizado para reclamar mejores condiciones laborales. Su slogan era “Pan y Rosas”.

En 1911, Rose Schneiderman, una destacada socialista, promovió la organización de sindicatos durante un acto recordatorio de las víctimas del Triangle Shirtwaist en la Metropolitan Opera House. “Cada vez que los trabajadores protestamos por las intolerables condiciones de trabajo, la justicia nos presiona con su pesada mano”, dijo ante una numerosa audiencia.

Mientras esto acontecía en América, del otro lado del Atlántico, más concretamente en Copenhague, se celebró una conferencia internacional convocada por Clara Zetkin. Era Clara una activista alemana quien debió refugiarse en Zúrich por pertenecer al Partido Socialdemócrata de los Trabajadores en tiempos de Bismark. En esos años editó el periódico “La igualdad”, desde donde convocó a la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Stuttgart, el prolegómeno de la Conferencia en Copenhague donde propuso conmemorar el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”.

En esta Conferencia y en un acto de solidaridad con las delegadas norteamericanas, también se eligió el 8 de marzo. La primera celebración se hará un año más tarde. En este acto participó Rosa Luxemburgo (asesinada en 1919 por su actuación para concluir la Primera Guerra Mundial), Alexandra Kollontai (primera mujer en la historia en estar al frente de un ministerio), Nadezhda Krúpskaya (figura reconocida del Partido Comunista de la Unión Soviética y esposa de Lenin) e Inessa Armand (activista de origen francés quien acompañó a Lenin junto a otros 26 líderes comunistas rusos cuando éstos volvieron de su exilio en Zúrich).

Durante la guerra, Clara Zetkin formó parte de la Liga Espartaquista y fue elegida representante del Reichstag. Con la llegada del nazismo al poder, se vio obligada a refugiarse en Moscú, donde está enterrada.

En 1917, al momento de caer el régimen zarista, el gobierno provisional de Kérenski concedió el voto femenino un 23 de febrero (según el calendario juliano que entonces se usaba en Rusia, el equivalente al 8 de marzo del calendario gregoriano). Para entonces, ya hacia 24 años que las mujeres neozelandesas podían votar.

Ese mismo año de 1917, ante el desastroso resultado de la guerra, las mujeres rusas convocaron a una huelga en demanda de “Pan y Paz”.

En España fue Alfonso XIII quien aprobó, también un 8 de marzo (de 1910), la ley que permitía el acceso a estudios superiores de las mujeres en iguales condiciones que los hombres. La escritora Emilia Pardo Bazán fue nombrada consejera de Instrucción Pública.

En 1922, las estudiantes  de las Universidades chinas formaron dos organizaciones para luchar por su igualdad de derechos. En 1926, el Partido Comunista publicó un documento llamado “Resoluciones en movimiento de las mujeres”, ya que entonces solo una minoría tenía acceso a la educación.

En 1949 el nuevo gobierno chino dictó una serie de leyes para erradicar ideas feudales y costumbres tradicionales que afectaban los derechos de las mujeres. Fue la ley de matrimonio de 1950 la que estableció la libertad de casarse, en un país donde la mujeres estaban sometidas a la voluntad de sus progenitores.

La lucha por los derechos de las mujeres reconoce distintas instancias, no  solo sociales sino médicas, como la campaña de los médicos egipcios iniciada en la década del 20, contra la mutilación genital femenina.

La Segunda Guerra Mundial permitió a las mujeres mostrar su capacidad no solo laboral –remplazando a los varones que se batían en el campo de batalla– sino también en la medicina y aun durante los enfrentamientos bélicos donde se destacaron  en los distintos frentes (como “Las brujas de la noche” en Rusia, las miembros del WASP norteamericano que convocó a más de 25.000 mujeres dispuestas a convertirse en pilotos, las aviadoras inglesas de la Raf, o Hanna Reisch y Melitta von Stauffenberg para el bando alemán).

Finalmente, en 1975, la ONU designó oficialmente al  8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, acto que se complementó con la Declaración de Beijing, firmada por 189 gobiernos, estableciendo la agenda para la materialización de los tan ansiados derechos de las mujeres.

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