Yves Saint Laurent, una vida marcada por el éxito y los trastornos psiquiátricos

Saint Laurent es ver a una mujer vestida con esmoquin, un caftán de inspiración marroquí, un sombrero de ala ancha y toda la imaginaria setentera que a uno se le pueda ocurrir. Su creador era un genio, un revolucionario de aquella época que supo desatascar una industria que seguía viendo a la mujer como un mero maniquí del siglo XIX.

El modisto arriesgó en un momento en el que nadie se atrevía hacerlo y se ganó un puesto en la lista de los diseñadores de moda más importantes del siglo XX, junto a Christian Dior – Yves trabajó para la maison francesa cuando apenas tenía 18 años- y Coco Chanel.

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Paris Match. Yves Saint Laurent

Paris Match. Yves Saint Laurent

Entre vestidos trapecio, blusas de tul y trajes masculinos, Yves se labró su carrera al lado de su fiel compañero y pareja, Pierre Bergé, y de sus musas como Loulou de la Falaise o Catherine Deneuve. Pero no todo fue un camino de rosas y, quizás, donde algunos ven a un exitoso modisto, otros ven un hombre con muchos problemas psíquicos.

El diseñador, a diferencia de otros, huía de los focos y odiaba ser el centro de atención. Su carácter tímido e infancia difícil -debido a su homosexualidad recibió malos tratos en la época escolar- hicieron de él una persona con muchos traumas internos.

Cuando comenzó a trabajar en la ‘maison’ Dior vivió su particular época dorada y en apenas tres años se convirtió en la superestrella de la firma. Pero ese mismo año su mundo se vino abajo cuando fue reclutado en el Ejército francés durante la guerra argelina. Allí sufrió una depresión nerviosa y tuvo que ser internado en el hospital de Val-de-Grâce de París por trastornos psiquiátricos.

Su compañero Pierre Bergé, decía de él que era un “maniaco depresivo“. Pese a esos meses oscuros, Yves regresó a Dior, donde duró apenas unos meses, y decidió dar un paso más allá. “Vamos a crear una casa de alta costura más grande que Dior. Yo diseñaré y tu la dirigirás”, le dijo a Bergé.

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Yves Saint Laurent rodeado de sus musas en su último desfile, en enero de 2002

Yves Saint Laurent rodeado de sus musas en su último desfile, en enero de 2002

Yves era ambicioso y muy perfeccionista, pero sus manías le llevaron a convertir sus cualidades en trastornos obsesivos. De aquí que una colección que no rozara la excelencia era un absoluto fracaso. Esos episodios se ven en una de las películas más polémicas que retratan la vida del modisto -la del cineasta Bertrand Bonello- así como en su ‘biopic’ rival, Yves Saint Laurent, en menor mesura.

El ambiente en el que se movía hizo que también se enganchara al consumo de alcohol y cocaína, así como a los neurolépticos que le receptaban para tratar sus trastornos. Yves se convirtió en una persona dependiente y autodestructiva. “Me fui para salvarme. Me veía impotente, incapaz de apartarlo de aquello, y odiaba eso”, explicó Bergé.

Jamás lo hizo. El empresario permaneció al lado del modisto hasta que se lo llevó un tumor cerebral en 2008. Yves dejó el alcohol pero no los neurolépticos. Y sí, fue un gran genio, un visionario de sus tiempos, incluso a día de hoy se le podría llamar feminista, pues veía en la mujer alguien con necesidad de libertad e independencia. Pero nunca supo gestionar todo ese éxito y eso no le dejó ser completamente feliz. A pesar de ello, el legado que ha dejado Yves perdurará para siempre.

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