Un exmontonero asumió que esa organización mató a Rucci

Carlos Flaskamp, primer exmontonero que tras 40 años declara en la Justicia por el asesinato en 1973 del secretario general de la CGT, José Rucci, atribuyó el crimen a la organización armada “Montoneros”, ya disuelta y que nunca negó ni confirmó en público la autoría del hecho.

“Uriel Rieznik y Arturo Lewinger -desaparecido y muerto, respectivamente- fueron quienes nos informaron (en aquel momento) que la organización había matado a Rucci”, confió el ex militante, de 72 años, que dijo ser “empleado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación”.

Al atestiguar ante el juez federal Ariel Lijo, se asombró de que tras cuatro décadas “nadie asumió públicamente la responsabilidad” del ataque y recordó que en aquella época “la conducción (de Montoneros) propuso que debatiéramos reanudar las acciones” armadas, pese a la flamante restauración democrática.

Flaskamp asumió que “en mayo de 1973 me incorporé a FAR” (Fuerzas Armadas Revolucionarias, que poco después se unió a “Montoneros”) y hasta contó que luego de su ingreso a las filas guerrilleras “me dieron trabajo en la Juventud Peronista de Berisso”, según el testimonio escrito al que accedió la agencia DyN.

A Rucci lo acribillaron varios francotiradores cuando salía de su casa en la avenida Avellaneda 2935, de Flores, el 25 de setiembre de 1973, apenas dos días después de las elecciones generales en que Juan Domingo Perón resultó electo por tercera Presidente de la República, con 61,85% de votos.

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El líder concurrió al velatorio del jefe de la CGT y confió a la viuda: “Me mataron a un hijo”. Y al irse dijo a la prensa que “estos balazos fueron para mí; me cortaron las patas”.

La diputada Claudia Rucci y su hermano Aníbal reabrieron la causa judicial, presentándose como querellantes, y reclaman que sea considerado crimen de lesa humanidad, o sea que no prescribió, porque, según ellos, el entonces secretario bonaerense de Municipios, Ernesto Jauretche, habría colaborado.

Jauretche, que en los ’90 fue funcionario del gobierno de Carlos Menem y últimamente ha sido disertante en eventos de la Secretaría de Cultura de la Nación, que dirige Jorge Coscia, según los Rucci, presuntamente habría facilitado los vehículos y el departamento usado por el grupo comando.

Flaskamp declaró en el juzgado que “a Jauretche lo vi alguna vez fugazmente, me lo presentaron en algún acto. No se me presentó con cargo, no sé si era un simple activista. Sí sé que formaba parte de la organización pero no me consta el cargo”.

Para los hermanos Rucci, la declaración de Jauretche es crucial pues, según sostienen, él alquilaba un departamento en el barrio porteño de Flores y lo habría cedido como cuartel general para el operativo, pues quedaba a ocho cuadras de la casa en que emboscaron y asesinaron al jefe de la CGT. Y, siempre según los hermanos, él y otros funcionarios del gobernador Oscar Bidegain supuestamente habrían cedido los Ford Falcon de la gobernación en que habrían viajado los fusiles y ametralladoras.

Cuando el juez Lijo pidió precisiones a Flaskamp sobre si los francotiradores eran de Montoneros o las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), las cuales acababan de fusionarse, el testigo respondió que “siempre interpreté que fue una decisión conjunta, de las conducciones”.

Y resaltó que “las decisiones las tomaba la conducción nacional”, que para entonces conformaban los autodenominados ‘oficiales superiores’ Carlos Quieto y Marcos Osatinsky, por FAR, ambos muertos, y por Montoneros, Mario Firmenich, Raúl Perdía, Fernando Vaca Narvaja.

El juez Lijo, junto al secretario Juan Rodríguez Ponte, analizan ahora cómo seguirán las declaraciones: en la lista figuran Firmenich y su esposa, María Martínez Agüero, ambos residentes en Catalunya, España; Perdía y Vaca Narvaja, este último actual ministro de Obras Públicas en Río Negro.

Además podrían convocar a los ex funcionarios bonaerenses Adolfo Bianchi Silvestre y Carlos Brusa, Carlos “Chacho” Álvarez, Antonio Cafiero, Graciela Daleo, Albertina Paz, Miguel Bonasso, Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, Alejandro Peyrou, Marcelo Larraquy y Roberto Caballero.

También testimoniará por videoconferencia el periodista Ricardo Grassi, que vive en Italia. Y aseguró en una nota escrita en el diario “Clarín” que la noche del 25 de septiembre de 1973 Firmenich visitó la redacción de “El Descamisado”, revista de Montoneros, y confesó: “Fuimos nosotros”.

El libro “Operación Traviata” -así se bautizó el ataque por los orificios de esa galletita y el cadáver de Rucci-, del periodista Ceferino Reato, identifica a los francotiradores como Juan Julio Roqué -muerto en combate con marinos de la ESMA en 1976- y los también muertos Marcelo Kurlat y Héctor Arrue.

En una entrevista con el historiador Felipe Pigna, Firmenich dio evasivas: “Me voy a guardar de dar la opinión porque es más complicada la muerte de Rucci y tengo mis dudas sobre algunos implicados, algunos partícipes, como no tengo certezas tampoco, no he de dar opiniones gratuitas, de modo que sobre esto no puedo decir…”.

Nota publicada en el Diario La Prensa el 20.06.2013.

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