Sydney Pollack fue director (41 películas y series), productor (48 películas) y actor (44 apariciones en películas o series). Director “estilo Hollywood”, acostumbrado a grandes estudios, grandes presupuestos y actores famosos, fue uno de los directores más queridos por sus colegas, quienes lo definían como “apasionado, cerebral, emanaba autoridad pero te hacía sentir completamente a gusto.” Otros directores le pedían a menudo que actuara en sus películas, habitualmente con gran resultado, ya que potenciaba a los otros actores en el set. Se lo consideraba un magistral director de actores; de hecho, los actores dirigidos por Pollack quedaban tan contentos que se ofrecían para nuevos proyectos.
Como director, la simpleza, la empatía y el sentido común eran sus premisas. Así define su forma de pensar y trabajar el mismo Sydney Pollack:
“Aprendí cinematografía después de haberme convertido en director; de alguna manera, hice las cosas al revés. Llevaba cuatro años dando clases de interpretación y antes de darme cuenta ya estaba haciendo películas para la televisión y luego para el cine. Para mí, todo estaba en la interpretación. Pero con los años empecé a entender el cine como una sintaxis, como un lenguaje.”
“Creo que hay dos tipos de cineastas: los que conocen una verdad que quieren comunicar y los que no están muy seguros de qué respuesta tiene algo y hacen la película como un medio para tratar de averiguarlo. Eso es lo que hago yo.”
“Es importante, creo, no intelectualizar en exceso el proceso de hacer una película, menos aún mientras se está en pleno rodaje. Para mí la clave es detectar cuanto antes cuál es el tema de la película, sobre qué trata, cuál es la idea central que se expresa a través del argumento. Una vez que ya lo sé, cualquier decisión que tome durante el rodaje se verá influida por ese principio.”
“Por ejemplo, “Tres días del cóndor” es una película sobre la confianza, y “Out of Africa” es una película cuya idea central es la posesión. Es muy útil identificar siempre cuál es la idea central, y a partir de allí moldear, como una escultura, una columna vertebral que sostiene todo. Pero esta columna vertebral debe ser invisible, si no… lo echa todo a perder.”
“El único modo de hacer películas para el público es hacerlas para ti mismo; no por arrogancia, sino por razones prácticas. ¿Cómo saber lo que le va a gustar al público? Tienes que utilizarte a ti mismo como referencia. Yo lo hago, aunque a veces me equivoco. Cuando hice ‘Havana’ me equivoqué, de hecho. Sólo me gustó a mí a unos pocos más.”
“Hago películas sobre cosas que me interesan, que me fascinan, en su mayor parte sobre relaciones. Trato de hacer películas que planteen preguntas más que dar respuestas, filmes que no lleguen realmente a una conclusión; no me gusta cuando una persona tiene razón y otra no. La mayoría de las películas que he hecho incluían una discusión sobre la manera de vivir de dos personas.”
“Me gusta experimentar. En “The firm”, por ejemplo, decidí que no hubiera ningún plano de la película sin movimiento, ya fuera por mover la cámara o por usar el zoom. Eso contribuyó a generar la sensación de inestabilidad que necesitaba la trama. También me gusta rodar escenas con varias cámaras.”
“No paso demasiado tiempo ensayando porque me da miedo acertar en los ensayos y perder en la toma clave. Comento la escena con cada actor en privado. El error más habitual que puede cometer un director es dirigir demasiado. Si todo marcha bien, simplemente tienes que callarte y alegrarte.”
“Un actor no necesita entender lo que está haciendo de una forma convencional, simplemente tiene que hacerlo. Hay que distinguir entre la dirección que produce comportamiento y la que produce entendimiento; esta última es completamente inútil.”
“La técnica es un elemento al que recurrir cuando las cosas no están funcionando naturalmente. Si las cosas surgen por sí mismas, acepta agradecido la buena suerte y quédate callado. Si sabes que tienes un buen guión, que has elegido un buen reparto, que tienes un buen director de fotografía y que al empezar a ensayar en el set las cosas están saliendo bien, no lo estropees. Simplemente quédate callado. Aprender a callarse es tan importante como aprender lo que tienes que decir.”
Sydney Pollack dirigió, entre otras películas, “Los tres días del cóndor” (1975, con Robert Redford), “Ausencia de malicia” (1981, con Paul Newman), “Tootsie” (1982, con Dustin Hoffman), la mencionada “Out of Africa” (1985, ganadora del Oscar a mejor película y mejor dirección), “Havana” (1990, con Robert Redford), “The firm” (1993, con Gene Hackman y Tom Cruise), “Sabrina” (1995, con Julia Ormond y Harrison Ford), “Destinos cruzados” (1999, con Harrison Ford), “La intérprete” (2005, con Nicole Kidman y Sean Penn), y tuvo recordadas actuaciones en muchas películas, entre ellas “Maridos y esposas” (1992, Woody Allen), “Eyes wide shut” (Stanley Kubrick, 1999) y “Michael Clayton” (2007, Tony Gilroy).