Jerry Siegel, quien a veces se hacía llamar Joe Carter o Jerry Ess, pertenecía a una familia de inmigrantes judíos de origen lituano. Su apellido original, Segalovich, se convirtió en Siegel. En el Glenville High School conoció a quien sería su amigo y compañero, Joe Shuster, nacido en Toronto, también hijo de inmigrantes judíos, holandeses y rusos. Desde muy jóvenes, Jerry y Joe integraron un grupo creativo que trabajó para DC Comics.
En 1933 surgió la idea de un superhéroe nacido en un lejano planeta, que desarrolla sus poderes extraordinarios en la Tierra, y oculta su personalidad bajo la figura de un tímido reportero. Este primer Superman pasó desapercibido hasta que Siegel y Shuster, le dieron su forma definitiva. La historieta del hombre de acero parece en junio de 1938, cuando convierten a Superman en el último supérstite de un planeta lejano y Shuster lo dibuja con una gran S sobre un traje ceñido que exhibe su cuerpo musculoso.
Según Shuster, el aspecto de Clark Kent se inspira en el actor de cine Harold Lloyd y los rasgos de Superman en Douglas Fairbanks. Lois Lane surgió de una modelo contratada para la ocasión, Joanne Carter, quien con los años se convertiría en la segunda esposa de Jerry Siegel. El Daily Star, el periódico en el que trabaja Clark Kent, existía en la ciudad de Toronto, de donde era oriundo Shuster, quien refiere que Metrópolis, la ciudad en la que transcurre la trama de la historieta, está vagamente inspirada en esa ciudad.
Curiosamente, ninguno de los dos actores que inspiraron la figura del superhéroe lo encarnó en las producciones televisivas o la extensa filmografía del “Hombre de Acero”. Otros autores y dibujantes han continuado la versión ilustrada, como John Byrne, Mark Waid y Leinil Francis Yu.
Personaje mítico de la cultura popular, Superman surge justo cuando el auge del nazismo crece de la mano de una particular interpretación de los textos de Nietzsche. Mientras el superhombre del autor alemán exalta al egocentrismo, el personaje de ficción es altruista, con su fuerza ayuda a la gente en desgracia y lucha contra la delincuencia. El superhombre nietzscheano desprecia a las criaturas inferiores, mientras Superman se caracteriza por su empatía, él comprende a las personas que lo rodean y trata de asistirlos, aunque reconoce su debilidad ante la Krptonita (hecho que lo hace más “humano”) usada por los delincuentes a fin de someterlo. En esta historieta, los malos no solo son ladrones o asesinos, sino magnates corporativos que corrompen a la sociedad. Nuestro héroe lucha contra las injusticias derivadas de la Gran Depresión que había hostigado a los norteamericanos hasta el comienzo de la Segunda Guerra .
Curiosamente, cada nuevo superhéroe que aparece con el tiempo apunta a un mal de la sociedad: Capitán América lucha contra Hitler, X-MEN de los años 60 reflexiona sobre los prejuicios raciales, y el Spiderman de los 70 enfrenta el problema de las adicciones. De una forma casi subliminal, los personajes de historieta entran en la consciencia de las masas, señalando los males de la época, a los que no siempre pueden corregir, pero sirven para marcar al enemigo que ataca a la sociedad. Estos héroes, encabezados por Superman, tienen la capacidad y empatía para detectarlos y combatirlos en lucha dispar. De hecho, en estos días ha aparecido una historieta creada por David Rubín donde Superman y Batman luchan contra el coronavirus, pero no lo derrotan. En este relato destaca la heroicidad de las personas que salen a trabajar todos los días enfrentando al Covid 19, con solo su barbijo y alcohol en gel.
Como la figura de Superman tiene valor simbólico, al haber penetrado con el inconsciente colectivo de la sociedad, hay dos patologías que llevan su nombre. Una es un trastorno cromosómico muy raro, caracterizado por rigidez muscular, falta de flexibilidad y el desarrollo exagerado de una musculatura. El otro es el complejo de Superman, padecido por adictos al trabajo, autosuficientes con alta exigencia que se sobrecargan sin pedir ayuda. Habitualmente creen que son la única persona capacitada para realizar esa tarea. El problema con ellos es que su ego y su orgullo no le permiten reconocer sus limitaciones…
Superman, el Hombre de Acero, más rápido que un avión, más fuerte que un tren, da para todo, porque es el referente inconsciente de la omnipotencia, interiorizado en nuestra cultura hasta convertirse en un arquetipo. En uno de esos capítulos que se han sucedido desde 1938, Superman nos dice:
Una excelente frase que nuestros políticos deberían repetir a diario, estando lejos de ser Superman o algo que se le parezca.