El conflicto, que fue progresando desde hostigamientos aislados que comenzaron en el mes de abril hasta una franca agresión declarada que se inició en agosto, intensificó las hostilidades y escaramuzas permanentes que se habían iniciado, por las mismas razones, en 1947. En aquel año, la partición del Imperio Indio Británico generó la existencia de dos Estados: la Unión de la India (luego república de la India) y Pakistán (que más tarde se dividiría a su vez en dos: Pakistán y Bangladesh). Cachemira se unió a la India recién independizada, de mayoría hindú, en lugar de unirse a la nueva nación islámica de Pakistán. Poco después Pakistán invadió Cachemira, pero tras una intensa lucha fue rechazado. Desde entonces, las escaramuzas en la frontera se tornaron tan frecuentes como interminables.
En agosto de 1965, una guerrilla conformada por soldados del ejército pakistaní y paracaidistas aerotransportados del ejército de Pakistán, disfrazados de lugareños, entraron en los territorios de Jammu y Cachemira con el objetivo de fomentar una insurrección entre los musulmanes de Cachemira. Sin embargo, la estrategia salió mal desde el principio debido a la mala coordinación. Esta frustrada operación (llamada “Operación Gibraltar”) terminó actuando como el disparador que provocó la guerra indo-pakistaní de 1965, el primer conflicto importante entre los dos vecinos desde la guerra indo-pakistaní de 1947.
El 5 de agosto de 1965, unos 30.000 soldados paquistaníes cruzaron la Línea de Control acordada como separación entre India y Pakistán. Las fuerzas indias, informadas por la población local, cruzaron la esa misma línea diez días después, y poco a poco ambas partes lograron avances en territorios alejados entre sí.
Pakistán metió tropas y tanques en cantidad, India reaccionó y bombardeó con su Fuerza Aérea, y Pakistán movilizó la suya, provocando ambos bandos un “crescendo” constante. India comenzó a volcar el conflicto a su favor atacando sorpresivamente el sur de Pakistán, una zona relativamente alejada del territorio en disputa, pero sin dejar de atacar la zona en la que se había iniciado el conflicto. Pakistán no se quedó quieto y contraatacó, y luego la India, y luego Pakistán, y cada uno redoblaba la apuesta.
Las fuerzas indias sufrieron cerca de 3.000 bajas, las fuerzas de Pakistán 3800. India terminó ocupando Cachemira, Sialkot y Lahore; Pakistán ocupó los sectores desérticos del frente en Sind y Chumb, ciudades vecinas al norte de Cachemira.
A este desarrollo de la guerra entre vecinos hay que agregar este detalle, nada menor: la localización estratégica de Cachemira, enclavada entre India, Pakistán, China y el Tibet, hizo que el conflicto despertara un interés que excedía y con mucho lo regional, ya que China, la Unión Soviética y Estados Unidos tenían intereses políticos en la zona.
Los problemas entre las potencias no tardaron en comenzar: bastó que China decidiera apoyar a Pakistán para que la Unión Soviética protestara airadamente, ya que India era un estado aliado de los soviéticos en su “pelea sin pelear” con China. Estados Unidos, oficialmente neutral, consideraba a la India un obstáculo para la expansión de China en la región, así que tenía que mirar con detenimiento los movimientos de sus enemigos: el conocido (URSS) aunque fuera de soslayo (las relaciones entre las dos superpotencias estaban claramente establecidas en la Guerra Fría que sostenían) y el misterioso (China), a quien sin duda había que vigilar más, justamente por eso (por no conocerle las mañas, digamos).
Con las dos superpotencias en su contra, Pakistán optó por retirarse, no sin antes declarar que no existiría la paz hasta que el pueblo de Cachemira pudiera elegir una patria con total libertad. La India respondió que esa cuestión ya se había decidido en la Primera Guerra indo-pakistaní, en 1947; en realidad, la anexión de Cachemira a la India había sido efectuada como una medida provisoria para mantener el orden en la región hasta que pudiera realizarse un referéndum. Aunque la mayoría de la población de Cachemira había aprobado la unión con la India en 1947 (y en 1965 también lo habría hecho, seguramente) las cosas seguían sin estar claras.
Bajo mandato de la ONU, el 23 de septiembre de 1965 se firma un Alto el Fuego “oficial”, dando por terminada la Segunda Guerra de Cachemira.
En 1971, los movimientos secesionistas pakistaníes (con la ayuda de la India, hay que decirlo) consiguen la independencia de Pakistán Oriental y la creación del Estado de Bangladesh. Pakistán interpreta eso como un ataque directo y la crisis degenera en el tercer conflicto armado. Otra vez sopa. En 1972 se firma el Acuerdo de Simla, en el que ambos países acuerdan resolver el conflicto por medios pacíficos y se establece una Línea de Control. Otra vez.
A pesar del acuerdo de paz, las tensiones por Cachemira nunca han desaparecido. En 1999 estalla un nuevo conflicto cuando 400 pakistaníes se infiltran en Kargil, una zona que pertenece a la Cachemira india. India responde a este nuevo desafío con ataques aéreos y vuelta a empezar, hasta que el gobierno de Pakistán decide finalmente retirarse de territorio indio.
Los gobiernos de India y Pakistán han intentado poner fin a sus profundas diferencias. En el 2003 restablecen relaciones diplomáticas y decretan un alto el fuego (otro más) bilateral. Sin embargo, en el 2014 el nuevo Gobierno indio del primer ministro Narendra Modi, promete endurecer su postura respecto a Pakistán.
En el 2017, Modi cancela una visita a Islamabad; esa decisión enfría aún más las relaciones diplomáticas entre las dos potencias rivales. En la actualidad, la tensión ha aumentado en la región tras el ataque el pasado 14 de febrero de este año en la Cachemira india perpetrado por el grupo yihadista Jaish-e-Mohammad (JeM) y la inmediata respuesta india en forma de ataque aéreo a un campamento de los yihadistas en Pakistán.
Así las cosas, Cachemira, que tiene una población de 13.000.000 de personas, y se compone a su vez de siete pequeñas regiones, sigue siendo una zona en disputa. Tres de esas siete regiones son reclamadas por India, dos por Pakistán y dos por China. Hay para todos, parece.