Parkinson, el médico rebelde

James Parkinson nació en 1755. Era hijo del cirujano John Parkinson y como su padre, ejerció en Hoxton, un distrito de Londres. Fue uno de los primeros cirujanos egresados del London Hospital en 1784. Un año antes se había casado con Mary Dale. De este matrimonio nacieron 6 hijos, dos de ellos murieron en la infancia.

Parkinson se perfeccionó con uno de los médicos más conocidos de Inglaterra, John Hunter, quien pasó a la historia de la medicina no solo por los síndromes que llevan su nombre sino por el hábito coleccionista de rarezas de la naturaleza. Su inmensa colección, que incluye gigantes y enanos, se exhibe en el Royal College of Surgeons de Londres.

Entre 1799 y 1805 Parkinson publicó varios trabajos sobre enfermedades como la gota (llamada la enfermedad de los reyes, algo paradójica para un ferviente demócrata), participó en el primer caso de apendicectomía en Inglaterra (1812) y describió la enfermedad a la que el Dr. Jean Charcot, el gran neurólogo francés de fines del siglo XIX (maestro entre otros del Dr. Freud) le dio el nombre de este cirujano británico, que había dejado algo relegada su carrera en aras de otros intereses científicos y sociales.

Desde joven había mostrado inclinación por la geología y la paleontología. Eran frecuentes las excursiones con sus hijos y amigos en busca de fósiles. En 1804 publicó el primer volumen de su saga “Resabios orgánicos del mundo que nos precedió”. En 1808, 1811 y 1822 publicó los otros libros de esta colección.

Este notable científico vio alterada su carrera por su otra gran pasión; la política. Entusiasta de los cambios que proponía la revolución francesa, su posición se fue radicalizando contra el gobierno de William Pitt el joven. Bajo el pseudónimo de “Old Hubert” escribió no menos de 20 panfletos en los que exalta las reformas sociales, las elecciones democráticas, la asistencia a las personas de menores recursos y promueve la independencia de las colonias americanas. Por su prédica fue elegido en la Cámara de los Comunes y participó en varias asociaciones políticas promoviendo el sufragio universal. Por su membresía al Privy Council fue acusado de intentar envenenar a Jorge III.

El método elegido para el magnicidio era poco elaborado, el dardo envenenado sería disparado con un rifle de aire comprimido. Parkinson fue apresado e interrogado, bajo juramento debió confesar que él era Old Hubert el autor de tantos libelos. Por escritos menos incendiarios muchos ingleses habían terminado sus días en Australia.

Sin embargo, el caso fue archivado prontamente gracias a su condición de prominente profesional. Continuó con su actividad médica difundiendo el método de vacunación antivariólica de Jenner. Murió el 21 de diciembre de 1824 en su hogar de Shoreditch y fue enterrado en la Iglesia de San Leonard, donde había también desarrollado una destacada tarea pastoral.

Dos años más tarde le fue concedida la medalla de oro del Real Colegio de Cirujanos de Londres, un tardío reconocimiento a sus méritos.

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