Aristóteles Onassis nació en 1906 en Esmirna (hoy ciudad turca, pero por entonces aún griega), y era conocido por ser el hombre más adinerado de su época. Hijo de un rico magnate griego, solo había una cosa que desviara su atención de los negocios: el sexo, y se jactaba de ser el cliente más joven de los prostíbulos de su barrio.
En 1923, apenas un adolescente, escapó a Argentina, donde trabajó como telefonista. Fue allí como, escuchando conversaciones privadas de hombres de negocios, aprendió trucos para invertir. Ingresó en un elitista club de remo, en el que se hizo pasar por un joven empresario para realizar contactos. Empezó su carrera importando tabaco turco y fue un éxito: con 25 años ya se había embolsado 2 millones de dólares. Aun así, se decantó por los buques, más concretamente por el transporte marítimo de petróleo, sector en el que no tuvo rival, al cobrar tarifas más bajas gracias a que no tenía que pagar impuestos.
Se dice que era igual en los negocios que con las mujeres. Tenía un gran talento para seducirlas, pero también para menospreciarlas. Era muy violento. Su primera mujer, madre de sus dos hijos, sufrió agresiones durante quince años. Después de abandonarla, se enfrentó al marido de María Callas poniéndole precio a la diva: “¿Cuánto quieres por ella? ¿Cinco millones? Tómalos, pero no nos molestes”.
Los últimos años de la vida de Onassis fueron duros. Tras casarse con Jacqueline Kennedy , esta empezó a gastar sin control, y el magnate intentó anular el matrimonio, sin éxito. Su hijo Alexander murió en un accidente de avión, y su hija Christina pronto estuvo de seguir su camino por una sobredosis de pastillas. Aristóteles murió de un fallo respiratorio en 1975. Está enterrado en la isla privada de Skorpios, cerca de la costa griega.