Oda Nobunaga (1534-1582)

Oda Nobunaga nació en la provincia de Owari (cercana a la actual Nagoya), el 23 de junio de 1534, bajo el nombre real de Oda Kippôshi. Nobunaga era el tercer hijo del daimyō, o señor feudal, Oda Nobuhide, un noble menor que controlaba la provincia de Owari. Pese a que Nobunaga era el tercer hijo de su padre, era el heredero de éste, ya que era el único hijo “oficial”, al ser sus hermanos mayores hijos de concubinas y, por tanto, carecer de derechos hereditarios. El clan Oda descendía del desaparecido clan Taira, y estaba dividido en dos ramas, la rama del castillo Kiyosu, a la que pertenecía Oda Nobuhide, y la rama del castillo Iwakura. Estas dos ramas de la familia luchaban entre sí por controlar totalmente la provincia de Owari. Oda Nobuhide era un experimentado guerrero debido a sus constantes luchas contra el clan Matsudaira de la provincia de Mikawa, y contra el clan Imagawa, de la provincia de Totomi. Toda esta experiencia guerrera, adquirida en múltiples batallas contra los clanes rivales, fue transmitida a su hijo Oda Nobunaga, el cual se mostró como un rápido aprendiz, que ya en 1547, un año después de haberse celebrado su ceremonia de mayoría de edad, participó en su primera expedición militar, saldada con victoria. A la muerte de su padre en 1551, Oda Nobunaga se consolidó como señor del Castillo de Nagoya, base de operaciones desde la que comenzó una campaña militar para extender sus dominios por toda la provincia. Tras ocupar el Castillo de Kiyosu, en 1555, y el Castillo de Iwakura, en 1559, consiguió el control definitivo de toda la provincia de Owari.

En 1560, cuando Oda Nobunaga cumplía 26 años, Imagawa Yoshimoto, uno de los cuatro mayores daimyos del Imperio japonés, invadió el territorio de Nobunaga con veinticinco mil hombres. Las fuerzas de Imagawa superaban diez a uno a las de Oda Nobunaga, pero. el joven líder del clan Oda realizó un feroz ataque por sorpresa contra los invasores, que fueron exterminados en la denominada Batalla de Okehazama, acabando finalmente la cabeza de Imagawa Yoshimoto a los pies de Oda Nobunaga. Este enorme éxito le dio un tremendo prestigio a Nobunaga como líder y estratega y le decidirá a lanzarse a la unificación del Japón, intentando conquistar todas las provincias dominadas por los diferentes clanes señoriales rivales. Tras su victoria, Nobunaga se alió con Matsudaira Motoyasu para asegurar su flanco oriental y, en 1567, se lanzó a la conquista de la provincia de Mino, regida por el señor Saito Tatsuoki. conquistando audazmente el castillo de Inabayama y estableciéndose en él como lugar de residencia tras renombrandolo como Castillo Gifu. Tras esta victoria, Nobunaga apoyará al daimyo Ashikaga Yoshiaki en sus aspiraciones de ser Shogun (señor supremo del imperio). Nobunaga marchara con su ejército hacia la capital Kyoto, a finales de 1568, derrotando a su paso a las tropas del señor de Omi, Rokkaku Yoshikata y su hijo Yoshiharu, lo que le permitió otorgar el shogunato a su defendido Ashikaga Yoshiaki, aunque será el propio Nobunaga el que ejerza el poder real, como “defensor del emperador”, siendo Yoshiaki su marioneta. El dominio del país de Nobunaga impulsó que un grupo de daimyos inconformes decidiesen aliarse contra él y declararle la guerra en Echizen, pero, Nobunaga les aplastó fácilmente gracias a su innovador uso de armas de fuego, obtenidas en la toma del puerto de Sakai, y que le habían enseñado a emplear sus aliados europeos.

Entre 1570 y 1580, Nobunaga, que se había convertido en tenkai suru, o señor del reino, debió enfrentar numerosos conflictos bélicos en sus esfuerzos por unificar el país. El primer conflicto fue en 1571, contra los monjes budistas de la secta Tendai, quienes se habían aliado con los clanes rebeldes de Asai y Asakura. Nobunaga anuló el budismo como fuerza política, incendiando y destruyendo totalmente el Monasterio de Enryakuji, cerca de Kyoto, matando en esta acción a los más de mil monjes que resistían en su interior. Su represión sobre los monjes budistas y el apoyo a los misioneros católicos le granjeó muchos odios a Nobunaga y fomentó que distintos señores de clanes que habían sido rivales durante años se unieran contra el, alentados y unificados por Osaka Honganji, líder de la secta Jodo Shin. Uno de estos señores que se alzó contra Nobunaga fue Takeda Shingen, quien invadió los territorios de Ieyasu Tokugawa, señor de Mikawa y un gran amigo y aliado de Nobunaga. En 1573, mientras se preparaba para enfrentarse a Takeda, su marioneta, el shogun Ashikaga Yoshiaki decidió librarse de la tutela de Nobunaga, alzándose en armas contra él con el apoyo de Nagamasa Azai, cuñado de Nobunaga que decidió traicionarlo saltándose los lazos de sangre que los unían y otros poderosos señores rebeldes. Nobunaga, asedió la capital y derrotó a sus oponentes, acabando con la ficción del Shogunato de Ashikaga, encarcelando a éste y tomando el poder en persona. En 1574 Nobunaga empezará a recuperar el control efectivo del país con abundantes campañas militares contras sus múltiples enemigos, destruyendo al clan Nagashima y derrotando al clan Takeda en la Batalla de Nagashino, en 1575, batalla en la cual Nobunaga demostrara ser todo un genio innovador del arte militar. Nobunaga, bastante inferior en número al ejército del clan Takeda, decidió atrincherar a sus arcabuceros tras empalizadas de madera ante el ataque por sorpresa del enemigo, que lanzó ferozmente carga tras carga de caballería sobre las tropas del clan Oda. Pero la experiencia de Nobunaga en usar armas de fuego de forma organizada, desarrollando la táctica de disparo continuo mediante rotación de filas de arcabuceros cobijados tras las empalizadas de madera el permitió masacrar a la caballería de Takeda, sin tener apenas bajas. Esta batalla cambiará la concepción japonesa sobre la guerra, demostrando la superioridad de las armas de fuego sobre la elitista caballería samurai y marcando con ello el fin de la era medieval en Japón.

En 1576 Nobunaga comenzará la construcción de su nueva residencia en el Castillo de Azuchi, desde el cual pretendía regir todos sus dominios. Ese mismo año de 1576 resurgió una nueva coalición anti-Nobunaga formada por Mori Terumoto, señor de la provincia de Aki y Uesugi Kenshin, señor de Echigo. La rebelión se extendió por las regiones de Kinki y Hokuriku, hasta que Nobunaga les consiguió aplastar definitivamente. En 1577 Nobunaga se decidió a someter a los clanes de provincias alejadas que no reconocían su autoridad, así pues inició una campaña contra el clan Mori, dirigida por su mejor general, Toyotomi Hideyoshi. Las tropas de Nobunaga avanzaran fácilmente, y conquistarán los territorios de los clanes Tamba, Tango, Tajima, Inaba y Harima, incorporándolos a los territorios de Nobunaga. Además, conquistarán los territorios de Ukita y Mimasaka. El clan Honganji cayó a su vez en 1580 y para el año 1582, las tropas de Nobunaga habían casi consumado la unificación del país, conquistado Tokugawa Ieyasu la provincia de Kai, en el territorio controlado por el clan Takeda, que fue destruido, y, sometiendo los últimos reductos del territorio Mori y las provincias de Suruga, Shinano y Kosuke. Tras su victoria absoluta, la corte imperial le ofreció el título de shogun, pero Nobunaga rechazó la oferta, ya que prefería mandar en la sombra y tener una marioneta como Shogun.

A la vez que destruía a los clanes rebeldes y sometía a los monjes budistas, Nobunaga decidió destruir la comunidad Ninja de la provincia de Iga. El 3 de Noviembre de 1581, entró en esta provincia con 46.000 guerreros, sitiando a 4.000 ninjas al mando del jefe ninja Sandayu Momochi. Allí se desarrolló la Batalla de Tenshō Iga no Ran, terrible batalla que duró una semana y terminó con la destrucción del cuartel ninja y el aniquilamiento de estos. Los escasos ninjas supervivientes se dispersaron y formaron pequeños grupos independientes.

Nobunaga había conseguido derrotar a sus mayores enemigos pero la fortuna quiso que no viera llegar su sueño de un Japón unificado bajo su mano de hierro, ya que, en la mañana del 21 de junio de 1582, en su residencia de el castillo Honnoji se formó una revuelta encabezada por Akechi Mitsuhide, un general de Nobunaga ansioso de poder, que usando la excusa de una presunta afrenta de Nobunaga que lo habría deshonrado decidió traicionarlo y se sublevó contra él con la mayoría de sus tropas. Nobunaga fue cogido por sorpresa y se vio obligado a encerrarse en el templo, donde resistió con su guardia personal hasta que fue herido y, para evitar la deshonra de ser hecho prisionero, se suicidó, ardiendo en el incendio desatado en el templo por las tropas que lo asediaban. Akechi Mitsuhide intentó continuar la lucha contra los lugartenientes de Nobunaga, pero al no contar con el apoyo de los señores de los clanes sometidos por Nobunaga fue derrotado por Toyotomi Hideyoshi en la Batalla de Yamazaki, donde murió el propio Mitsuhide mientras huía del campo de batalla

Toyotomi Hideyoshi, un campesino que se había convertido en general de la casa Oda, continuó la labor de su anterior señor Nobunaga y unió todo Japón bajo su mandato en el año 1590. Toyotomi Hideyoshi decidido a tener un régimen homogéneo y centralizado política y religiosamente persiguió el Cristianismo al verlo como peligro un peligro para su gobierno. Hideyoshi también decidió expandir su poder y lanzo a sus tropas a la conquista de Corea y China, pero los chinos no cejaron en la defensa y los japoneses fueron derrotados. En 1598 Toyotomi Hideyoshi murió y a partir de entonces el poder pasó al otro lugarteniente de Nobunaga, Tokugawa Ieyasu, quién se convirtió en señor absoluto de Japón tras la Batalla de Sekigahara, en 1600, finalizando el sueño de Nobunaga de tener un Japón unido política y religiosamente.

Nobunaga no solo destacó por ser el primer unificador de Japón y ser uno de los mejores estrategas de la época, maestro en el uso de los hombres armados con armas de fuego, sino por sus reformas administrativas, mediante las cuales puso los cimientos de un estado sólido. Nobunaga inició una nueva reforma administrativa de las aldeas, realizando un amplio catastro y creando un nuevo sistema fiscal, eliminando a su vez las aduanas internas del país para favorecer el comercio interior y unificando los pesos y medidas en todo el país. A su vez, para fomentar la seguridad y poder ejercer un control mayor sobre la población, prohibió a las organizaciones religiosas y a los campesinos poseer espadas, realizando redadas para incautar armas por las aldeas y monasterios en lo que se denominó “la caza de la espada”, iniciada en 1576 y continuada tras su muerte por sus sucesores.

En definitiva, Oda Nobunaga, lejos de ser un “demonio” como aparece en algunos videojuegos…, es el creador del Japón moderno, al poner los cimientos para que el país estuviera unificado y consolidado, acabando con las eternas luchas feudales y la injerencia política de las sectas religiosas con su mano de hierro. La fortuna quiso que él nunca pudiera disfrutar la unificación que tanto persiguió.

TEXTO EXTRAÍDO DEL SITIO: https://senderosdelahistoria.wordpress.com/2007/07/13/oda-nobunaga/

Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER