Nace Aparicio Saravia

Aparicio Saravia (1856 – 1904) nació el 16 de agosto de 1856 en el departamento de Cerro Largo, y fue el cuarto hijo de trece, que tuvieron Francisco Saraiva y Propicia Da Rosa

Su padre era brasilero, y aunque Saraiva era su apellido, en Uruguay era conocido como Saravia. La familia de Aparicio tenía campos a ambos lados de la frontera entre Uruguay y Brasil.

Aparicio, con tan solo catorce años se integró a la Revolución de las Lanzas (1870 – 1872), revolución impulsada por el Partido Blanco en 1870 contra el gobierno de Lorenzo Batlle, con la finalidad de obtener representación en el Parlamento, luego de haberse escapado del internado en Montevideo en donde cursaba sus estudios primarios. No será extraño que obtuviera el grado de cabo, y desde entonces surge el apodo “cabo viejo” que le darían sus hombres más adelante.

Luego de la Revolución de las Lanzas se dedicará las tareas del campo junto a su familia, hasta que en 1875 se integrará a la Revolución Tricolor, bajo el mando de Ángel Muníz. En esta oportunidad dos de sus hermanos lo acompañarán.

En 1877 contrae matrimonio con la sobrina del caudillo colorado Gregorio Suárez, Cándida Díaz.

Volverá a participar en una revuelta, en 1886 en la Revolución del Quebracho, y partir de allí, Aparicio Saravia se instalará en el lugar que sería por muchos años su cuartel general, en la estancia llamada El Cordobés.

En 1893 se une junto a sus hermanos Gumersindo y Mariano, a la guerra civil brasileña. Gumersindo fallece en 1894, a causa de una herida de bala. En la obra “Aparicio Saravia, las últimas patriadas”, del prof. Celiar E. Mena Segarra nos recuerda que durante la revolución federal del Brasil, Aparicio Saravia logró prestigio de lancero incontenible. A partir de este momento Aparicio es nombrado general (del ejército revolucionario), pero tuvo que dar la retirada con sus hombres, por tratarse de una batalla perdida. Regresa a su estancia en Uruguay en 1895, continuando con la actividad rural. Se comprometerá con el Partido Nacional, y se enfrentará al gobierno colorado de la época, presidido por Idiarte Borda. También estaría enemistado con Justino Muníz quien era el candidato blanco más importante de Cerro Largo.

En 1895 se realiza una reunión con más de mil personas blancas de la zona y Aparicio es proclamado general. Luego va a Montevideo donde se reune con el Directorio del Partido Nacional. De allí surge que el Directorio estaba en contra de la creación de un movimiento armado, y de provocar una revuelta.

De regreso a Cerro Largo, continúa con la organización de un movimiento armado, pero ahora en forma secreta y conspirativa.

En noviembre de 1896, Aparicio junto con 80 hombres se trasladan al departamento de Rivera donde lee una proclama instando a los blancos a levantarse en armas contra el gobierno colorado, pero este movimiento se disuelve rápidamente al carecer de apoyos y de buena organización. A partir de allí Aparicio se traslada a la localidad de Bagé en Brasil donde se reorganizará.

La revolución de 1897 fue un éxito tanto político como militar y culminó con el Pacto de la Cruz. A partir de allí Aparicio fue el jefe de todo el Partido Nacional y organizó un poder paralelo al del gobierno de Juan L. Cuestas. En su estancia El Cordobés tuvo el centro de organización y logró que 6 departamentos del país, fueran dirigidos por 6 jefes políticos blancos que lo siguieran como líder indiscutido.

Su relación con los integrantes del Directorio del Partido Nacional no fue muy estrecha ya que él era un hombre que no gustaba de la vida de la ciudad y del trato con los “doctores”. Sobre todo fue deteriorándose la relación con Eduardo Acevedo Díaz.

En 1903 se realizaron las elecciones nacionales donde surgió electo presidente de la república José Batlle y Ordóñez, hombre perteneciente al Partido Colorado. Eduardo Acevedo Díaz fue expulsado del Partido Nacional (ya lo había vaticinado el propio Saravia) y consiguió que Batlle y Ordóñez designara a dos de los seis jefes políticos departamentales, a personas del grupo de Acevedo Díaz. Esto provocó un aumento de la tensión existente hasta el momento.

En marzo de 1903, Aparicio Saravia reunió a 15.000 hombres para lanzarse a la lucha armada, pero tras arduas negociaciones, se acordó evitar la guerra civil. Fue histórico el día en que desfilaron ante Aparicio despidiéndose, casi 20.000 hombres que lo vivaron al grito de “¡viva el general!” o “¡vivan los gauchos!”. De todas maneras en el transcurso de ese año los dos bandos se fortalecerán en organización y en hombres.

En enero de 1904, se desató la que se conocería como la Revolución de 1904, parecida a la de 1897 pero más grande y sangrienta. Luego de 8 meses de batalla, los revolucionarios llevaban las de ganar. Pero el 1ro. de setiembre Saravia fue herido de bala en la llamada Batalla de Masoller. Falleció el 10 de setiembre refugiado en una estancia en territorio brasilero. Luego de su fallecimiento su ejército se disolvió. El 24 de setiembre las tropas de Saravia se rindieron en lo que se conoce como la paz de Aceguá.

Un nuevo siglo comenzaba “En 1904, justo cuando se fundaba el primer frigorífico que insinuaba los “tiempos nuevos”, fue muerto mientras cabalgaba las cuchillas norteñas, cercado por un Ejército moderno, por el ferrocarril y el telégrafo, a manos de un presidente –Batlle y Ordoñez- que hacia la guerra desde su oficina en la capital y que no estaba dispuesto a resignar porción alguna del poder político.”(1)

(1) – Tomado de Caetano, G. y Rilla, J. “Historia Contemporánea del Uruguay “ Montevideo, CLAEH/Fin de Siglo, 1994.

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