Mozart y su padre: una relación difícil

Wolfgang Amadeus Mozart tuvo la suerte de tener a Leopold Mozart como padre que era un experimentado músico. Así, su padre pudo reconocer de inmediato el potencial de su hijo. Leopold dedicó su vida entera al desarrollo del talento de su hijo.

Ambos vivieron muchos altibajos. Sus ajetreados viajes a las diferentes cortes de la nobleza no eran fáciles. Pero Wolfgang amaba los aplausos y la fama, su carácter caprichoso y su arrogancia frente a otros músicos no tan extraordinarios le definieron ya en su infancia. Leopold Mozart reconoció estos defectos con preocupación y como fiel y cumplidor trabajador de la corte no pudo identificarse completamente con las formas de comportamiento y los pensamientos de su hijo Wolfgang Amadeus Mozart, un genio de la música. Pero a pesar de eso, los dos permanecieron toda la vida en contacto por carta, y Wolfgang le escribió una vez a su padre: “ellos piensan que como soy pequeño y joven no hay nada valioso en mí, pero lo van a comprobar muy pronto”.

Un padre fuerte, un hijo genial

Wolfgang y Leopold Mozart dependían el uno del otro, quizás debido a sus caracteres completamente diferentes. Es comprensible que lo que hacía Wolfgang era considerado por su padre Leopold de una forma escéptica, él vio a Wolfgang como a un apoyo económico para la familia, que siempre había renunciado a todo por él. Cuando Wolfgang se enamoró de Aloysia Weber y comenzó a librarse de la influencia de su padre, Leopold tuvo que aguantar la liberación de su hijo con impotencia.

Durante toda su vida, incluso ya casado con Constanze y trabajando en Viena, Wolfgang mantuvo una correspondencia constante con su padre. Pero se dejó influenciar solo hasta el punto que a él le parecía conveniente.

Seamos sinceros: por norma general una relación normal entre padre e hijo.

La lucha de Leopold por su hijo

En París Wolfgang Amadeus Mozart tuvo que abrirse camino por primera vez sin su padre y tuvo que asimilar solo la muerte de su madre. Estos acontecimientos hicieron que Wolfgang madurara. Con 21 años reclama más independencia de su padre. Pero su padre quiere a toda costa que Wolfgang vuelva a Salzburgo y le consigue un puesto de trabajo con el arzobispo. Pero ¿qué decide finalmente “el mocoso”? Lo rechaza diciendo que “Salzburgo no es un lugar ideal para mi talento” y que “el arzobispo no tiene el suficiente dinero para pagarme por la esclavitud de Salzburgo”.

Lo que si estaba claro es que entre padre e hijo comenzaban a existir tensiones. El padre comienza a perder influencia sobre su hijo y Wolfgang que se estaba convirtiendo en un adulto que quiere controlar su propia vida. Leopold Mozart estaba muy preocupado por esta situación. ¿Cómo podría el que a sus ojos era un jovencito tomar las riendas de su propia vida? Desde el principio, Leopold se había hecho cargo de todo, fue su padre y a la misma vez su agente musical ¿Cómo podría Wolfgang encontrar solo su camino en el mundo?

El proceso de independencia comienza y durará el resto de su vida

Leopold Mozart mantendrá esta actitud protectora el resto de su vida. Estará siempre muy preocupado pero a la misma vez muy interesado en lo que su hijo tuviera que contarle. A veces Wolfgang Amadeus Mozart se sentiría controlado y le habrá prohibido a su padre, que se inmiscuyera en su vida. Pero Leopold siempre tuvo buenas intenciones, podía valorar muy bien el rendimiento de su hijo y estuvo siempre dispuesto a darle consejos constructivos. Cuando Leopold muere en mayo de 1787 Wolfgang no solo pierde a su padre si no también a su mejor amigo.

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