Octubre de 1871 es una fecha grabada a fuego en la historia de la ciudad de Chicago. El día 8 de ese mes comenzaba un incendio que se extendería sin control durante tres días. En toda visita turística se habla de este gran desastre que salpicó a Estados Unidos en el S.XIX, ¿pero cómo se originó el incendio? Si preguntas a un chicagüense, la respuesta siempre será más o menos la misma: “Se dice que fue culpa de la vaca de la señora O’Leary, pero seguramente no sea verdad”.
Por aquellos tiempos existía un cierto odio a los inmigrantes irlandeses y fue fácil culpar a la familia O’Leary. El incendio habría comenzado cuando una de las vacas de su granja dio una patada a un farol y prendió fuego. La sequía que se vivía por la ciudad en ese momento ayudó a que el fuego se propagara rápidamente. El hecho de que los bomberos fueran enviados hacia una dirección errónea permitió que las llamas se empezaran a expandir entre casa y casa.
En el S.XIX la mayoría de las viviendas estaban hechas de madera. Y otro factor que ayudó a propagar las llamas: los bomberos que acudieron a apagar el incendio estaban exhaustos tras haber pasado varios días luchando contra otros fuegos menores. Todos pensaban que el Chicago River, río que divide la ciudad, haría de cortafuegos, pero desafortunadamente no fue así.
Sus aguas estaban repletas de basura y ganado muerto, lo cual permitió que las llamas saltaran fácilmente de un lado a otro. El fuego no dio tregua hasta el tercer día, momento en el que comenzó a llover y ayudó a que el incendio se extinguiera.
¿El resultado? 100.000 personas se quedaron sin sus viviendas y se encontraron cien cuerpos sin vida, pero se dice que llegó a ver 300 víctimas en total (la mayoría de los cuerpos resultaron calcinados) .
Mucho se ha hablado de los orígenes del fuego durante el último siglo y **la ciudad de Chicago no exoneró a la señora O’Leary hasta el año 1997 **, cuando la familia irlandesa y su vaca fueron exculpados.
Otras teorías apuntan a que un grupo que jugaba al póker en una granja lo inició al golpear un farol sin querer. Otra idea, propagada en el año 1882 y rescatada más recientemente, es que el incendio fue provocado por el impacto de varios fragmentos del cometa Biela .
Pocas semanas después del incendio las estructuras de madera quedaron apartadas y dieron paso a viviendas más seguras. Las mejores mentes del mundo se encargaron de reconstruir una ciudad más planificada con todo tipo de medidas de seguridad para evitar futuros desastres similares. El Palmer House Hotel fue uno de los edificios afectados por el incendio. Tan solo 13 días después de haber sido inaugurado, fue víctima de las llamas. Su constructor consiguió el mayor préstamo hasta la fecha para volver a construirlo. Hoy en día, el Palmer House es considerado el hotel más antiguo de Chicago y el más longevo de Estados Unidos. En la actualidad pertenece a la famosa cadena Hilton y es anunciado como “El primer hotel a prueba de incendios” .
Uno de los primeros materiales utilizados en las construcciones fue el metal, predominante en el Home Insurance Building, edificado en el año 1884 y considerado el primer rascacielos del mundo, con 42 metros de alto y diez plantas. En este momento comenzó la conocida “Escuela de Chicago”, de la que salieron los edificios más altos de la ciudad: el John Hancock Center y la Torre Sears (ofrecen las mejores vistas de la ciudad) . Otros rascacielos mundialmente conocidos, como la Torres Petronas en Kuala Lumpur, copiaron técnicas de la Escuela de Chicago.
En el año 1956, la Academia de Bomberos de Chicago fue construida justo en el lugar en el que se hallaba la granja de los O’Leary, todo un símbolo de la ciudad.
Uno de los grandes desastres en la historia de Estados Unidos durante el S.XIX sirvió para algo positivo: cambiar la planificación urbanística de la ciudad. Grandes urbes de Estados Unidos parecen crecer a un ritmo descontrolado y con escasa planificación, como es el caso de Los Ángeles, pero Chicago resurgió de sus cenizas para convertirse en una de las ciudades con mejor planificación del país.
Arquitectos de todo el mundo luchan por ver sus ideas plasmadas en una ciudad que combina, de una manera peculiar, edificios antiguos supervivientes del incendio, con una arquitectura moderna y metalizada.