Me parece que usted no sirve para esto..

A Enrico Caruso, su profesor de canto le aconsejó que dejase de lado su actividad canora, ya que “usted no tiene voz suficiente”.

En 1954, un productor discográfico le dijo a Elvis Presley que no iba a llegar a ningún lado con la música, y mejor era que continuase manejando camiones.

En 1962, un director discográfico le dijo a una joven banda de Liverpool que “los grupos con guitarras no tienen futuro”.

A una señorita rubia, la agente Señora Emmeline Snively, directora de una agencia, le recomendó dedicarse a otra cosa “como ser secretaria, y ¿Por qué no, casarse?”.

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Emmeline Snively y Marilyn Monroe.
Emmeline Snively y Marilyn Monroe.

 

En 1959, a Clint Eastwood le auguraron un futuro ominoso si se dedicaba al cine, porque hablaba demasiado lento y “tenía una nuez de Adán muy prominente”.

Woody Allen fue reprobado en la Escuela de Producción Cinematográfica de Nueva York.

Los desalientos en el campo de la ciencia no son menores. Sabemos que Einstein era para sus profesores, casi un idiota; su tesis doctoral de la Universidad de Berna fue declarada “irrelevante”. Diez años más tarde, recibiría el Premio Nobel (aunque no fue por la Teoría de la Relatividad, tema discutido por muchos años).

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Enrico Caruso.
Enrico Caruso.

 

 

Lo mismo opinaban los profesores de Thomas Edison, quien debió terminar sus estudios en su casa. (Si se me permite, tanto en el caso de Einstein como el de Edison, podría haberse tratado de un síndrome de Asperger, un cuadro dentro del espectro del autismo, al igual que hoy se lo incluye a Isaac Newton, de allí que no todos comprendían a estos jóvenes).

En campo literario el tema es más extenso. A León Tolstoi lo expulsaron de la escuela por “no tener voluntad”.

A Marcel Proust le rechazaron la publicación de En busca del tiempo perdido“, en cuatro oportunidades (una de ellas fue André Gide el responsable).

A Herman Melville no le quisieron publicar Moby Dick, porque, según el editor “a los americanos no les interesan los animales”.

Y si hablamos de animales, cuando George Orwell quiso publicar Rebelión en la granja ya era un escritor reconocido, pero rechazaron el texto cuatro editoriales, por temor de poner en peligro las relaciones diplomáticas entre la Unión Soviética y Gran Bretaña.

El mismo Diario de Ana Frank debió pasar por cinco editoriales.

Para Truman Capote On the road, de Jack Kerouac, no es una escritura “sino mecanográfica”, pontifico sobre el libro insigne de la generación beat.

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Jack Kerouac
Jack Kerouac

 

Agatha Christie llegó a ser la segunda persona con más libros vendidos en su tiempo, pero antes vio su trabajo rechazado cuatro veces.

El Ulysses de James Joyce debió recorrer quince editoriales antes de ser aceptado (la obra estuvo prohibida en Estados Unidos).

El editor del San Francisco Examine le dijo al futuro Premio Nobel de Literatura, Rudyard Kipling: “Usted no sabe usar el idioma inglés”.

El libro Carrie, de Stephen King, fue rechazado varias veces, al igual que Tiempo de matar, de John Grisham. Nadie se pone de acuerdo en cuántas editoriales rechazaron Harry Potter “porque la gente no cree en magos”, o “¿cómo un joven va a leer un libro tan largo?”

La lista es infinita, porque es condición humana falible, más cuando se trata de criterios estéticos. Aunque el editor sea visto en estos casos como un monstruo o un ignorante, deberíamos admitir, poniéndonos la mano en el corazón, ¿cuántos hubiesen invertido en la edición de Ulysses, o de On the road?

Afortunadamente, otra parte importante de la condición humana es la perseverancia. Estos son los casos que creyeron en sí mismos, y al final triunfaron. Por supuesto, un mínimo porcentaje de los candidatos. Pero otros vieron frustrado su camino por seguir los consejos de amigos o docentes.

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