Manuel Guillermo Pinto

Manuel Guillermo Pinto nació en Buenos Aires, el 25 de junio de 1783. Era hijo de don Joaquín Pinto y González, y de doña Rita Lobo. Comenzó los estudios en el Colegio de San Carlos y los completó en España. Al producirse las Invasiones Inglesas se hallaba ya en Buenos Aires, enrolándose en el Cuerpo de Artillería de Patriotas de la Unión, el 26 de mayo de 1807, en clase de capitán agregado sin goce de sueldo. Se encontró en la Defensa de la ciudad, en las jornadas del 2 al 7 de julio de 1807. Rechazada la segunda invasión, Pinto que había sido ascendido a teniente coronel graduado, ocurrió al Cabildo pidiendo un certificado de los servicios prestados, y el 21 de diciembre de 1808, se le dio las gracias reconociéndosele como buen patriota. Confirmado en su grado por Real Orden, el 6 de octubre de 1809, el Virrey Cisneros le confió el mando de una compañía de artillería. Asistió al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, donde votó conforme a la opinión manifestada por Manuel Belgrano, o sea, porque el Virrey cesara en el cargo y el Cabildo reasumiera la autoridad delegada por el pueblo. Incorporado al Ejército Auxiliar marchó en la expedición que a las órdenes de Francisco Ortiz de Ocampo sofocó el movimiento sedicioso encabezado en Córdoba por Liniers, Victoriano Rodríguez y Gutiérrez de la Concha. Se halló en las batallas de Cotagaita y Suipacha, y el avance ulterior hasta el Desaguadero; asistió a la derrota de Huaqui, el 20 de junio de 1811. Participó en el repliegue de los restos del Ejército Auxiliar hasta Jujuy, y el Triunvirato con fecha 6 de noviembre dispuso su regreso a Buenos Aires, el que se produjo en marzo de 1812. Ascendido por el Triunvirato a sargento mayor, y a teniente coronel en 1813, integró las fuerzas que sitiaban Montevideo hasta lograr el triunfo de las armas patriotas. El 14 de enero de 1815, el Director Alvear le otorgó el grado de coronel, dándole efectividad el general Álvarez Thomas. Tuvo a su mando el Regimiento de Artillería de la Patria y la Brigada Cívica de Buenos Aires. Como miembro de la Logia Lautaro participó de la reunión del 13 de junio de 1818, con asistencia del general San Martín y del Director Pueyrredón en la que trató el punto de que una vez lograda la independencia de Chile, el Ejército de los Andes debería proseguir su campaña al Perú, votando por la afirmativa.

El 28 de mayo de 1819,se lo ascendió a coronel mayor, y en un rasgo de modestia renunció inmediatamente. Formó parte de una comisión con Balcarce y Viamonte para estudiar un proyecto de establecimiento de fortines desde el Arroyo del Medio hasta el Fortín Mercedes. Perteneció a la Logia directorial que actuó en ese año. Envuelto en los acontecimientos de 1820, se le procesó y confinó, para más tarde, durante el gobierno del general Martín Rodríguez, resultar electo representante por Buenos Aires y vicepresidente de la Legislatura. En 1821, se lo eligió presidente del cuerpo. Obtuvo su reforma militar en 1822. Resultó electo miembro del Congreso General Constituyente por Misiones, cargo que desempeñó hasta la disolución del mismo en 1827. En tal carácter, firmó la Constitución unitaria en 1826. Fue nombrado Inspector y Comandante General de Armas en 1829, y cesó al año siguiente, por disposición de Rosas. Resultó electo diputado a la Legislatura, llegando por reelección hasta 1836, tras desempeñar la presidencia y vice de la misma. Integró la Junta de Administración de Billetes de Banco (1830-32), del Crédito Público (1834) y la Sala de Comercio Argentina de las que fue presidente. En su gestión legislativa fue uno de los que proyectaron y firmaron la nota elevada a Rosas, ante la insistencia de éste de no aceptar el gobierno de Buenos Aires por segunda vez. En su carácter de vicepresidente firmó la ley del 7 de marzo de 1835, nombrándole gobernador y capitán general de la provincia, en cuya circunstancia pronunció una arenga notable. Alejado de la escena pública, se retiró a la vida privada. En varias oportunidades se vio amenazado por los hombres de Rosas, pero supo sortear tales peligros. Vivió precariamente y con dificultades en el resto del período rosista. Después de Caseros, fue elegido diputado el 11 de abril de 1852, y luego presidente de la Legislatura. Asumió el gobierno de la provincia, por delegación del doctor Vicente López que concurrió al Acuerdo de San Nicolás, desde el 31 de mayo hasta el 14 de junio. En las famosas sesiones del 21 y 22 de ese mes, al renunciar el doctor López, volvió a asumir la gobernación, pero al clausurarse la Legislatura por orden de Urquiza, y producirse la revolución del 11 de setiembre de 1852, se reunió nuevamente la Sala, entregándole el gobierno provisorio de la provincia hasta la elección en propiedad del doctor Valentín Alsina. Volvió Pinto a ejercer la presidencia de la Sala de Representantes, que le otorgó la jerarquía de brigadier general.

Al renunciar Alsina, quedó nuevamente al frente del gobierno, electo en propiedad. Designó sus ministros, y le tocó cumplir sus tareas en momentos difíciles, con la ciudad sitiada por las fuerzas rebeldes del coronel Hilario Lagos, hasta la firma del tratado de paz, que suscribió el 9 de marzo de 1853, y ratificó la Legislatura poco después. Sintiéndose enfermo, delegó el mando el 25 de junio de ese año, en sus tres ministros. Falleció en Buenos Aires, el 28 de junio de 1853. Sus exequias fueron realizadas con gran solemnidad, debidas a su alto rango de capitán general y gobernador en ejercicio, y los restos descansan en la Iglesia Catedral Metropolitana. Casó con doña Juana García. Según Ramón J. Cárcano era “frío, impasible y prudente, mantenía el respeto y confianza de todos, aunque no ocultaba sus tendencias políticas”. Lo pintó Prilidiano Pueyrredón, y una calle de Buenos Aires lleva su nombre.

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