1934. Petrona C. de Gandulfo, de 36 años, edita el Libro de Doña Petrona, luego de apenas seis años de haberse iniciado en la cocina. Desconfiada de los sellos literarios, de costos y porcentajes, decidió reunir sus recetas y venderlos por cuenta propia, incluso en su domicilio, y en apenas dos meses ya se habían superado las 5000 copias.
1898. Petrona Carrizo nació en La Banda, Santiago del Estero, y solo seis años después se produciría la muerte de su padre. Así, con su madre, emigraron a la capital provincial donde instalaron una pensión y la pequeña Carrizo inició allí su acercamiento a la gastronomía, preparando pastelitos o empanadas.
1916. Petrona se traslada a Buenos Aires con quien luego sería su marido, Oscar Gandulfo, quien se desempeñaba en la empresa de Correos. Siete años después, en 1923, ambos se casan, y así Petrona Carrizo comenzó a utilizar el nombre que la convertiría en historia: Petrona C. de Gandulfo. Para ese entonces, sus conocimientos gastronómicos aún se reducían a lo básico y se desempeñaba haciendo trabajos de costura y tejido.
1928. Una solicitada de la Compañía Primitiva de Gas buscaba 20 mujeres para capacitarlas en la academia de cocina francesa Le Cordon Bleu. ¿Su intención? Encontrar a las personas indicadas para dar las demostraciones de la cocina a gas, en momentos en que en el país se utilizaban principalmente leña, kerosén o carbón. Así comenzó su carrera de ecónoma, gracias a su carisma y estilo entre ollas y sartenes. Su marido perdió su trabajo en el Correo y Petrona se había convertido en el sostén del hogar.
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Una de las tantas demostraciones de la novedad del momento, la cocina a gas
1931. Cientos de mujeres se agolpaban en las puertas del bazar Dos Mundos para aprender de la mano de esta nueva cocinera todos los secretos de la cocina europea y de la cocina a gas. En tanto, comenzó a aparecer su nombre y sus paso a paso en la revista El Hogar. Tras ello, en 1933 tomó el micrófono de Radio Argentina, la primera señal de nuestro país. En 1934, tal el éxito y la demanda que tenía, edita el Libro de Doña Petrona.
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Doña Petrona y una de las primeras ediciones del libro
En 1943 moría Oscar Gandulfo, con quien habían adoptado a un hijo, Francisco Marcelo, y tres años después ella se casaría con Atilio Massut, un hombre que se dedicaba a la Bolsa, pero dejó su trabajo para administrar la carrera de su flamante mujer, de quien entendió que no podía despojar del nombre que la había hecho famosa, por el que era reconocida y vendedora. Así fue como hasta el final de sus días, Petrona fue “De Gandulfo”.
Marcela y Alejandro Massut recuerdan las vacaciones familiares en Mar del Plata, que comenzaban con el cumpleaños de su padre, Francisco (que adoptara el apellido Massut), y la reunión de toda la familia, eran el momento en que Petrona se sentaba en el living y escribía en cuadernos y hojas sueltas. “Llegado el mes de marzo, el abuelo Atilio cargaba valijas y cajas de archivo llenas de recetas y regresábamos a Buenos Aires”, rememoran. “También escribía varias horas en su casa, en Olivos, y en el departamento de la calle Billinghurst, donde tenía su oficina”.
Pese a tratarse del tercer libro más vendido en la historia argentina luego de 102 ediciones, recién al realizar la número 103 se procedió a iniciar un minucioso trabajo en lo que respecta al material allí editado. “La primera vez que se abrió la valija que contiene los manuscritos fue durante la edición de ese libro, con la intención de recuperar viejas fotografías y archivos personales que enriquecieran aquellas páginas”, afirmaron los encargados de la edición.
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La edición 103 del Libro, punto de partida para la reciente edición de las recetas inéditas
“Sin embargo, cuando abrimos esa valija descubrimos un mundo. Más de mil recetas destinadas a revistas de la época, programas de radio y televisión, clases de cocina en Harrods y otros auditorios y proyectos de futuros libros”, continúan. Para la edición de este nuevo trabajo, además de los escritos ya citados, se incluyeron los recetarios para reconocidas marcas en los que participó.
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Varias marcas tuvieron la pluma de Doña Petrona al momento de hacer sus recetarios exclusivos
Porque Petrona llegó a la gente de todas las formas en que pudo, incluso irrumpiendo en lugares donde ninguna otra cocinera argentina lo había hecho. En 1935 se inauguraba Radio El Mundo y allí desembarcaría con sus “Variedades hogareñas”, que estuvo 25 años en el aire, luego radio Excelsior y finalmente Radio Belgrano. En 1952 llegaría a Canal 7 con “Las recetas de Doña Petrona”, convirtiéndose así en la primera cocinera de la pantalla chica. En 1960 desembarcaría en Canal 13 con “Buenas tarde, mucho gusto”, hasta el final de sus emisiones en 1982.
Alejada de los medios, continuó con las clases de cocina en su oficina y taller de la calle Billinghurst, porque para ella el hecho de cocinar no era algo para eventos privados, su intención desde siempre fue que todo sea hecho para enseñar a los demás. Como lo hizo durante más de 50 años, como lo hizo en cada presentación de televisión, radio, o desde las páginas de las revistas o los libros, como ese que hizo con Cormillot, cuando entendió que los tiempos cambiaban y que las comidas calóricas debían darle paso a una nueva etapa.
Murió en 1992, en su domicilio en Olivos, mientras se encontraba al cuidado de Juana Bordoy, Juanita, la mujer que la acompañara desde 1945 en su domicilio particular y en los diferentes envíos televisivos. Juanita finalmente falleció apenas tres años después, en 1995.
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Tras su muerte, “durante años fuimos llevando todo su material a la casa de nuestros padres en Gaspar Campos, y allí empezamos a poner un poco de orden”, rememoran sus nietos. “Entre 2003 y 2006 se vendieron tanto la casa de Olivos, en Malaver, como la de Gaspar Campos. Las valijas de papeles seguían mudándose hasta que finalmente nosotros, los nietos, decidimos cobijarlas. Un año y medio nos llevó chequear cada receta con las cinco décadas de ediciones de El libro de Doña Petrona, para separar el material publicado de lo inédito”, aseguran.
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Así, tras ello, se llegó a más de 1200 recetas que nunca se habían publicado en alguno de sus trabajos, y que en esta oportunidad se presentan. Esas preparaciones que, durante años, se mantuvieron en medio de un secreto familiar.