La muerte de Roberto Calvi, el banquero de Dios

Era una inusualmente calurosa mañana de junio en Londres. Aún no se había extendido la moda de salir a correr antes de ir a trabajar y eran pocos los londinenses que tenían perros a los que pasear, así que sólo las personas que se dirigían a sus empleos eran las que se echaban a la calle antes de que saliera el sol. Un hombre camina apresurado hacia sus labores, cruzando en ese trayecto el puente de Blackfriars cuando le parece distinguir algo extraño. Al acercarse a ese objeto su pulso se acelera; a las 7.30 de la mañana sería el encargado de dar la voz de alarma a la policía. Acababa de encontrar el cuerpo del financiero italiano Roberto Calvi.

Desde este hecho han pasado 38 años y poco más se sabe de lo que en su día se pudo averiguar. El tiempo, más que poner luz sobre ello, ha tenido más bien el efecto contrario. Lo único que puede afirmarse es que la muerte del banquero estuvo tan rodeada de misterio como lo estuvo toda su vida, algo realmente extraño si consideramos que en su día, y debido a su posición, fue considerado una de las personas más poderosas e influyentes de Europa en general e Italia en particular.

Banquero desde la cuna

Nacido en la norteña ciudad de Milán, desde muy joven Calvi entró a trabajar en el sector financiero. Llegó a ser presidente del Banco Ambrosiano, el segundo banco privado más grande del país transalpino. En 1982 esta entidad fue declarada en bancarrota, si bien desde años atrás varios informes del Banco de Italia habían advertido de la delicada situación del mismo. A pesar de que Calvi fue considerado responsable de la quiebra de la institución porque bajo su mandato se exportaron de forma ilícita miles de millones de liras, el directivo logró eludir la cárcel tras apelar la sentencia y proceder al pago de una cuantiosa multa.

Calvi, y posteriormente su familia, mantuvieron siempre la inocencia del mismo, arguyendo que se habían tratado de maniobras realizadas por directivos de la entidad sin el conocimiento del financiero. Sea como sea, semanas antes de la quiebra de la entidad se sabe que éste escribió una carta al Papa Juan Pablo II advirtiéndole de una “catástrofe de proporciones inimaginables en el que la Iglesia Católica sufriría el daño más grave”.

Para entender porque Calvi recibía el sobrenombre de “el banquero de Dios” hay que saber las relaciones que dicha entidad tenía con la Santa Sede. Durante años hubo transferencias de dinero desde el Banco Ambrosiano que Calvi dirigía hacia el Banco Vaticano, además de que el mismo era el principal accionista del primero, llegando incluso las entidades a hacerse cargo del pago de deudas de forma recíproca para más de un centenar de acreedores como “reconocimiento de la implicación económica y moral entre ambos”.

Hasta aquí hemos visto que la vida de Calvi estuvo siempre envuelta en contubernios y conspiraciones con muchas sombras. Algo que era casi un preludio de cómo su existencia iba a terminar.

Se sabe que Calvi desapareció de su casa en Roma el 10 de junio de 1982, habiéndose afeitado el bigote y haciendo uso de un pasaporte falso expedido a nombre de Gian Roberto Calvini. Su primer destino fue Venecia, y las pesquisas policiales apuntan a que desde allí contrató un vuelo privado a Londres. Desde allí se le pierde la vista, y no se ha podido llegar a ningún resultado concluyente sobre dónde y con quién estuvo.

Tal y como se ha dicho, Calvi fue visto de nuevo mientras pendía de un puente cerca del distrito financiero de Londres, con los bolsillos llenos de ladrillos además de más de 15.000 dólares en efectivo en tres divisas diferentes.

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Roberto Calvi

Roberto Calvi

Nadie vio nada: el “suicidio” del banquero asesinado

Y es aquí donde comienzan y no se detienen las conjeturas en torno a su muerte. Tras encontrar el cadáver, la policía británica llevó a cabo una investigación forense, llegándose a la conclusión tras un mes de trabajo de que se había tratado de un suicidio. Descontentos con el resultado, la familia de Calvi contrató los servicios de un detective, reabriendo el caso al registrarse un veredicto abierto, puesto que el tribunal no logró determinar la causa exacta de la muerte.

Hay quien quiere ver una implicación de la masonería en la acción. Calvi fue miembro de la logia P2, la misma a la que se unió el ex primer ministro de Italia Silvio Berlusconi, y los miembros de ésta se autodenominan “frailes negros”, con lo cual se quería ver cierto simbolismo en dejar el cuerpo sin vida de alguien en un puente llamado, precisamente, Blackfriars.

No fue hasta julio de 1991 cuando se obtuvieron nuevas pistas sobre lo que pudo haber acaecido. Francisco Mannoia, un mafioso convertido en informante, aseguró que Calvi había sido asesinado por miembros de la camorra napolitana. Todo se complica por el cruce de declaraciones que se produjo, donde todos acusaban a otros de haber llevado a cabo el acto, limitándose su implicación a la simple escucha, pero sin jugar un papel activo. Uno de los pocos detalles que se da por cierto es que días antes de su muerte, Calvi había sido visto con dos personas que fueron identificadas como Flavio Carboni, un empresario de la construcción que tenía lazos con Silvio Berlusconi; y Silvano Vittor, un contrabandista asentado en lo que era Yugoslavia.

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El cuerpo de Calvi

El cuerpo de Calvi

Sus últimos días en la capital británica son todo un misterio. Se cree que estuvo alojado en las viviendas Chelsea Cloister, un desvencijado grupo de apartamentos de bajo coste en el cual seguramente buscaba cierto anonimato. La idea es que desde allí quería realizar un trabajo de recopilación de documentos que podría haber resultado incriminatorio para muchos, aunque otros apuntan a que realmente no buscaba más que huir, y que Londres era simplemente una escala más en un viaje que pretendía hacer hacia algún país de Hispanoamérica.

Sea como sea, la capital británica fue su último destino. A pesar de los años transcurridos no se ha podido llegar, y nunca se hará, a una conclusión definitiva. El caso ha sido reabierto en varias ocasiones, pero con el transcurso de los años muchos de los implicados han muerto, lo que ha hecho que haya perdido fuerza. Calvi vivió siempre al límite, reciclando dinero de la mafia, financiando operaciones militares, asociándose a la masonería y colocándose tras las campañas electorales de ciertos cargos políticos. Llego a estar en todo y conocer a todos. Llegó, con seguridad, a saber demasiado.

Texto originalmente publicado en https://www.eliberico.com/la-muerte-roberto-calvi-banquero-dios/

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