La leyenda del Dr. Frankenstein

Las versiones cinematográficas que popularizaron al engendro ensamblado le dan el nombre a su creador, el Dr. Victor Frankenstein. En la novela, su autora, Mary Shelley, lo llama “eso”, “monstruo”, “cosa” y hasta “insecto”; fue el imaginario popular quien identificó a las partes humanas suturadas con su creador (pequeño detalle, en ningún momento de la novela se dice que el monstruo sea la suma de diversos cadáveres; la proliferación de cicatrices es otro invento cinematográfico para amedrentar más aún a la audiencia).

La novela consagra el mito del genio conflictuado que aplica su ciencia con fines discutibles y termina siendo víctima de su creación por desafiar a Dios, al parecer, único ser del universo posibilitado en dar vida. De allí que el título original hable de un nuevo Prometeo; es decir, el héroe de la mitología griega que da fuego a los hombres, mereciendo por su atrevimiento el castigo de los dioses.

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Mary Wollstonecraft Shelley.

Mary Wollstonecraft Shelley.

¿Cómo es que una jovencita de 19 años crea un mito universal?

Mary Godwin (más tarde conocida bajo el apellido de su marido Shelley, con quien aún no estaba casada) fue el emergente de un entorno familiar muy particular. Era hija de uno de los ideólogos del anarquismo, Willian Godwin y la primera feminista británica, Mary Wollstonecraft.

Poco conoció a su madre que murió cuando Mary era muy pequeña. Su crianza quedó en manos de su padre en cuyo hogar tomó contacto con gran parte de la intelectualidad británica, incluido su futuro marido (muy interesado en los escritos radicales de Godwin). Mary creció a la sombra de la figura de su madre, en un clima de tolerancia y exaltación intelectual, aunque fuese proclive a la melancolía. Solía visitar frecuentemente la tumba de su progenitora en Saint Pancras y cuentan las malas lenguas que sobre ellas tuvo el primer encuentro amoroso con su futuro esposo.

Muchos caminos llevaron a Mary hacia Frankenstein. En primera lugar las historias de los resucitadores era la noticia de todos los días que exaltaba al morbo de los londinenses. Ante la escases de cadáveres para disección, un grupo que se autotitulaban “Los Resucitadores” profanaban tumbas para venderlos a las voraces escuelas de anatomía. Algunas historias hablaban de milagrosos rescates de las criptas de supuestos cadáveres con corazones aún latiendo. Al parecer, la luctuosa actividad era tan bien remunerada que algunos “Resucitadores” optaron por convertir a ciertos individuos en cadáveres para acrecentar su fortuna. Tal la fama de Burke y Hare cuyas desventuras he relatado en estas hojas.

En segundo lugar, Mary había asistido junto a su padre a las espectaculares presentaciones del doctor Giovanni Aldini. Era este el sobrino de Luigi Galvani, y se especializaba en aplicar a cadáveres el misterioso flujo eléctrico (al que su tío dio nombre) logrando que estos moviesen brazos, bocas, ojos y piernas, al igual que su tío lo había logrado en ranas. De allí a dar vida a cuerpos inertes, había un paso que Mary hizo dar literariamente a su héroe/villano, el Dr. Frankenstein.

Vale aclarar que este nombre no es un invento, a orillas del Rhin existe un castillo que perteneció a una familia con tal apellido, que significa “piedra de los francos”. Por más que Mary no lo refiere en su biografía, se sabe que pasaron por allí con su marido en un viaje por Alemania hacia 1814. Seguramente entonces escuchó la historia de un morador del castillo, el alquimista Johann Conrad Dippel de quien se decía que había desarrollado un elixir de la vida capaz traer muertos del más allá. Entre las paredes del castillo, Dippel realizó experimentos con cadáveres desenterrados, intentando resucitarlos con su elixir maravilloso y con rayos como los que usaría el imaginario Dr. Frankenstein, mal que nos pese, el médico más famoso del mundo.

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Mary Shelley es una película romántica histórica del 2017, dirigida por Haifaa al-Mansour y escrita por Emma Jensen. Aborda su relación amorosa con el poeta Percy Bysshe Shelley, etapa de su vida que la inspiró para escribir Frankenstein. Se trata de una coproducción internacional, con las actuaciones de Elle Fanning, Maisie Williams, Douglas Booth, Bel Powley y Ben Hardy.

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