Amor apasionado Frédéric Chopin, el genial pianista y compositor polaco, siempre deseó contraer matrimonio.
Pero después del desprecio de María Wodzinca, la primera mujer que le atrajo, abandonó muy pronto toda esperanza de tener una vida familiar propia.
En semejante estado de ánimo, conoció a la liberada novelista francesa George Sand (1837), cuyo verdadero nombre era Amandine Aurore Lucile Dupin, quien lo admiraba y perseguía. Chopin no se sintió inmediatamente atraído hacia ella, pero al final sucumbió a sus insinuaciones.
Sin duda, de los tres amores de Chopin que han pasado a la posteridad, este fue el más resonante. Aurore, enternecida por la precaria salud del amante tuberculoso, intentó devolvérsela llevándolo a Mallorca, España.
Pero el ambiente rústico y monástico, a la vez que el clima lluvioso de la isla, hicieron empeorar el estado del compositor, por lo que ambos amantes regresaron a París. Además, otro revés se había presentado como una gran desilusión: los dos personajes eran de naturaleza diametralmente opuesta.
Los roces se hacían más dañinos. Aurore tomó un nuevo amante, lo cual apartó cada vez más al pianista de la escritora.
“Me voy porque tú ya no me quieres”, dijo Chopin en su despedida.
Así llegó a su fin esta historia que prometía ser tan romántica, dejando a Chopin hecho pedazos.
Sin embargo, debe reconocerse que esa mujer influyó formidablemente sobre Chopin, ya que logró su tranquilidad.
La felicidad, para ese corazón siempre inflamado, es la acción bienhechora del reposo.
Y esa es la influencia que Aurore ejerció en él: una atmósfera apacible para la creación.
Chopin soñaba en su música con un amor que la vida le negó. El ideal f emenino, como todos los demás ideales, no se nos da nunca hecho; es preciso construirlo con el amor y el sacrificio de todos los días… porque cuando nos enteramos de si la mujer es o no ideal, el día de la boda está ya tan lejos y la cabeza tiene tantas canas que si no se acertó, según el obispo francés Masillón, hay que resignarse a la equivocación para siempre.
VIVIERON MOMENTOS MUY TORMENTOSOS
La separación de Chopin y Aurore tuvo considerables efectos sobre sus vidas. Para ella significó el principio de la soledad; la soledad sin compañía de los suyos tampoco, pues sus tres hijo se casaron y se marcharon.
Por su parte Chopin tenía que atender a sus conciertos. Era la separación por dentro y por fuera.
Aurore, abrumada por tantas contrariedades, tenía momentos de rebeldía contra la injusticia que pesaba sobre ella.
En mayo de 1848, Aurore Dupin vio, casualmente, a Frédéric Chopin, y él fue que le dio la noticia de que ya era abuela. “Tu hija, Solange, ha tenido una niña”, le dijo. Se dice que esta fue la última vez que se vieron los dos célebres amantes. Chopin murió el 17 de octubre de 1849.