“La escuela del amor” fue pintada por Antonio Allegri da Correggio para Federico II Gonzaga, duque de Mantua, como una de las seis obras eróticas que le encargó con motivo de su ventajoso casamiento con Margarita Paleólogo.
El ideal de belleza italiana contrasta con la escuálida anatomía de las nórdicas. El benigno clima italiano invitaba a disfrutar la naturaleza y así evitar los cánones raquíticos tan frecuentes en el arte flamenco y germano. Esta voluptuosa diosa adopta una pose semejante a la de las Venus púdicas de los romanos, mientras imparte sus lecciones en esta Escuela del Amor mirándonos con ojos divergentes.
¿Pretendió Correggio exacerbar el erotismo de su mirada con esta pose estrábica o copió con verismo los ojos de su modelo? No es posible saberlo porque no hay registro de su fuente de inspiración y en ninguna otra obra del artista (donde figura esta modelo) se reproduce la desviación ocular. En “Júpiter y Antíope”, la contundente Venus oculta la mirada cerrando sus ojos. Los estudios con rayos X demostraron que el artista cambió varias veces la pose de sus personajes antes de adoptar esta disposición triangular –similar a las que usaba Leonardo en sus obras– “La escuela” no reconoce un antecedente mitológico en especial, sólo era una excusa para mostrar a Venus desnuda siguiendo los gustos del Duque.
Extracto del libro Desnudo de Mujer (Olmo Ediciones).