Juan Gris vivió deprisa y murió joven. Dispuesto a no permitir interrupciones en su desarrollo artístico, se mudó a París en 1906 con tan solo 19 años. Prefirió cambiar de país antes que aparcar su oficio y huyó del servicio militar para seguir con sus ilustraciones en revistas. El salto a la ciudad del Sena se antojaba necesario para empaparse de su fertilidad artística.
José Victoriano González Pérez -en su partida de nacimiento- se había formado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, antes de ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En paralelo a su aprendizaje, y como parte del mismo, dibujaba para publicaciones como Blanco y Negro. En Francia hizo lo propio en L’Assiette au Berre o Le Charivari hasta que conoció a Pablo Picasso, Guillaume Apollinaire y George Braque. Ellos marcaron un antes y un después en su carrera.
En 1910 decidió dedicarse por completo a la pintura y adoptó el recién nacido cubismo como estilo. Trabajó la descomposición espacial y el collage bajo la premisa de dar prioridad a la idea frente a la imagen en su intento por interpretar la realidad y no plasmarla de forma fiel. Dotó a sus obras de pura reflexión intelectual e hizo del papier collé su aportación al movimiento cubista. Esta técnica, consistente en formas recortadas en cartón, papel e incluso periódicos pegados sobre el lienzo para combinarse con el pigmento, se convirtió en su sello personal y en una práctica a imitar.
Su primera exposición individual la albergó la Galerie L’Effort Moderne en 1919 y sus creaciones no cruzaron los Pirineos de vuelta a casa en vida. Entre 1922 y 1924 se encargó de la escenografía de dos ballets de Serguéi Diághilev y estos trabajos constituyeron prácticamente los últimos que desarrolló en plenitud física. En 1925, su salud se vio resentida de forma grave. La bronquitis y los ataques de asma no se separaban del pintor y una insuficiencia renal se lo llevó con apenas 40 años el 11 de mayo de 1927.
A pesar de su relevancia actual, la producción de Juan Gris no fue reconocida en España hasta 1977, año en el que se incluyó su obra Guitarra ante el mar en la colección del Estado. En 1988, el Museo Reina Sofía se hizo con algunas de sus creaciones provenientes del Museo Español de Arte Contemporáneo y después de varias adquisiciones posteriores la pinacoteca madrileña exhibe una muestra con 14 de sus pinturas. El reconocimiento llegó tarde, pero llegó.