“Llegó a vivir noventa años. Nacido cuando Buenos Aires iniciaba la ardua tarea de constituir una nueva nación, -sostuvo Bernardo González Arrili-, alcanza a verla, ya iniciado el siglo XX, en el visible esfuerzo de conquistar la grandeza asegurada por la paz y el trabajo. Recorrió así el primer tramo del camino, participando de todos los acontecimientos de trascendencia nacional”.
Era hijo de un abogado nacido en el Paraguay, quien en su momento, heredero de grandezas peninsulares las desechó para inclinarse resueltamente a favor de la revolución, firmando el acta del 25 de Mayo. Exactamente cinco años después -el 20 de mayo- nació Juan Andrés, de doña Micaela Obes, de antigua familia porteña.
En 1839 declarada la guerra por el estado Oriental, al gobierno de Rosas, se organizó en aquel país toda su guarnición nacional y los argentinos emigrados, constituyeron una Legión Auxiliar (G. N.) bajo el mando del coronel D José M. Albariño, en cuyas filas se enroló Juan Andrés Gelly y Obes en clase de soldado, en la compañía de granaderos, haciendo el servicio de guarnición activo y vigilante de esa época.
Dos años después (1841) se reorganizó esta legión bajo las órdenes del general Eustoquio Díaz Vélez, siendo nombrado primero alférez de compañía, poco después teniente 2do, y más tarde teniente 1ro, obteniendo el empleo de capitán a fines del mismo año 1842, y en ese carácter, marchó a la línea de fortificaciones a principios del año 1843.
En julio del mismo año desempeñó en comisión el empleo de mayor y participó en el combate del 5 de julio del citado año, hecho de armas en que la Legión Argentina tuvo una parte muy activa en la izquierda de la línea de combate (Tres Cruces), por cuyo resultado fue felicitado por el general en jefe y en octubre obtuvo la efectividad del empleo de sargento mayor.
En el año 1844 fue ascendido a teniente coronel, posteriormente y a raíz de la separación de toda la Legión Argentina de la defensa del sitio de Montevideo, marchó con numerosos jefes y oficiales argentinos en busca de la incorporación del general Paz que se encontraba al frente del ejército de la provincia de Corrientes.
Emigró a Brasil con otros porteños por culpa de las disensiones internas en la Banda Oriental.
Vuelto a su país en 1854 y establecido en él definitivamente a principios del 55, fue reconocido en su clase de coronel e incorporado al ejército de Buenos Aires por el gobierno del doctor Pastor Obligado, nombrándoselo jefe del 1er Regimiento de Guardias Nacionales, hasta fines del año 1859, ocupando asimismo el puesto de comandante general de marina hasta la conclusión del sitio de la ciudad de Buenos Aires, por el Grl Urquiza después de la batalla de Cepeda.
Desempeñó interinamente el ministerio de Guerra durante el gobierno del Dr Felipe Llavallol y ocupó una banca en la legislatura.
En el gobierno de Mitre volvió al ministerio del estado de Buenos Aires y continuó siéndolo en el orden nacional cuando Mitre asumió la presidencia (1862). Ya era general de división por propuesta del general Mitre al senado provincial y aceptado por éste.
Era Gelly y Obes uno de los representantes típicos del grupo porteño, que supo ser gaucho en la campaña y ciudadano en la capital. Casi todas sus epístolas amistosas contienen alguna frase, una palabra siquiera, denunciadora del personaje, dejándolo de pie sobre un campo que resulta simpático subrayar.
En setiembre de 1861, cuando Pavón, cabalga un día entero, se viene por Giles y Carmen de Areco y ha llegado a media tarde a la ciudad. Hasta las 9 de la noche está ocupado en los aprestos del embarque de batallones de voluntarios. Luego se pone a escribir una carta de varios pliegos de letra menuda a Mitre, que está en algún lugar indeterminado de la provincia de Buenos Aires, y de pronto, cuando se le acaba la página y el señor ministro debe despedirse del general en campaña, pone: “ por hoy suspendo, porque estoy medio molido”.
En el mes de agosto de 1865, fue nombrado jefe de Estado Mayor General del Ejército de la república en campaña, en guerra contra el gobierno del Paraguay.
Fue comandante en jefe del ejército hasta fines de 1868, concurriendo a la batalla de Lomas Valentinas. Durante la ausencia del general Mitre, quedó el general Gelly y Obes al frente del Ejército Argentino y fué él quien realizó el movimiento de flanco desde nuestras posiciones de “Tuyutí” hasta “Tuyu-Cué”, operación militar que si bien fue concebida por el general Mitre su realización ofrecía las grandes dificultades que entraña un movimiento de esa naturaleza al frente del enemigo y en la cual el general Gelly y Obes se reveló todo un carácter.
Como jefe del estado mayor el Grl Gelly y Obes demostró aptitudes excepcionales, que sorprende a los estudiosos por increíbles e inesperadas en un hombre cuya preparación y cuyos comienzos en la vida militar fueron del todo ajenos a las cualidades exigidas en los ejércitos modernos.
Se mostró un organizador activo en medio de una situación excepcional en donde todo fue necesario improvisar; fue infatigable e inteligente en el ejercicio de las funciones a su cargo, llegando a ser proverbial su acción vigilante sobre la complicada máquina del ejército.
En 1870 con motivo del asesinato del Grl Urquiza, fue llamado por el gobierno para encargarle la formación de un ejército de reserva en la provincia de Corrientes con el que pasó a Entre Ríos para combatir a López Jordán, reemplazando luego a Emilio Mitre en el Comando en Jefe del Ejército en operaciones. Vencidos los jordanistas entregó el mando al general Arredondo, y en mayo de 1872 fue elegido diputado nacional por Buenos Aires.
Con motivo de la revolución de 1874 fue dado de baja, y reincorporado tres años después, tuvo parte activa en la revolución de 1880 comandando las fuerzas provinciales, por lo que fue una vez más dado de baja, conjuntamente con Bartolomé Mitre.
Ese mismo cuerpo lo restituyó en 1883, al igual que Mitre, con el grado de teniente general a las filas de aquella institución castrense de la que se había alejado voluntariamente y a partir de abril de 1895 desempeñó hasta su fallecimiento acaecido el 18 de septiembre de 1904; la presidencia del Consejo Superior de Guerra y Marina.
Retratado literariamente por Sarmiento y reflejado en tantas facetas de perdurable humanidad en su epistolario con Mitre, rico archivo manuscrito que se conserva, bien pudo afirmarse que su bien ganada fama de guerrero indomable fue lograda desde aquel duro sitio de Montevideo en tiempos de Rosas, hasta las muestras de su valentía y sus cualidades de estratego en los campos de Cepeda y de Pavón.
Reafirmada a su vez en las cuchillas y en las costas entrerrianas al darle batalla a las huestes de López Jordán, en el movible escenario de la lucha contra el malón y en especial en los terrenos donde se libró la dura guerra del Paraguay, para ser todas en un haz el reiterado testimonio de un varón ejemplar que sirvió con desinterés y perseverancia a la Nación.