James Gillray

Miembro de una familia que pertenecía a la Hermandad de los Moravitas, comunidad seglar que se caracterizó por su concepción austera de la existencia, este hecho tuvo una influencia decisiva en su particular visión de la sociedad europea. Sus primeros trabajos gráficos fueron como grabador para la Royal Academy, trabajo que pronto abandonó para cultivar su fértil producción propia. Convivió con Hannah Humphrey, con la que se le atribuye una relación no sólo profesional. Humphrey, varios años mayor que Gillray, fue propietaria de un taller de grabado en el que el caricaturista desarrolló la mayor parte de su obra y en cuyo piso superior residió hasta su fallecimiento. En paralelo con el carácter ácido que reviste su obra, su vida estuvo presidida por la depresión y su alcoholismo, de tal manera que a partir de 1807 fue progresivamente abandonando el dibujo por problemas de vista, hasta su fallecimiento. Algunos autores coinciden en destacar que éste se produjo probablemente por suicidio.

La obra de James Gillray se compone de aproximadamente 1.500 grabados de los cuales 200 de ellos se pueden contemplar en la Graphic Arts Collection, por donación de Dickinson Brown. Sus grabados se caracterizan por su gusto por lo grotesco, figuras deformadas que abigarran sus composiciones y que, con un profundo sentido narrativo, analizan la sociedad europea en todos sus aspectos, tanto sociales como políticos y religiosos. Contemporáneo de la Revolución y del período napoleónico en Francia, y del reinado de Jorge III en el Reino Unido, Gillray manifestó su desencanto con los convulsos cambios de la sociedad de su tiempo utilizando para ello sus recursos narrativos y sus representaciones llenas de ingenio y provocación. Simpatizó al principio con los ideales que proclamó la Revolución Francesa, para posteriormente convertirse en un furibundo detractor de ésta. De hecho, Gillray ilustró un volumen de Poesía Antijacobina (1800) y colaboró con publicaciones antirrevolucionarias. De igual modo, fue crítico con la política expansionista napoleónica y con ciertos aspectos de la política exterior del Reino Unido. Baste como ejemplo su grabado Los epicúreos tomando un tentempié (1805), en el que representa al emperador francés y al británico Pitt repartiéndose Europa como si se tratara de un pastel. Algunas de sus obras tuvieron gran difusión e influyeron en la creación del género caricaturístico, al que su obra y la del citado Rowlandson dotaron de madurez, tradición que fue continuada por George Cruikshank (1782-1878).

Entre sus más célebres grabados podemos destacar: Luis XVI abandona a su familia (1793), el ya citado El pudding en peligro o Los epicúreos tomando un tentempié (1805). También ejecutó retratos, preferentemente a la acuarela como el de William Pitt (1789), o su autorretrato fechado en 1800, que se conserva en la Galería Nacional de Retratos (Londres).

Jamesgillrayportrait.jpg

Texto extraído del sitio: mcnbiografias.com

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